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“EL VALOR DE EDUCAR” FERNANDO SAVATER


Enviado por   •  30 de Diciembre de 2017  •  Ensayo  •  3.100 Palabras (13 Páginas)  •  2.715 Visitas

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“EL VALOR DE EDUCAR”  

FERNANDO SAVATER

1.- El aprendizaje humano.

En este capítulo nos habla que para que podamos alcanzar el deseo es necesario que aprendamos a tomar decisiones, nosotros como humanos tenemos algo nato que es la capacidad de ser humano. A dicha capacidad tenemos que irle aumentando acciones voluntarias.

Tenemos que ir adquiriendo nuevos conocimientos conforme va trascurriendo el tiempo, y con el paso de los años irlos transmitiendo de generación en generación, como sociedad vamos progresando.

Nos habla de dos gestaciones, una biológica y la otra con la sociedad, siendo los padres los primeros encargados en enseñar a sus hijos los comportamientos adecuados, y los niños van aprendiendo con el ejemplo respecto a estos comportamientos, este aprendizaje que se da en la familia es uno de los aprendizajes primarios que se vive en sociedad. Los que principalmente van educando a la sociedad son los más grandes, por eso se dice que los mejores educados son los grupos mayores que enseñan a jóvenes y no por la edad, si no por los conocimientos que adquirieron durante la vida.

Géza Roheim, menciona que la naturaleza humana está destinada a ser condicionada; para acomodarse a los requerimientos del grupo social. Por ello, algunos han mencionado que el mayor maestro de las personas no es el mundo, ni la cultura, sino el contacto con otros seres humanos. Es por eso que se dice que los seres humanos son “semejantes” mas no iguales, pues la vinculación unos a otros los prepara para asemejarse.

Este contacto con otros prepara al nuevo miembro a entender significados, estos brindan las bases para poder interpretar la información que recibimos del medio y, básicamente, nos entrena para poder interactuar en un grupo social. Kant, en sus “Reflexiones sobre la educación” recalca que la educación nos viene siempre de otros seres humanos, dado que su principal asignatura siempre será enseñar a otros hombres en qué consiste ser hombre. Por eso, el primer objetivo de la educación siempre será hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes.

2.- Los contenidos de la enseñanza.

la genética prepara a las personas para llegar a ser humanos, pero sólo la educación y la convivencia con la sociedad nos asegura conseguirlo. Cada persona debe aprender, dos cuestiones básicas: una que no somos únicos y la otra que no somos los iniciadores de nuestra ascendencia. Todo lo que las personas aprenden de estas dos cuestiones y otros elementos es a través de la enseñanza colectiva. De ahí también el concepto de que todos nosotros, como comunidad seamos en alguna parte de nuestra vida maestros de otros, ya que vamos transmitiendo lo aprendido empezando por la familia y después con la gente que vamos conviviendo. Es por eso que los grupos más experimentados son los que enseñan a los jóvenes, aún en nuestras sociedades avanzadas, sobre todo por medio del lenguaje. Esto, a pesar de que a medida que la sociedad avanza, los conocimientos se vuelven más abstractos y especializados.

La educación en todo este proceso, viene a ser un proceso un tanto restringido; siendo por ello importante establecer los objetivos de la misma. Y también, es importante hacer la distinción entre educación e instrucción. En esto, es importante anotar la opinión de los griegos, de que la educación miraba al cultivo del alma y del espíritu, siendo considerada de más alto rango que la instrucción.

En nuestro tiempo la balanza se ha inclinado hacia la instrucción, dado que ésta se orienta hacia los conocimientos técnicos y especializados, tan necesarios para el mundo laboral. De ahí que ahora las sociedades tiendan a dejar la enseñanza institucional del lado práctico, dejando a la familia la formación de los jóvenes en las habilidades sociales. La realidad es que al final una persona no puede diferenciar entre educación e instrucción, dado que ambos aspectos son necesarios.

En nuestra época, la distinción anterior ya no se hace, siendo el término educación o enseñanza la que encierra ambos significados; aunque, por el lado de lo institucional de capacidades cerradas, diferentes de las abiertas. Las primeras hacen referencia a elementos básicos como vestirse, lavarse, todo lo que vamos aprendiendo desde pequeños en casa, que se van volviendo hábitos. Las segundas tienen como característica que pueden irse aprendiendo durante toda la vida y nunca se logra de forma perfecta, son todos aquellos conocimientos y habilidades que tenemos que ir desarrollando que son interminables de aprender, porque siempre hay algo nuevo. Las habilidades cerradas se practican sin conciencia de que las poseemos; las abiertas sí implican conciencia. Comparando las habilidades cerradas y abiertas con educación e instrucción, podría decirse que las primeras guardan relación, al igual que las segundas entre sí.

La exigencia actual de nuestras sociedades es hacia los dos tipos de formación, o educación, sobre todo en el ámbito laboral. El reto que en realidad enfrenta la educación ahora no es esto en sí, sino la formación de la personalidad; formar no sólo el núcleo cognitivo sino también la forma de ser uno mismo. Ahora bien, muchos hablan de un currículum oculto en la educación institucionalizada, en donde se favorecen, por ejemplo, alguna religión, género o riqueza. Si fuera así, esto no debiera ser, sino la educación debe favorecer el reconocimiento de lo humano, por los humanos, ya que esto permite la maduración, a la vez que se promueven modelos de excelencia en la autoestima. La escuela, como institución no puede renunciar a este aspecto, dado que si así fuera los jóvenes usarán cualquier modelo, aún no adecuado, para formar una personalidad.

3.- El eclipse de la familia.

Es un hecho que los niños pasan más tiempo fuera de la escuela que dentro. La familia viene a ser un núcleo importante en la socialización. Aquí el aprendizaje es diferente, ya que mucho del contenido se aprende en un ambiente de afectividad y se promueve por medio del contagio que por lecciones sistematizadas. Por ello, se dice que el aprendizaje familiar usa un modo muy efectivo de coerción, a saber, la amenaza de perder el cariño de los seres más importantes para nosotros. Citando a Goethe, se dice que da más fuerza saberse amado que saberse fuerte. Uno de los modos que utiliza la familia para la educación es el ejemplo. Por ello, lo que se aprende en la familia es bastante fuerte y da como resultado los principios morales estimables. Sin embargo, ahora pareciera que la familia está dejando esta tarea a la escuela. Parte de la explicación es que ahora en los hogares hay menos mujeres y ancianos que se encarguen de los niños, cuando antes era la costumbre. También se encuentra otra explicación en que estamos ante una cultura de lo joven, un fanatismo por lo juvenil, en donde ser viejo o parecerlo es casi una obscenidad. Por ello, aquellos que ya entran en la clasificación se apuran a rechazarla y a veces, esto resulta en un rechazo de conductas maduras, necesarias para la educación adecuada en los jóvenes, al menos en la familia. Este aspecto es indispensable para que una familia funcione bien educativamente; pero pareciera que los padres no quieren asumir esta tarea y la delegan al Estado, al igual que la guardianía de sus hijos. Tal pareciera que la familia se niega a asumir autoridad sobre los más jóvenes, cuando en realidad es una de sus tareas, incluyendo el hecho de enseñarles a ser adultos, no seguir siendo niños. Asimismo, la educación tiene la aspiración de que el individuo llegue a respetar con interés vital lo que aprendió de por coerción, o por temor. Llegar a este punto significa aprender a liberarse.

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