"El crash de 1929", de John Kenneth Galbraith
Enviado por kennedict • 14 de Enero de 2014 • Resumen • 1.105 Palabras (5 Páginas) • 1.197 Visitas
"El crash de 1929", de John Kenneth Galbraith
INDICE
-La perspectiva desde los noventa
-Ilusión, esperanza ilimitada y optimismo
-¿Era necesario hacer algo?
-"In Goldman, Sachs We Trust"
-Crepúsculo de la ilusión
-El crash
-Se agrava la situación
-Primera cosecha de consecuencias
-Segunda cosecha de consecuencias.
-Causa y efecto
Resumen:
Galbraith bromea sobre que su libro siembre se iba a descatalogar y, de repente, se salvaba porque surgía una nueva crisis. Un día preguntó en una tienda de un aeropuerto por qué no vendían su libro "The Great Crash" y la dependienta le contestó: "Ese tipo de libros nunca se va a vender en un aeropuerto".
Galbraith, fallecido hace años, advierte en su prólogo más actualizado que está viendo una burbuja y que va a estallar como otras muchas veces.
Galbraith describe los felices años 20 como una época de crecimiento moderado aunque feliz para las clases más acomodadas. El número de coches fabricados llegó en 1929 a los 5,3 millones, casi tantos como en 1957, cuando escribió el libro. Entre 1925 y 1927 se produjo la burbuja inmobiliaria de Florida, con una fiebre especuladora y de subida disparatada de los precios del suelo, que fue la antesala del crash del 29. La fiebre de la soleada Florida acabó estrepitosamente cuando un huracán barrió numerosas urbanizaciones y dejó a su paso 400 fallecidos.
En los siguientes capítulos aborda el frenesí de la Bolsa, en el que se llegaron a negociar 8 millones de dólares en un mismo día. Alguien que hubiese invertido en 1927 había quintuplicado en 1929 lo invertido. Se crearon cientos de trust, empresas de compra de valores, algunos de empresas que ni siquiera existían, y grandes compañías que no competían entre ellas se fusionaron, lo que calentó el parqué. A ello se añadieron los holdings, conglomerados de decenas de empresas en red. Los diarios económicos hacían todo tipo de predicciones al alza y cuando el presidente de EEUU, Colididge, le cedió el cargo a su sucesor Hoover se despidió con un: "Las acciones están a buen precio". La burbuja era evidente, los altos cargos lo sabían y Galbraith acusa a la Reserva Federal y al presidente Colididge de no haber hecho nada para frenar la expansión que inevitablemente iba a reventar. La Reserva podía haber guardado su dinero en un cajón para que los bancos no pudieran prestarlo para comprar más acciones. De haber avisado, algunos habrían vendido a tiempo pero la Reserva Federal siguió la corriente y prometió acudir al rescate para evitar una quiebra financiera. Los avisos "morales" que lanzó en marzo de 1929 apenas hicieron efecto. Pero luego lanzó otro mensaje de que no iba a acudir en ayuda de todos. En el verano del 29, un demócrata dijo: "Todos los ciudadanos deben ser ricos, si invierte 15 dólares ahora ganará 80.000 en 20 años". Cualquier analfabeto podría haberse hecho rico en dos años porque todos los valores subían disparados. Los trust dispararon el valor de las acciones ordinarias con el mecanismo de la palanca y uno destacó entre todos: Golmand Sachs. El auge del mercado se contagió a Boston, San Francisco o Chicago.
En septiembre, algunos pesimistas mostraron preocupación por los préstamos bursátiles (137 millones en una semana de los agentes y 64 de los bancos) y el influjo de los fondos procedentes de las sociedades, lo que generó protestas de los banqueros
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