Diversidad Cultural
Enviado por chororosa • 9 de Septiembre de 2014 • 1.234 Palabras (5 Páginas) • 444 Visitas
La escuela y la diversidad
Hoy en día, vivimos en un escenario social complejo, en el cual, el modelo de globalización borra diferencias e instala cierta uniformidad y homogeneidad en los códigos de comunicación. La tecnología, es uno de los factores definitorios para ello, ya que pone en escena simultáneamente lugares y tiempos diferentes, creando así la ilusión- realidad de un presente continuo.
El impacto de las nuevas tecnologías, plantea la necesidad de nuevas conceptualizaciones. Con este impacto los conceptos de espacio y tiempo se han modificado como una de las consecuencias de la velocidad y la simultaneidad con la que circula la información. Con esto la diversidad adquiere múltiples manifestaciones.
En la actualidad existen tantos contactos entre cultura y lenguaje que se torna más necesario que nunca confrontar estos diversos sistemas de comunicación. Este presente se caracteriza por situaciones “altamente tecnificadas” que ponen en interacción de modo espacial y temporal a personas de diferentes razas, clase, religión, etc. De este modo se posibilita el contacto a través de una pantalla, pero sin embargo, no se garantiza el real dialogo entendido como intercambio humano respetuoso y desprejuiciado.
El respeto y la atención a la diversidad son los dos pilares sobre los cuales se asienta el modelo de educación que se intenta como respuesta para la constitución de una sociedad con vocación de avanzar hacia el pluralismo democrático.
Pero lo que realmente está en peligro hoy en día, es la recurrencia al origen como condicionamiento inexorable de la forma de pensar, es decir, que cada persona puede comprender solo a los de su misma clase, sexo, color, religión, etc. Y que por lo tanto debe haber una educación diferente para cada uno de estos grupos que los “respete”, es decir, que cada circunstancia planteada por cada grupo sea un juicio intelectualmente libre. Nietzsche creyó que el hombre libre era aquel que pensaba de otro modo del que podría esperarse en razón de su origen, medio, estado y función, pero los colectivizadores del pensamiento idéntico no les consideraban libre sino “traidores” a su grupo de pertenencia.
Es aquí donde surge otra tarea, para la educación universalizadora: “enseñar a traicionar” de manera racional en nombre de nuestra única verdadera pertenencia esencial, la humana. Por otro lado es cierto que entre los propios valores y los valores de los demás que puedan resultar inaceptables, se genera una tensión. Esta caracteriza a la tolerancia y la hace ardua, como una incómoda virtud. La intolerancia es el rechazo del otro por lo que hace, piensa y sobre todo por lo que el otro es.
Negar la diferencia es no reconocer la diversidad con la pretensión de imponer la uniformidad, es negar la autonomía, es poner en tela de juicio la realidad y socavar el edificio de la certeza. La intolerancia, significa rechazar la duda que enriquece el deseo de descubrimiento.
Las diferencias raciales, existen y no pueden dejar de ser consideradas sino en el marco de la democracia. Tedesco dice al respecto: “El fin de la democracia, la democracia virtual o, más prudentemente, la pregunta acerca de que es la democracia o cual será la formula política a través de la cual se expresara esta nueva realidad social y económica está hoy en el primer plano de la agenda de discusiones sobre las formas de participación ciudadana del futuro.”
Hoy más que nunca, la diversidad de la población docente y de los alumnos, que sobreviene como consecuencia de la masificación de la enseñanza, nos pone en contacto con una gran heterogeneidad.
La heterogeneidad, es un rasgo inherente y constitutivo de todo grupo humano. La misma conjuntamente con la posibilidad de enriquecerse a través de la diferencia, son los dos pilares sobre los que tendrían que asentarse la concepción de la educación en
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