El Aparato Disciplinario Y La Rebelión Del Individuo Ante éste

Los aparatos disciplinarios pueden reprimir y manipular el cuerpo, sin embargo, existe espacio para la rebelión de los individuos ante el control y mecanismos de control del aparato sobre ellos. Michel Foucault, en su ensayo “Vigilar y castigar” en el capítulo “Los cuerpos dóciles”, establece que los aparatos disciplinarios deben agilizar el manejo de los individuos dentro del espacio, evitando las distribuciones indecisas y conociendo y controlando aquel espacio y la movilización de los cuerpos (los individuos) dentro de él. ¿Qué se entiende de esto? Que el cuerpo y su movilización (comportamiento) son controlables. Paralelamente, en la película “La sociedad de los poetas muertos”, dirigida por Peter Weir, claramente Welton, como institución, se impone totalmente como un aparato disciplinario, el cual controla y reprime a los estudiantes de la misma manera en que estos aparatos, según Foucault, actúan para generar y establecer la disciplina.

Dentro de las instalaciones de Welton los estudiantes son controlados en cuanto a movilización, ritmo y distribución (espacio y tiempo). Por ejemplo, los alumnos, estrictamente, deben desplazarse y distribuirse en espacios preestablecidos y específicos según actividad u hora del día (a determinada hora deben ir a los dormitorios, al comedor a almorzar o al salón principal a misa; igualmente, según la clase deben dirigirse a los respectivos salones atravesando a su vez corredores específicos). De esta manera los cuerpos son controlados y su actividad mecanizada.

La clase del profesor Keating representa un cambio dentro del aparato disciplinario (Welton) y sus mecanismos de control. Así mismo determina un cambio en el entendimiento de la relación (impuesta por el sistema) entre el individuo y el espacio en el cual éste se desenvuelve. Lo que busca este personaje es formar libres pensadores, los cuales no piensen según los modelos de comportamiento preestablecidos, sino según ellos mismos y sus propias creencias y convicciones. Keating ataca la apropiación del espacio y del tiempo por parte del aparato e intenta que los alumnos sean quienes se apropien de su propio espacio y tiempo.

Cuando Keating lleva a los estudiantes al patio a que simplemente caminen, ellos lo hacen prácticamente igual unos a otros, pues están acostumbrados a actuar, y en cierto grado a pensar como el aparato disciplinario quiere. El profesor les dice: “encuentren su propio ritmo”. ¿En qué se traduce esto? Piensen por ustedes mismos; aprópiense de sus cuerpos, del espacio y del tiempo; libérense de los mecanismos disciplinarios que el sistema ha impuesto sobre ustedes.

El control de los aparatos disciplinarios lleva a la utilización, represión y distribución del cuerpo de los individuos en cuanto a espacio y tiempo. Hay, aún así, lugar para la oposición del hombre (en cuanto comienza a pensar por sí mismo) ante el aparato

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