El Alma De La Toga
Enviado por Noheli.Ortiz • 28 de Junio de 2012 • 2.740 Palabras (11 Páginas) • 560 Visitas
El alma de la toga
Introducción
En el presente ensayo se hablara básicamente de la moral, lo que conlleva a ser un gran abogado; lo cual nos servirá como modelo, para en un futuro llegar a ser un abogado de excelencia que sepa desde la forma de actuar mover, hasta la forma de desenvolverse.
De igual manera este libro será útil para auto calificarse, de tal forma que seamos capaces de formar nuestro propio criterio sobre la persona humana y el profesional que se deseemos ser, así mismo, desde un aspecto exterior aprenderemos a no etiquetarnos como alguien que solo sigue, si no, ser alguien que reinventa.
Desarrollo
El abogado es a quien le corresponde exclusivamente la denominación de licenciado en Derecho, es el que ejerce profesionalmente la dirección y defensa de las partes; asesoramiento y consejo jurídico. Es la persona legalmente autorizada para que en un juicio pueda presentarse por palabras o por escritos los derechos que desea defender en su caso o bien los que el cliente desea que se le defiendan.
Imaginemos, si alguna vez quedaras inválido sin capacidad de hacer algo tan básico como caminar ¿Cuál sería tu reacción? Desearías morirte porque ya no eres el mismo ó sacarías fuerzas para continuar con tu vida, en una nueva etapa.
Si tu decisión es no deseas vivir, no significa que no tienes esa "fuerza interior" que necesitas; más bien, es que no estás dispuesto a buscarla, porque es "doloroso" usarla. Obvio, en el momento de la tragedia sólo pensarás que ya se te acabó el mundo, pero sólo es cuestión de tiempo para que vayas aprendiendo que se puede avanzar aún en esta situación difícil.
Ahora bien, la sensación de justicia es algo que viene del interior de uno, siempre que una persona tiene esa sensación puede contagiar a los demás asumiendo responsabilidades, sabiendo que lo correcto es lo que está haciendo.
Ser abogado no es saber el Derecho sino conocer la vida. El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, porque hombre precavido vale por dos sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado cascaron con forma de abogado pero por dentro no será nadie.
Según nos dice el autor, se supone que cuando un abogado acepta un caso, es porque está defendiendo una causa justa y éste deberá hacer todo lo moralmente y todo lo que dentro de lo justo cabe, para defenderlo. Y aquí es donde entra otra cosa importante Abogado que desista al qué dirán, debe tener manchada su hoja de servicios con la nota de cobardía pues para lo que muchos sea correcto, puede que para otros no lo sea; y si nos dejamos llevar por lo que dicen los demás jamás llegaremos a ser quienes en un principio soñamos.
Pero algo que es realmente importante y sencillo para el abogado es el secreto profesional, solo podemos obtenerlo de los más grandes sabios, los que ya vivieron en su momento, lo que en este momento comenzamos a realizar como abogados.
En ocasiones se puede ver afectado por la chicana, puesto que puede parecer una de las mejores opciones pues más vale un mal arreglo que un caso perdido.
Por ejemplo, puede que nosotros estemos totalmente seguros que nuestro cliente es inocente que las pruebas y argumentos presentados son falsos, y que la prueba primordial para ganar el caso nos esté llegando por decir el jueves al mediodía, pero la última sesión del juicio es el miércoles en la tarde. Es aquí donde queda totalmente a discreción del abogado si hace una chicanearía por una buena causa o se rige por lo ya estipulado previamente por la ley, con posibilidades de perder el caso.
Es totalmente acertado que la abogacía es una constante lucha de pasiones, pero está en nosotros no dejarnos caer o tomar el camino fácil a ellos. Esto no quiere decir que debamos ser totalmente fríos sino que no podemos inclinarnos por involucrarnos mucho o no involucrarnos en lo absoluto; muchas personas esperan conectarse en algún momento con su abogado, es decir, que este pueda sentir un poco de su sufrimiento, pero el abogado debe detenerse a analizar la situación, preocuparse por su cliente sin pasar ese límite en el que todo se vuelve personal, ampararse y hacer buen uso de lo que dicta la ley.
El aspecto psíquico del abogado, puede llegar a ser de gran utilidad, puesto que ayuda a conectarse con el cliente, dejando de lado nuestros intereses y nuestro bienestar, logrando de esta forma ponernos en los zapatos del cliente. No es cuestión de olvidarse quiénes somos, sino el renunciar a ciertas cosas que podrían interrumpir nuestro trabajo y utilizar nuestras facultades como buenos abogados.
Y para llegar a ser buenos abogados es necesario tener independencia, ya que la abogacía se ejerce con libertad, pero este a su vez puede ser influenciado por lo que un asesor o algún allegado le sugieran. Y es que cuando el autor menciona que es difícil resistirse al llanto de una mujer, o la involucración de un miembro de la familia. Por lo cual debemos recordar que, cuando defendemos a alguien más ya no somos solo nosotros, en nuestro mundo ego centrista, sino que está en nosotros velar por los mejores intereses de nuestro cliente; claro está sin que esto vaya a opacar nuestra moral y nuestro sentido de la justicia.
La profesión de la abogacía es simplemente maravillosa, y no lo digo porque esté estudiando para ser abogada, puesto que en realidad lo hago porque me parece que es indispensable saber un poco sobre todo y es eso lo que hace esta profesión. Realmente está en cada abogado decidir qué clase de aboga quiere ser; éste es un trabajo que necesita de mucha dedicación y esfuerzo, pero más que todo necesita ser amado. Por lo cual puedo decir que esta profesión o se ejerce apasionadamente o no se ejerce.
La palabra es un don, que muchos aun no hemos aprendido a utilizar; al mismo tiempo puede ser un arma, ya que si no la utilizamos correctamente tanto otras personas como nosotros podemos salir heridos. Es cuestión de darle el uso, refiriendo a lo que el autor expresa, da a entender, que sobre todo debemos utilizarla correctamente para la comodidad del juez. Puesto que nos dice que debemos ser breves, para que no se aburra porque ya ha escuchado tantos argumentos a lo largo de subida que si es corto hay más posibilidades que falle a favor; que hay que ser claros para que hasta el portero nos entienda, además de que el juez esta fatigado y no quiere oír tantos adornos en las historias; lo cual me parece que no era necesario decir que es para facilitarle la vida al juez, aunque así sea.
Entonces, me agrada el hecho que ahora si se hace la aclaración de que no hay que caer en adular al juez,
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