El autor Wess Roberts, en su libro “Atila, El secreto del liderazgo”

El autor Wess Roberts, en su libro “Atila, El secreto del liderazgo” intenta rescatar de la historia tal vez a uno de los personajes político militar más temidos en el mundo antiguo. Atila es hasta la fecha sinónimo de desolación y destrucción, sin embargo, detrás de ese líder, se esconde una enorme capacidad de influencia, carisma, fuerza y otras destrezas que lo llevaron a forjar un pueblo en sus inicios nómade y sin mayores riquezas a una nación que se convirtió en imperio en el siglo 5; y hasta pudo enfrentarse al poderoso imperio romano. No existen documentos escritos por Atila en donde exponga su filosofía de gran líder, pero el autor hace el ejercicio de fabricar el perfil de vida de Atila. En la medida que se avanza en la lectura, el autor va escudriñando cada una de las características que poseyó Atila, detallándolas como si fuesen escritos del mismo Atila dando a conocer por él mismo, como las condiciones que deben tener los líderes. Llámese Lealtad, Deseo de influir en los demás, Resistencia emocional y física, Seguridad en sí mismo, Capacidad de organización entre otras.

Particularmente resalto en Atila la predisposición al cambio y la adaptación a las nuevas circunstancias, un claro ejemplo es cuando se enfrentó al general romano Aecio y fue superado en la batalla de Los Campos Cataláunicos de Chalons, Atila se dio cuenta que tenía que cambiar radicalmente la estructura y tecnología de sus soldados y ejército y gracias a su formación en Roma, pudo ver de cerca al fabuloso imperio romano, estudiando sus fortalezas y amenazas, pero también sus debilidades y oportunidades tanto en lo político como en lo militar.

Atila también unificó criterios para con sus jefes, los cuales serían los encargados de llevar a cabo sus diferentes misiones de conquista, estos jefes deberían tener una serie de características que fuesen compatibles para lograr los objetivos trazados como nación. En toda la filosofía militar que desarrolló, estuvo considerado cada detalle que pueda surgir, cada circunstancia; tal fue el poder que ejerció que hasta diseñó cómo se debería recompensar a los miembros de las tribus, es decir, generó una superestructura política militar y económica con bien determinados rangos de acción para cada uno.

Sin embargo, la historia recoge que después de la muerte de Atila, los Hunos no continuaron con su legado, se dispersaron y volvieron hacer nómades lo que demostraría que la condición de liderazgo ejercido por él, tuvo su debilidad en el caudillaje que representaba su figura para los Hunos, no habiendo alguien más con sus dotes para continuar su legado. Resulta increíblemente paradójico por que el autor de esta obra ensalza que Atila insistentemente buscaba líderes y les transmitía valiosos consejos.

En cuanto al balance que debe tener todo líder cuando ejerce el liderazgo en conjugar los tres grandes pilares cognoscitivo, sentimental y espiritual también vemos en Él una amplia destreza para llevar a cabo esto, con arte magistral en varios pasajes de su vida combina las tres con resultados favorables para imponer su dominio, pero en los momentos de fracaso u ocaso, también es notorio la ausencia de este balance, por ejemplo, cuando contrajo nupcias con la hija de un general ejecutado. Algunos señalan que fue ella quien lo asesinó en su lecho nupcial como venganza. Es decir, hubo un desbalance en el pilar sentimental frente al pilar cognitivo, por decir lo menos.

Para finalizar, la personalidad de gran emprendimiento que tuvo Atila, y muchos de sus rasgos, son comunes con los diversos líderes mundiales tanto en lo político, militar y empresarial. Sin embargo, también estas personas cometen errores, sin que esto quite su condición de notables líderes.

Análisis Crítico

Si nos detenemos a realizar un análisis crítico sobre el por qué del liderazgo ejercido por Atila, rey de los Hunos, empezaríamos por considerar su linaje, descendía de otros líderes que tuvieron los Hunos, sin llegar a las dimensiones a la que llegó él, es decir, hay un componente genético, de nacimiento; sin embargo hay que señalar que la formación y la experiencia de vida que recibió desde muy chico fueron desarrollando en él las virtudes del futuro líder.

Supo aprender del imperio romano la enorme estructura política, militar y económica de aquel entonces, para ir encontrando los flancos y debilidades de éste. Posteriormente cuando asume el reinado de los Hunos, llega al poder sabiendo bien claro lo que quería para su pueblo, es decir, buscar la unificación de una nación poderosa, en eso basó su reto, también supo elegir a sus adversarios, siendo el más reconocido Aecio, un gran estratega romano que fue el único en derrotarlo, sin embargo sacó una lección para su ejército y soldados, cambiando la tecnología de sus armas ofensivas como defensivas. Atila fue sabio en sacar provecho de lo que hoy se conoce como mitos urbanos, es decir, sacó provecho de su apelativo del “Azote de Dios” para causar pánico en las poblaciones que pudieran ser apetecibles por sus riquezas y para tal fin usaba lo que hoy llamamos “sicosociales”, generaba una imagen de destructor, seguramente más de una vez esto le sirvió para que se rindieran rápidamente disminuyendo las bajas y/o los costos logísticos, ya lo decía Sun Tzu, cuando definía aun líder militar de éxito…“El guerrero más consumado de todos es el que gana la guerra obligando al enemigo a rendirse sin haber librado ninguna batalla” 1.

Supo dar ejemplo con sus diversas destrezas físicas y emocionales así como con su gran sentido de la moral y la disciplina, supo dar y recibir tributo, siendo el terror para sus enemigos pero para su pueblo se mostraba justo y bondadoso.

1Sun Tzu “El Arte de la Guerra para Ejecutivos” 1995 pág.40

Basta con revisar estos hechos para poder hacer una especie de comparación o analogía con respecto al criterio de que todo líder posee una combinación de tres pilares, que son el cognoscitivo, el sentimental y el emocional y que cuando estos pilares están en balance

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