El bosque dentro de mi

El bosque dentro de mi.

Es una historia sobre el crecimiento en la vida y la transmisión de experiencia. Sobre la relación entre ser adulto y ser niño. Ser experimentado y ser inexperimentado.

El título nos remite inmediatamente a que las locaciones en la historia representan aspectos internos de la mente o el espíritu.

El niño puede representar literalmente la niñez o la inocencia. El monstruo representa la adultez, la fuerza, la paternidad o el mentor. El bosque representa el mundo, los peligros, lo desconocido y la vez las maravillas de la experiencia vital y la naturaleza humana. La ciudad representa la vida en sociedad, el mundo real, las exigencias del día a día y las relaciones interpersonales propias de la vida adulta.

El niño se encuentra con este guía, padre o mentor cuando se está buscando a sí mismo. Es un monstruo porque le resulta extraño, imponente y porque representa también la malicia. Juntos recorren diferentes experiencias y descubren el mundo, exploran los miedos y lo desconocido. Finalmente el mentor/monstruo lo conduce a la civilización, a vivir en una ciudad con otras personas (esto puede representar la vida profesional o la sociedad tal cual) y finalmente desaparece (Todo mentor se va. Los padres mueren. Las escuelas terminan. Llega el momento en que uno se tiene que enfrentar solo a la sociedad). Ya solo y en medio de la ciudad, el niño/inocencia se encuentra con una pequeña planta que representa parte de su naturaleza, de la aventura de descubrir, de esta infancia transitada al lado de su mentor y finalmente, después de su recorrido, la inocencia se ha transformado en experiencia, en adultez, en un monstruo él mismo, que está destinado a encontrarse con otros y servir de mentor/guía, por lo que regresa al bosque y se encuentra con una niña que al igual que él al inicio de la historia se está buscando a sí misma.

La historia implica que el primer monstruo fue también un niño y esto nos habla de la naturaleza de la experiencia y la madurez. Nadie nace sabio, fuerte ni experto, todo experto alguna vez fue un novato, todo adulto alguna vez fue un niño y es el recorrido por las experiencias y la convivencia con otros más experimentados lo que nos permite aprender, crecer, hacernos fuertes para poder enfrentarnos solos al mundo, y una vez maduros estamos también llamados a enseñar o criar a otros.

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