El análisis de la novela María Joaquina "La Linares25"
Enviado por michael2890 • 1 de Junio de 2012 • Reseña • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 2.216 Visitas
La Linares25 es otra obra ecuatoriana que la encontramos al nivel técnico y artístico de María Joaquina y que como ésta entra de lleno en la nueva novela.
Es la historia fragmentada de la bella pero fatal Linares, a través de la cual se van dando contornos a los otros personajes: el cuete García, El Gran Difamador, El Gran Calumniador, El presi, el turco Abud Dassor, El arzobispo, etc., y en cuya casa se tejen los temas de la novela: cuartelazos, nombramientos, latrocinios, etc.
Tan pronto se leen las primeras páginas, se advierte que La Linares es el centro, eje, imán, corazón, esencia de ese Quito sensual y burlón. Es en este sentido novela-personaje.
"Yo soy La Linares" (nos dice ella en un largo monólogo interior):
Yo soy La Linares, piedra de toque de la ciudad. Nací el año siguiente a la masacre. Uno de mis hombres dejó escrito que mis ojos almendrados son como arenas movedizas. Gracias a mí la gente tiene de qué hablar, de otro modo se pasarían rumiando sus tristuras y lloviznas interiores. Por mí las mujeres han aprendido a lavarse bien las partes y a cambiarse de vestido y de peinado. Por mí los hombres sueñan en mujeres bellas o van con ganas a la, cama a hacer el amor con sus esposas. Por mí no están solos los solos, inclusive Dios, porque sus terremotos y procesiones han sido por mí, por mis caderas que todo remecen y merecen castigo, exorcismo y reparo. El aire se perfuma a mi paso y se hacen rojas las flores de todas las plantas. Mi fama ha traspuesto los mares y he recibido propuestas de emires, califas y sultanes. También de un dictador centroamericano. Hasta de un Nuncio y un Vicario. Me han maldecido las esposas y me han anatematizado las madres. Los hombres de mi ciudad para llamarse tales tienen que haber besado por lo menos la punta de mis guantes. Algunos han renunciado a sus vidas por inmortalizar sus nombres junto al mío, pero si bien es cierto que consiguieron ser premiados con el escándalo luego lo fueron con el olvido.
Yo soy La Linares bella, soy La Linares fatal.
En esa casa viví hasta los vientisiete años, en ella se han decidido nombramientos y cuartelazos, alianzas y candidatos a ganar, apuestas, tratados a cobrar, cosechas y ministerios a partir.
Me gusta la música suave, especialmente la cantada por mujeres. Mi debilidad son las flores.
…me gustaba ir en persona a oir las oraciones que daban por mi y mi acompañante de turno, al que llevaba conmigo adelante como salchicha faldero.
Me rechazaban y me admiraban a la vez. Me escudriñaban de principio a fin sin disimulo, con ese ojo fotográfico femenino que mientras más viejo, es más instantáneo y severo. Unas me veían con odio, otras con envidia y otras con nostalgia como diciendo "yo era así de hermosa hace sesenta años".
…las malas lenguas me han convertido en mujer fatal… (106-125)
Como en María Joaquina... el monólogo de La Linares es lo más logrado de la novela. En esas diecinueve apretadas páginas, se destila no sólo el personaje desde el propio punto de vista de La Linares, sino que se da a conocer su vida desde su nacimiento y se presenta la idiosincrasia quiteña de la década del 30 y 40.
No es novela de dictadura sino de corrupción del poder; es novela del poder que sostiene el poder recurriendo a la difamación, calumnia, soborno, robo, ignorancia, quemimportismo, despilfarro, etc.
Lo histórico-anecdótico, lo espacial y lo temporal, son claves en la novela. Se menciona Quito, Guayaquil, Portobelo, Riobamba y Cuenca, ésta porque aquí se hacen canastas de tapa. En lo temporal, se menciona el conflicto del 41, el regreso del gran Ausente a cuyo evento concurrió más
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