EL RETORNO DE UNA VIDA Roberto Reynoso Dávila (1921-2017)
Enviado por AEscalanteA • 11 de Marzo de 2019 • Síntesis • 3.109 Palabras (13 Páginas) • 211 Visitas
EL RETORNO DE UNA VIDA
Roberto Reynoso Dávila (1921-2017)
En éste libro el autor nos versa más que su propia vida, su percepción de la vida en general. En los primeros capítulos nos habla del origen de la “maldad humana”, teniendo su falla de origen en las herencias ancestrales negativas, que impactan durante el trayecto de la vida derivado de la desorganización social.
Reynoso nos plantea que una de las cosas que distingue a los humanos de los animales es la capacidad de educar nuestros impulsos. Razonar antes de actuar y no dejarnos llevar por los impulsos al mal. De este mismo modo nos cita versos de varios autores, en referente a la libertad de los humanos, el libre albedrío, la idea errónea que tenemos de la libertad como excusa a las malas acciones realizadas.
Concebimos al hombre como un ser dotado de un alma racional y libre, que puede dirigir sus determinaciones, o caemos en la lógica del fatalismo ciego resistente a toda lucha. Reynoso creía firmemente en la libertad del obrar humano; es decir, la vida es una sola y no la tenemos hecha por un destino predeterminado. El hombre tiene indiscutiblemente la tarea de hacer su vida, elegir minuto a minuto el camino y motivo de su existencia. Partiendo de ahí tenemos que cada momento de nuestra vida ofrece un nuevo conocimiento y un panorama más amplio sobre cada circunstancia, sea buena o mala. Cada instante de la vida es una decisión.
Los cambios sociales, generación tras generación, sean pacíficos o violentos, por lo general son obra de jóvenes, ya que una característica de los mismos es su inconformidad con las cosas, con lo establecido y estipulado; aunque muchas veces los movimientos agresivos violentos (malas enseñanzas), provienen de una persona mayor. Los adultos generalmente ya se encuentran adaptados a lo establecido y por ende tienen intereses creados y por las mismas ideas que vienen arrastrando le temen a modificar sus planes.
En continuidad con lo anterior, también el autor nos argumenta que todos los seres humanos nos fijamos metas a alcanzar en un futuro ya sea de corto o largo plazo, pero metas a fin de cuentas y siempre mirando hacia el mañana, por otro lado, tenemos siempre presentes algunas limitantes u obstáculos, derivados de distintos factores como la organización, desorganización, y otros derivados de la naturaleza misma.
Una cosa que tenemos que tener muy en claro siempre, según Reynoso Dávila, es mantener nuestros principios y valores bien fijados, tener una auto estimación positiva la cual define una autovaloración permanente de nuestras aptitudes y como resultado tendremos el desarrollo de nuestra personalidad de una forma más plena así como una percepción más satisfactoria de la vida, permitiéndonos afrontar con mayor capacidad las dificultades personales, tal cual lo cita a continuación:
“el optimismo es una actitud permanente de recomenzar, de volver al análisis y al estudio de las situaciones para comprender mejor la naturaleza de las fallas, errores y contratiempos, solo así estaremos en condiciones de superarnos y de lograr nuestras metas.”
Se denota mucho hincapié en que no debemos copiar la vida de los demás o vivir en función de otros. Nuestros pasos no deben ser por indicación de otros, sino por nuestras propias decisiones y convicciones aunque siempre escuchemos opiniones ajenas. Es preferible mil veces fracasar con una idea propia que triunfar con una idea ajena.
Otro capítulo nos habla de la adquisición de la experiencia; sin embargo, como se ha venido mencionando en lo anteriormente redactado, todo en esta vida genera una experiencia, a mi humilde punto de vista, sea buena o mala nuestra vivencia, genera experiencia. Inclusive como nos menciona el autor, aprendemos más de un error y de un fracaso que de un puñado de éxitos, lo cual no debe servir de disculpa cada vez que nos equivocamos, pero los fracasos nos sirven de experiencia moldeable ante los golpes de la vida, para no seguir cometiendo los mismos errores. La experiencia es el aprendizaje de la vida, es una fuente invaluable para tomar decisiones, ponderando posibilidades y riesgos; con ella y con los años adquirimos madurez y prudencia.
