El Pequeño Dictador
Enviado por eli09 • 5 de Diciembre de 2012 • 2.435 Palabras (10 Páginas) • 347 Visitas
En la actualidad el porcentaje de hijos que maltratan a sus padres a aumentado de una forma descomunal si lo comparamos con hace algunos años.
Los niños que sufren del “síndrome del emperador” o del niño tirano son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones morales, No hay sentimiento de vinculación moral o emocional, ni con sus padres ni con otras personas o instituciones.
Según el autor del libro, Javier Urra, si tienes un niño pequeño que hace lo que quiere, que a los dos años no ayuda a recoger los juguetes y que no consigue empatizar, aprende que la vida es así y que los padres tienen que ir detrás de él siempre.. "Si eso no se frena, cuando tiene 16 o 17 años se desborda: exige mucho dinero y cuando un día la madre dice no, no lo tolera. Lleva 17 años oyendo que sí a todo. ¿Cómo que no?, dice. Entonces la empuja contra la pared, le tira la comida a la cara, la amenaza….".
Aunque es un tema del que se habla poco, es un problema en auge por desgracia en las culturas, sobre todo occidentales, de hoy en día. Las personas no nacemos con una personalidad definida; la personalidad la hacen las experiencias, las interacciones sociales, la imposición de normas, los logros y los fracasos, la frustración, etc.
En la tiranía hay una predisposición genética, pero eso no determina que el niño sea tirano. Cada uno nace con un temperamento, pero la labor educativa de los padres evita que ese comportamiento estalle.
A continuación, hablaremos sobre qué características tiene un niño tirano, las causas que hacen que un niño se comporte así y qué hacer y qué no hacer para evitar crear este tipo de personalidad.
1. ¿Qué es un niño tirano? Características.
La palabra tirano es definida como aquella persona que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, y también, simplemente, como el que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario.
En las consultas cada vez se encuentran con más casos de hijos únicos, en su mayoría, que imponen su propia ley en el hogar. Son niños caprichosos, consentidos, sin límites, que dan órdenes a sus padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos.
Quieren ser constantemente el centro de atención, son niños desobedientes, desafiantes y que no aceptan la frustración ni un no como respuesta.
Llamar la atención y querer ser el centro de todo es normal en los niños. El problema es no saber ponerle frenos y que se convierta en una actitud permanente.
Este es un problema que se viene dando desde hace unos pocos años. La sociedad ha cambiado mucho y la incorporación de la mujer a la vida laboral, hace que los padres pasen menos tiempo con sus hijos, y el poco que pasan, no quieren discutir y acaban haciendo lo que su hijo quiere.
Si al niño se le da lo que quiere, cada vez pedirá más y se acostumbrará a mandar, decidiendo qué comer y qué no, qué canal de la televisión poner e incluso a donde ir una tarde de sábado.
Su comportamiento es colérico, tienen berrinches, pataletas continuas por no conseguir lo que quieren; así que sus padres, para que el niño no lo pase mal, acaban cediendo y fomentando su mala actitud. El niño no sabe que es no conseguir lo que se quiere porque siempre se lo han dado todo y su conducta de “montar pollos” le funciona, así que seguirá practicándola.
Si no se fijan normas y límites, el niño seguirá creciendo con una educación nula. Una niñez sin límites hace temer una adolescencia conflictiva y quizá contribuya a aumentar un problema social ya serio: la violencia juvenil.
La violencia es una de las consecuencias de criar a un niño tirano. Muchos de estos niños acaban pegando a sus propios padres, amenazándoles de muerte, pegándoles palizas… para conseguir lo que quieren y aumentar su sensación de poder y dominio en casa, donde un padre o una madre acabará siendo su enemigo.
CARACTERÍSTICAS DEL NIÑO TIRANO
• Es egocéntrico, egoísta, con necesidad de llamar la atención, exigiendo siempre sus derechos, pero no le importan los de los demás.
• Son muy caprichosos.
• No toleran la frustración, ni la negación.
• No saben demorar.
• Están muy centrados en sí mismos y creen que son el centro del mundo.
• Esperan que sean los demás quienes solucionen sus problemas.
• Carecen de empatía.
• Cuando consiguen algo no les es suficiente. Siempre quieren más.
• Les cuesta sentir culpa o remordimiento por sus actos.
• Tachan a los padres de malos o injustos, haciéndoles sentir culpables.
• Se sienten permanentemente tristes, enfadados, ansiosos y/o emocionalmente frágiles, y frecuentemente tienen una baja autoestima.
2. CAUSAS DE LA TIRANÍA
Ya antes de que el niño nazca, los padres deben estar de acuerdo en cómo van a educar a su hijo/a: haber analizado cómo fueron ellos educados, valorar sus virtudes y defectos para mejorar e influir en él y consensuar unas pautas formativas coherentes.
A partir de los dieciocho meses el niño cobra conciencia del “yo” y comenzará a intentar hacer lo que se le prohíbe y tanteará las reacciones para saber hasta dónde puede llegar; necesita ver las consecuencias de sus acciones en la respuesta que sus padres le dan.
A partir de entonces es cuando hay que empezar a ponerle límites y a decirle que no. Es muy importante que los encargados de su educación sean coherentes entre ellos y actúen con firmeza. Así comprenderá lo que está permitido y lo que no
Hay ciertas normas de disciplina sencillas que el niño tiene que cumplir:
• Obedecer a los padres.
• No pegar a nadie.
• No mentir.
• No contestar con malos modos.
• No gritar al enfadarse.
• No interrumpir a los mayores cuando están hablando.
• No romper o estropear cosas de la casa o del colegio.
• No quitar cosas a nadie.
• Respetar los horarios de comida, sueño, juego…
• No amenazar nunca a los padres.
Estas normas hay que ponerlas desde que el niño empieza a comprender en qué consisten. Hay que transmitir a los niños valores morales y hay que predicar con el ejemplo.
Se maltrata a los jóvenes cuando no se le transmiten pautas educativas que potencien la autoconfianza, ni valores solidarios
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