Diferencia entre el engaño de las plebeyas y de las mujeres nobles. Análisis de Tisbea a lo largo de toda la obra
Enviado por Adrian Turluianu • 22 de Abril de 2018 • Trabajo • 1.912 Palabras (8 Páginas) • 400 Visitas
El personaje de Tisbea, de El burlador de Sevilla, atribuida a Tirso de Molina, forma parte del conjunto de mujeres engañadas por Don Juan Tenorio. De esta forma, al ser todas las mujeres de diferentes condiciones sociales, Tisbea estará caracterizada por una serie de patrones diferentes a las de las demás. Así, analizaremos el personaje de Tisbea, tanto su personalidad –esbozada en su monólogo– como su función en la obra en general a través de tres puntos:
- Diferencia entre el engaño de las plebeyas y de las mujeres nobles:
La diferencia básica es su modus operandi:
- Nobles: Don Juan convierte a las nobles en sus amantes por suplantación de identidad, pasándose por el hombre del cual están enamoradas. Tanto Ana como la duquesa Isabel se entregan al amado antes del matrimonio. Por último, su pedida de la vuelta de la honra se realiza de forma anónima y piden de forma privada la reparación de su honor y de su casamiento.
- Plebeyas: Don Juan engaña a estas a través de falsas promesas de matrimonio. La soberbia es la causa de la caída en la trampa de Don Juan, Tisbea es soberbia contra el amor y Aminta tiene soberbia de aldeana rica. Por último, a diferencia de Isabela y Ana, la reparación de la honra es de forma pública. Se realiza ante don Alfonso de Castilla exigiendo la celebración de las bodas prometidas y el ruego de justicia real al final del acto tercero.
Lo último a destacar en este punto, aprovechando que comento a las demás mujeres de la obra, es que ambas plebeyas se distribuyen el ingrediente lírico. Tisbea posee un discurso y figura teatral que muestra una estilización culta mientras que lo cómico está expresado en Aminta, que, también estilizada, recurre con mayor intensidad al modelo rústico.
- Análisis de Tisbea a lo largo de toda la obra:
Tisbea aparece en la primera jornada, tras la llegada del burlador a las playas de Tarragona escapando de la ofensa a Isabela en Nápoles. Don Juan conquista rápidamente a la orgullosa pescadora, que se nos presenta a través de un monólogo de forma arrogante, burlándose del amor, riéndose de rechazar a todos los pescadores y de mantener intacto su honor. Este monólogo tiene dos funciones: la primera es la de facilitarle al público el traslado de lugar, de Nápoles a Tarragona; y de escena, ya que no existía el telón. La segunda función es presentar el carácter y la personalidad de Tisbea, algo fundamental de cara desarrollo de la trama.
El discurso de Tisbea tiene un conjunto de elementos que anuncian de forma irónica la fragilidad de su libertad y que previene el marco de la burla. El monólogo de Tisbea es un romance, y este es abierto con un motivo principal: el de su libertad amorosa, no la posesión simple de esta, sino como una gran cualidad de la que presume, frente al gran poder del amor, que afecta a las pescadoras –dadas a la pasión- y a los pescadores –pretendientes de Tisbea-, y también a los seres de la naturaleza circundante.
Esta gran firmeza pronto es sometida a juicio: las descripciones de pesca -la caña, el cebo y las redes- significan de forma irónica la captura de la propia Tisbea; arroja el cebo para el pobre pececillo, pero su pesca se resume en don Juan; y quien se definiría como pez necio que muerde el cebo y cae en las redes –en este caso amorosas- es Tisbea. No captura, sino que es capturada. También podría tomarse la descripción de la nave como algo igual de significativo con el emblema del pavo real, símbolo de la vanidad. Tisbea describe el hundimiento de la nave, jugando con el doble sentido de desvanecer, desaparecer, hundirse la que resultará ser, más tarde, un reflejo del hundimiento de su propio orgullo.
Tisbea reúne los tópicos de belleza y frialdad femeninos, incluso rechazando a un hermoso y enamorado Anfriso. Ejemplo de su frialdad:
A sus suspiros, sorda;
A sus ruegos, terrible;
A sus promesas; roca. V432-434
Tisbea alarde de su libertad, llamándose sola de amor exenta y señora del amor. La antítesis se refuerza con otros ejemplos: Octavio por ejemplo describe a la mujer como veleta y débil caña, metáforas que expresan su poca constancia y debilidad; cinco versos después, encontramos a Tisbea con una caña de pescar en la mano -símbolo metonímico- diciendo:
Quiero entregar la caña / al viento V.479
Su monólogo lírico, a veces criticado como inverosímil y pesado, tiene la función de describirnos a un personaje que se burla de sus pretendientes, algo completamente necesario para la justificación del castigo final, sufriendo ella misma la burla de Don Juan.
La bella pescadera acepta, bajo palabra de matrimonio, a don Juan y se entrega a él en su cabaña. Los motivos por los cuales Tisbea se deja cautivar por Tenorio no son ni la falta de pretendientes, ya que todos los pescadores la desean, ni la belleza del galán, pues Anfriso también lo es. La promesa de matrimonio es una justificación de la entrega hacia Don Juan más que la causa final, que es el casamiento, puesto que sabe bien que ese matrimonio morganático es imposible y que ella ya se había declarado antes de la promesa.
Tisbea se considera castigada por el dios Amor, tantas veces burlado por ella. Así Tisbea se convierte en la burladora burlada, siendo don Juan una herramienta de la venganza del dios Amor.
En la tercera jornada Tisbea es encontrada por Isabela en Tarragona, cuando la noble va de camino a Sevilla para casarse con Don Juan. Allí ambas se confiesan sus mutuas desaventuras, aunque Isabela esconde que ella es la prometida del burlador. Tisbea aparece como una herramienta de venganza de la duquesa.
Al final de la tercera jornada aparece Tisbea en palacio ante el rey, con el apoyo por parte de Isabela, reclamando justicia por el engaño por parte del burlador.
...