Dias Oscuros
Enviado por juancesar9 • 31 de Mayo de 2013 • 2.325 Palabras (10 Páginas) • 558 Visitas
DIAS OSCUROS
Días Oscuros obra literaria escrita por Francisco Izquierdo publicada en 1996. El título por si mismo expresa un presente gótico donde no se encuentra la salida y cada paso es un peligro constante. Esta novela se escenifica en Iquitos y cuenta las penurias que pasa Martín Alana con el propósito de salvar de la muerte a Cecilia, su esposa. Dentro de la obra, el autor crea un ambiente humano y social que se representa a través de sus distintos personajes. El descaro y racismo en las monjas del hospital, el pensamiento fatalista de los médicos, etc.
Sin embargo, un personaje puntual es Doña Rosaura, mujer de avanzada edad, quien establece una comunicación simbólica con la naturaleza. Esta forma de percibir el mundo es estudiada en el presente ensayo, con el fin de entender al personaje y su relación con el entorno ambiental. Además, mostramos como esta forma de sentir la realidad y de actuar en ella no se pierde fácilmente, a pesar de estar de establecerse en una sociedad distinta.
Esta mujer nació en Saposoa un pueblo establecido en el interior del Huallaga. Llegó a Iquitos en busca de mejorar su economía y de dar un mejor futuro a su hija Angelina. A pesar, de llevar varios años en la ciudad, sigue creyendo que los animales tienen la capacidad de anunciar diversas cosas. Estos, como la Chicua, al cantar suavemente anuncian la lluvia, pero al reírse avisan que algo malo está por suceder. El aullar del perro es también sinónimo de penas y el canto agudo de los grillos es mal agüero. Además, esta mujer está segura que todas las enfermedades tienen madre. Como menciona el autor, en la selva peruana el pueblo cree que las enfermedades, los fenómenos atmosféricos, tienen madre- un ser misterioso: animal o con personificaciones humanas- que los origina; así como también cosas, árboles, lugares fuentes, etc., a los que, además, cuida o defiende. Por ejemplo, la madre de la gripe es una vieja lagañosa, narigona, muy abrigada; la madre de la disentería es una vieja pálida y flaca, que anda quejándose con dolor de barriga y la madre de la viruela, una vieja granujosa.
En este escenario Doña Rosaura no pierde rasgos culturales propios, a pesar de establecerse una relación discriminante y racista hacia ella, por parte de otros personajes de la obra. En un plano más real, ello será el motor que conduzca a un individuo tomar dos opciones esconderse culturalmente o asentar con mayor ahínco una identidad cultural. Para Xabier Albó, la primera es una estrategia común porque “no desaparecen físicamente por muerte o fuga sino que culturalmente no se reconocen con tales. Se
niegan sus orígenes rurales, acentos o hábitos de conducta, etc.”. La otra se desarrolla apelando a su propia riqueza y tradición cultural adaptada, lógicamente, a una nueva situación. Por ejemplo, en Chukiyawu (La Paz), ciudad que está manifestando un cambio, pero no solo uno de corta tradicional y radical; por el contrario, hay una mixtura de patrones culturales propio del mestizaje. Hay varios festivales con sabor aymara algunas de creación reciente, cuatro radios de transmisión solo en ayamra, instituciones de diversos aspectos culturales y políticas aymara. Es desde esta ciudad donde mejor puede vislumbrarse la posibilidad de construir una ciudad, sociedad y Estado a partir de un pluralismo cultural. (Albó: 339). Estas dos opciones están relacionadas con un principio cultural que está ligado a un comportamiento. Aunque, la presión urbana sea apabullante e intente eliminarlos, estos principios son tan fuertes que tarde o temprano llega a resurgir para seguir potenciando la propia cultura.
Principios denominados en un solo concepto como matriz cultural. César Zamalloa, antropólogo de la universidad Católica, explica la matriz como el motor de comportamiento y acción de los individuos en donde se conjugan tres elementos el bio-psicosocial, el tecnológico y el socio-histórico. Por un lado, estos elementos trabajan en la formación de un modo de vivir e influyen en el cambio de pensamiento. Por otro lado, nos identifica como miembros de una sociedad y a pesar de estar en nuevos contextos, diversos elementos de esta matriz se mantendrían vigentes.
En el libro “Los Caballos de Troya de los Invasores” escrita por Jürgen Golte y Norma Adams se expresa, claramente, la persistencia de concepciones culturales en entornos nuevos. En él se detalla que los migrantes de diversas partes del Perú, llegan a Lima y se adhieren a las necesidades de esta, pero en todo su accionar aún imperan rasgos culturales propios de sus pueblos y de sus experiencias acumuladas. Por ejemplo,
“[…] los migrantes de Quinches a partir de sus experiencias comunales como ganaderos-comerciantes, se convierten planificadamente en carniceros. Esta actividad requiere de una integración muy estrecha de la colonia quinchina en Lima con la economía comunal. […] Los huarosinos incursionan con éxito en el transporte urbano, después de una primera fase de inserción en el transporte interprovincial, especialmente transporte de material de las minas, actividad derivada de sus antecedentes comunales como arrieros entre los centros mineros y la costa […].Mientras que los huahuapuquianos no tenían ni los conocimientos previos de la ciudad […], no hablaban mayoritariamente el castellano, ni tenían tampoco mucha educación escolar. Su inserción empieza, por tanto, en uno de los sitios donde más fácilmente podía encontrar […] en una ladrillera […] su posterior desarrollo se debió a un recurso cognitivo desarrollado en la comunidad: su capacidad de organización, a nivel comunal y a nivel de parentesco, les permitió desenvolverse como grupo corporado[….]”
Los migrantes reflejan que su desarrollo urbano está relacionado con su experiencia previa, pero también lo está con sus elementos culturales originarios. Estos dos se cohesionan y provocan su inserción citadina con rasgos característicos que van a
diferenciar a cada pueblo. El migrante busca una forma de reproducción en el contexto urbano y se orienta en lo subsiguiente de acuerdo al nuevo grupo social en el cual trabaja o entre el cual vive (Golte y Adams: 80). Como se menciona, el individuo interactúa en un nuevo contexto, se adapta a él, pero son sus rasgos culturales los que van encaminar su accionar en el contexto. Entonces, podemos observar que existe en una persona una mentalidad fracturada (o una mentalidad híbrida), donde se interrelacionan estrechamente diversos patrones culturales. Doña Rosaura es un individuo culturalmente hibrido, su cosmovisión del mundo tiene dos frentes que se acomodan, y que le ofrecen respuestas concretas a sus acciones. Ella puede entablar relaciones y trabajar en una ciudad secular y occidental,
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