Diálogo Popol Vuh
Enviado por avila_henry • 16 de Marzo de 2014 • 4.979 Palabras (20 Páginas) • 480 Visitas
LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS
"POPOL VUH" (o "Libro del Indígena Quiché")
PREÁMBULO
Este es el principio de la antiguas historias de este lugar llamado
Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas historias, el
principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las
tribus de la nación quiché.
Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo
que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom, que
se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu,
Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así
llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración conjuntas de
la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané,
amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así
llamados en las historias quichés, cuando contaban todo lo que
hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.
Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo
sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh, así llamado, donde se
veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de nuestra
oscuridad, y se veía claramente la vida.
Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta
al investigador y al pensador. Grande era la descripción y el relato de
cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue formado y
repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se
trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los
cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el Creador y
el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da
la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela
por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el
que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en
los lagos y en el mar.
Notas de Henrry Williams y colaboración on-line Adrián Recinos:
Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador
Alom, la diosa madre, la que concibe los hijos, de al, hijo, alán, dar a
luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol, hijo del
padre, qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son el
Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere
Las Casas, y que estaban en el cielo.
Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del
amanecer; vuch es el momento que precede al amanecer. Hunahpú-
Vuch, es la divinidad en potencia femenina, según Seler. Hunahpú-
Utiú, un cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la
noche, en potencia masculina;
Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí, encanecido
por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran cerdo montés, o
jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero invocado
en el capítulo siguiente;
Tepeu, el rey o soberano, del náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina
traduce por conquistador o vencedor en batalla; ah tepeual entre los
mayas , quienes lo tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz,
serpiente cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk, plumas
verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la versión
quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl, el rey tolteca,
conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo
Imperio Maya. El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés
se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través
del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien
en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl;
U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux Paló, el corazón
o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad la llamaban también
el Corazón del Cielo, u Qux Cah;
Ah Raxá Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel, el
Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el
cielo.
El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones.
Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador;
etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú
en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros
que van a la caza, según el Diccionario de Motul. Es evidente, sin
embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que
esta etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los
tiempos primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de
la caza y de los frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de
la agricultura. Hunahpú sería, en consecuencia, el cazador universal,
que proveía al hombre de su sustento; hun tiene también en maya la
acepción de general y universal. Pero posiblemente los quichés que
descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el
nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, "el único
dios", que servían para designar al dios principal del panteón maya, que
no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de
un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para
representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la
de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura
pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo
día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos,
equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol,
símbolo del dios sol o Tonatiuh.
Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es vieja),
equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios
que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y
compusieron la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.
Primera Parte
Capítulo Primero
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en
silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer
...