En el libro se exponen unos capítulos donde el autor habla de su vida personal. Nació en Guadalajara, Jalisco, el 11 de enero de 1921. Inició la educación primaria en esa ciudad, en donde su padre laboraba como mecánico en una compañía de transportes eléctricos, y la concluyó en la Escuela Nicolás Bravo de la Ciudad de México. Cuando cursaba el sexto año se acentuó en él el amor por el conocimiento y comenzó a estudiar con gran entusiasmo, actitud que no declinaría a lo largo de toda su vida. En aquel tiempo le atraían especialmente las ciencias biológicas, físicas y matemáticas. Relata que en esa etapa leía textos de ciencias sociales, de filosofía, de literatura... “Tenía rachas, a veces empezaba tomando libros de psicología y los leía de cabo a rabo. La filosofía me apasionaba”. Confiesa que en el caso de no haber estudiado la carrera de Derecho, y si hubiera tenido amplitud de recursos, se hubiera dedicado a la Filosofía.
Previo a narrar su vida íntima, afectuosa y amorosa, nos expone su punto de vista sobre la vida amorosa del ser humano, partiendo de que la naturaleza humana está llena de tendencias tanto negativas como positivas, tenemos que la perfección moral del hombre se logra únicamente enfocando nuestros comportamientos erradicando los odios y las bajas pasiones y promoviendo a la humanidad en el amor mutuo.
Comenta que el amor es considerado una fuerza espiritual, y nos cita al autor Ricardo Royo Villanova: “El amor es lo más grande que existe en el mundo, y sólo él puede dominar el odio, y triunfar sobre la fuerza física, e implantar la Justicia”.
Hoy por hoy vivimos en un mundo materializado; todo se mueve en función al interés, de la ventaja, de la conveniencia, de la utilidad, de la especulación, del predominio de los convencionalismos sociales por encima de los altos valores espirituales y afectivos. Lo que menos importa es el amor al prójimo, vaya.
Tomando en cuenta lo anterior, el autor nos plantea su punto de vista: “El hombre tiene dos vías para resolver sus problemas vitales, la vía intelectual y la afectiva; la primera se rige por el cerebro, la segunda se rige por el corazón.”
“Bien dicen que de médico, poeta y loco, todos tenemos un poco”
Dicho que cita Roberto Reynoso, después de resumirnos su vida amorosa a los 18 años, cuando conoció a su primer amor, a quien le dedicó poemas, quien fue su fuente de energía a pesar de la diferencia de edad. Dicha relación efímera terminó siendo destruida por cuestiones familiares. Es aquí donde el autor nos explica cómo es que la intervención de terceros siempre acaba con la relación afectiva que tenemos.
Cursó la educación media en la Escuela Secundaria No. 1 y el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su principal pasatiempo era la lectura: “Leía mucho, era un ratón de biblioteca; desde la secundaria mi vida se desarrollaba en las bibliotecas”. Aquí, en la parte donde nos narra su vida como estudiante de preparatoria, nos cuenta su experiencia y perspectiva de varios de sus maestros, así como de algunos de sus compañeros mas alegados, que de algún modo u otro dejaron huella en su vida y del mismo modo nos explica cómo fue que su inclinación y descubrimiento por la pasión de la abogacía se fue dando, razón por la que se inscribió en el bachillerato de ciencias sociales. Del mismo modo versa algunas experiencias en algunas de sus clases, así como cosas que le hubiesen gustado aprender más nunca lo logro, como bailar y nadar, “si nado, me ahogo. Si bailo, hago el ridículo” dice el autor.
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