EL VACIO ETICO EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA

EL VACIO ETICO EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA

El profesor Geraldo Remolina sucumbe en algunos perspectivas o a descripciones de nuestro comportamientos individual o social, con respecto al vació ético existente.

Él quiere dejar una reflexión que toque la realidad concreta.

1. EL VACIÓ ÉTICO: UNA CONSTATACIÓN

Cada vez aparece más recurrente en el discurso ciudadano en la conciencia de los hombres de buena voluntad, la constatación de un vació ético en la conducta individual y social de nuestra gentes, e imposibilita consecuentemente la realización de nuestra legítimas aspiraciones sociales. Es preciso tomar conciencia de que, suprimido un valor dentro de un determinado sistema ético, este desequilibra, si no es sustituido o reemplazado por otro valor.

En efecto, la situación del país hace evidente el peligro de una sociedad que se desintegra a pasos agigantados, y que a pesar de todos los esfuerzos hechos acertados unos, equivocados otros, no logran encontrar ni el método, ni los contenidos.

Todos vamos cobrando conciencia, de que no es a través de la fuerza impositiva de un poder de derecha, izquierda, o de centro; ni a través de una fuerza represiva; como lograremos establecer un nuevo orden y salir avante en la constitución de una sociedad auténticamente humana. POR QUE LA FUERZA FISICA NO ES.

Es necesaria una fuerza moral que brote y se fundamente en las raíces mismas de la persona humana, en lo específico de su mismo ser y que, a través de su racionalidad, aglutine, oriente y ligue a los ciudadanos de manera insoslayable en un propósito común. Conformación de una convivencia ciudadana en la que prime el respeto a la vida y a los derechos primarios de la persona humana, su libertada, y sus aspiraciones a una vida digna, en la que la salud, la vivienda, la educación, el trabajo y la cultura, así como la capacidad de relación y asociación, encuentren la garantía y el respeto de todos.

En otras palabras cada vez se hace más clara la necesidad de una nueva ETICA: nueva porque inexistente en la conciencia en las costumbres de nuestra sociedad. Ha de buscar o reencontrar, desde la racionalidad humana, por la fundamentación y revitalización de los vínculos para un bien común. (Remolina, págs. 16-18)

2. EL VACIÓ ÉTICO: UNA DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA

La nueva ética ha de dar respuesta a los múltiples efectos del vació ético que hoy nos asfixia: la falta de aprecio y respeto por la vida humana, la cual es suprimida y negociada por el sicariato, el terrorismo y el secuestro; por la desigualdad de oportunidades, la marginación, y la explotación laboral. La ausencia de tolerancia ideológica, social y política. Que persiguen intereses distintos de los propios. L a carencia de principios éticos explícitos.

Los graves vacíos en la administración de la justicia a causa de la venalidad de los jueces o de su temor a desaparecer (ajusticiados), por la irracionalidad de la fuerza bruta. La indolencia, inadvertencia e inoperancia inveterada de los sectores políticos y administrativos frente a las necesidades sociales de sus conciudadanos, en los sectores marginados de nuestros campos y ciudades. El desenfreno de la avaricia de dinero que no se detiene, practica desde el peculado hasta el fraude y el soborno. La inescrupulosidad en el aprovechamiento abusivo de los dineros públicos. La falta de sentido de la responsabilidad en el cumplimiento de los deberes más sagrados, como la paternidad responsable, hasta la participación ciudadana en las urnas. La deshonestidad electoral con la venta de votos y los demás vicios que han corrompido nuestro régimen democrático, como el tráfico de influencias. La tendencia hacia un absolutismo de los medios de comunicación social, algunos de los cuales no respetan la intimidad. L exaltación de principios engañosos que sirven de sustento a posiciones como la (seguridad nacional). El desmoramiento progresivo de instituciones básicas del tejido social, como la familia humana. (Remolina, págs. 18-21)

3. EL VACIÓ ÉTICO: UN INTENTO DE PROFUNDIZACIÓN

La anterior descripción fenomenológica del vació ético, en la que mezclaban causas y efectos, no es más que una invitación a profundizar, más allá del fenómeno, en los hechos que se hallan detrás de ese vacío.

En nuestra patria dicho vacío en su globalidad ha sido causado por el rechazo o por el olvido de una ética, y más exactamente de una moral, que tradicionalmente se había identificado con la religión católica. Esta moral impregno, casi exclusiva durante muchas décadas. Por otro lado, se ha dado con frecuencia una confusión entre religión y ética. La fe conlleva y exige comportamientos y conductas no solo individuales sino también sociales. A esa ambigüedad han contribuido también en las tres últimas décadas algunas instituciones educativas, colegios, y universidades católicas, las cuales, ante la dificultad de afrontar directamente

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