‘El Extraño Caso Del Dr. Jekyll Y Mr. Hyde
Enviado por tatta01 • 25 de Noviembre de 2014 • 1.188 Palabras (5 Páginas) • 300 Visitas
“Aun siendo hombre de dos caras, no era yo, sin embargo, un hipócrita; mis dos aspectos eran verdaderamente sinceros…
[…] La condena de la humanidad era que estuviesen atadas juntas en un solo haz esa dualidad de tendencias antagónicas, y que en la sufridora entraña, en la conciencia, los dos gemelos irreconciliables mantuvieran una lucha sin descanso. Ahora bien, entonces, ¿dónde están disociados? […]”
Puede que uno de los rasgos más comunes a todos y cada uno de nosotros sea esa eterna dicotomía que de una forma u otra conforman nuestro propio ser. Es inevitable, y el que lo niegue miente, que nuestra exposición al exterior, aquello que mostramos de nosotros mismos, no sea igual en todos nuestros ámbitos cotidianos. Según el momento o lugar actuamos de una forma u otra, adecuamos nuestras formas a lo que se requiere en cada momento. Todos tenemos, o deberíamos tener, digámoslo así, una cara oculta, y si no oculta, desconocida para el resto. Está claro que si uno va por la vida con una sinceridad y una transparencia absolutas (o como se suele decir vulgarmente, “diciendo las cosas a la cara tal como se piensan”) le van a caer palos por doquier, aparte de que la convivencia social sería insostenible, y todo parecería un manicomio inhabitable, si acaso no lo es ya.
Sin duda, el saber tener y utilizar varias caras es una gran ventaja en este oscuro mundo nuestro, donde el que quiera salir victorioso debe convertirse en aquello que demanda la sociedad, seguir los cánones, discurrir por los raíles de las absurdas modas, y, en definitiva, entrar en el redil. Sin ir más lejos, y a modo de ejemplo, para superar una entrevista de trabajo y obtener el puesto al que aspiramos, debemos representar el teatrillo de nuestra vida, falsear al máximo lo que somos para adecuarnos a ese molde que sirve para todo el mundo. Todo es pura apariencia.
Robert Louis Stevenson (Edimburgo, 1850 – Samoa, 1894), que unos años antes escribió su otra famosísima obra, ‘La isla del tesoro’, se basó en esa dualidad casi inherente al ser humano, universal, la del bien y del mal, para escribir una de sus novelas más conocidas y representativas, ‘El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde’ (‘Strange case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde’, 1886). Una historia que en sus rasgos generales es conocida por todos, un doctor que descubre una fórmula para convertirse en otra persona totalmente distinta, con todas sus consecuencias.
La novela es más un relato, su extensión no llega ni a las 150 páginas, escrito de forma sencilla y sin dificultad alguna, de hecho, en multitud de ocasiones se echa en falta más profundidad, más detalle en la narración para construír un armazón más sólido en el que colocar la historia.
Iniciaba este ensayo hablando de las diferentes aristas que la personalidad humana siempre posee, y Stevenson echa mano de una de ellas, el mal, la oscuridad del alma que existe en casi todos nosotros. Porque la maldad no existe en la naturaleza, ningún otro ser es capaz de desarrollarla y usarla, es una creación que únicamente nace de la inteligencia, de la conciencia, o sea, del hombre.
El bien y el mal, dicen que una cosa no puede existir sin la otra (qué tontería), y en esta pequeña obra ambas están encarnadas en en un noble y respetado doctor, Jekyll, y en un cínico y malévolo personaje que es Hyde, pero encerradas en el mismo cuerpo. Tras la ingesta de una pócima creada casualmente por el científico, aflora lo peor de sí mismo, su ser
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