El análisis de Eneida
Enviado por kalasifjrkijkjk • 19 de Marzo de 2013 • Reseña • 4.226 Palabras (17 Páginas) • 541 Visitas
El padre de Eneas se llamaba Anquises y era rey de los dárdanos. Este pueblo era vecino de Troya y por lo tanto aliado de los troyanos.
La historia comienza con Júpiter, que enojado con su hija Venus planeaba darle un castigo haciendo que se enamorara de un mortal.
Anquises era un hombre muy guapo y llamó la atención de la diosa.
Cuando Anquises dormía, Venus se le apareció transformada en humana y conquistó al príncipe. De esa unión nacería Eneas.
Anquises no sabía que la hermosa doncella era una diosa, pero Venus, antes de partir le confesó la verdad diciendo:-Anquises, Yo no soy una mortal. Soy la diosa Venus. De nuestra unión nacerá un niño hermoso y te juro que lo protegeré por siempre. Pero tú, Anquises debes prometerme que jamás revelarás nuestro secreto.
Anquises dió su palabra a la diosa y ella desapareció.
Pero Anquises, que en definitiva era un humano no pudo guardar el secreto. Y, en la primera oportunidad, le contó a sus amigos que había pasado la noche con la diosa Venus.
Júpiter tampoco tardó en enterarse y se enfureció de tal modo, que envió un rayo devastador para aniquilarlo.
Venus, que recordaba su aventura amorosa, se interpuso ante el rayo, pero una de las chispas rozó la pierna de Anquises y lo dejó cojo para siempre.
Eneas creció fuerte y hermoso, y, cuando los griegos invadieron Troya para castigar a Paris por el rapto de Helena, Eneas acudió a defender la ciudad, porque como ya dijimos, era aliado de los troyanos.
Eneas en Troya
En Troya Eneas se casó con Creúsa, hija del rey priamo. De esa unión nació un hijo llamado Julio Ascanio.
El día en que los griegos ingresaron a Troya mediante el ardid del caballo de madera, Eneas se sobresaltó al oír los desgarradores gritos de dolor y el sonido de las armas.
Cuando tomó conciencia de lo que sucedía, se dispuso a luchar hasta el cansancio para proteger a su familia.
En el fragor de la lucha, vio a Helena que estaba escondida esperando el fin de la batalla. Eneas tomó su espada con la intención de matarla por ser la causa de tan terrible tragedia, pero inmediatamente apareció su madre, la diosa Venus que le dijo:- Eneas, hijo mió, Helena no tiene la culpa de nada. Los dioses lo han querido así. Toma a tu padre y a tu hijo y hazte al mar, porque tu futuro está en tierras lejanas. Yo te protegeré.
Eneas se sintió amparado por su madre y corrió a buscar a su padre y a su hijo, pero no podía encontrar a su querida esposa Creúsa.
Cuando la desesperación se estaba apoderando de él, se le apareció el fantasma de su esposa que había muerto en la batalla y le dijo:-Eneas. No te entristezcas, ya que los dioses han dispuesto las cosas de esta manera. Encontrarás una nueva vida en las tierras del poniente. Cuida a nuestro hijo.-y luego se esfumó.
Viendo que no podía hacer otra cosa, Eneas tomó a su padre y a su hijo y zarpó junto a otros fugitivos.
Navegaron a través del mar tratando de encontrar un lugar propicio. En Tracia fueron mal recibidos. En Creta comenzaron a instalarse, pero una peste acabó con la vida de muchos. Hasta que una noche, los dioses troyanos se le aparecieron en sueños, anunciándole que su destino estaba en tierras italianas, ordenándole partir cuanto antes hacia allí.
Con un renovado entusiasmo emprendieron nuevamente el viaje, pero ni bien llegaron a alta mar, una tormenta dispersó las naves. Los sobrevivientes llegaron a tierra y muertos de hambre se dispusieron a saciar el hambre sacrificando unas vacas que pastaban muy cerca. Cuando se disponían a comer aparecieron las Harpías. Que les robaron la comida y luego los atacaron con ferocidad. Trataron de defenderse pero los terribles monstruos no les daban la oportunidad.
Rápidamente lograron escapar, haciéndose nuevamente hacia la mar, rumbo al noroeste de Grecia. Allí se encontraron con Andrómana, que había sido mujer de Héctor y luego se casó con Heleno.
Andrómana y Heleno los recibieron con gran hospitalidad.
Heleno tenía cualidades adivinatorias y podía predecir el futuro. Después que Heleno le ofreció un sacrificio a Apolo, este le manifestó que Eneas tenía un largo viaje por delante y muchas dificultades tendría que afrontar en su largo camino, pero que finalmente lograría llegar a destino.
Antes de partir, Heleno y Andrómana les suministraron toda clase de provisiones y regalos de oro y plata.
Con el auxilio de los dioses, los troyanos se dirigieron hacia el litoral siciliano, donde decidieron armar su campamento. Cuando estaban haciendo todos los preparativos para instalarse, apareció un extraño hombre que les advirtió que debían escapar rápidamente ya que esa era la isla de los cíclopes, cuyo rey, Polifemo, había quedado ciego por culpa de Ulises.
Ni lerdos ni perezosos, los troyanos, juntaron sus pertenencias y zarparon nuevamente para alejarse de ese lugar nefasto. Al alejarse pudieron ver a los cíclopes que se acercaron a la orilla para arrojarles enormes rocas, pero no les causaron ningún daño.
Remando con todas sus fuerzas, pero un tanto nerviosos por lo ocurrido, equivocaron el rumbo y fueron a caer entre las dos rocas que custodiaban la guarida de los dos monstruos: Escila y el torbellino Caribdis. Escila lanzaba sus cabezas desde lo alto de la roca tratando de devorar algún navegante y Caribdis, revolvía el mar, intentando tragar las naves.
La que estaba descargando toda su furia contra Eneas, era Juno, la esposa de Júpiter. Pura y exclusivamente por ser aliado de los troyanos. Juno era muy rencorosa, y no podía olvidar que Paris, un troyano había afirmado que Venus era más hermosa que ella.
Entonces, convenció a Eolo, el rey de los vientos, para que soltara todos sus vientos contra Eneas, prometiéndole a cambio la ninfa más hermosa como esposa.
Cuando ya estaban a punto de sucumbir, Neptuno, el dios del mar, se enfureció al ver que Eolo estaba interviniendo en sus dominios. Lo increpó duramente y luego calmó al mar.
Eneas y Dido
Eneas, aprovechó la calma para desembarcar cerca de Cartago.
La ciudad de Cartago tenía un enorme puerto y grandes edificios. Era una ciudad muy populosa y allí tenía sus dominios la reina Dido.
Juno, siempre atenta para perjudicar a Eneas, lo hizo llegar hasta allí con el propósito de que la reina Dido se enamorase de él y lo convirtiera en rey de Cartago. De esa manera Juno, aseguraba que Eneas perdiera el rumbo que
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