El decameron reseña

Herrera García Sandra Alejandra  321

El Decamerón

Esta es la historia sobre un chico que se hace pasar por sordomudo con tal de trabajar en un convento de mojas. Él no lo hizo con la finalidad de ayudarles a las monjitas, lo hizo con la intención de llevarse a cada una de las mojas a la cama.

Todo comenzó un día que él iba caminando tranquilamente por el campo, cuando de repente, vio a lo lejos a su amigo, éste era un pobre tartamudo; al verlo, se alegró y lo saludó con mucho gusto pero como era costumbre, a su amigo le costaba gran trabajo hablar y sobre todo decir su nombre, y como siempre le molestaba. El pobre amigo tartamudo se notaba cansado, esto se debía al “largo” viaje de regreso a su casa desde el convento de monjas. Con mucho esfuerzo pudo contarle de dónde venía y porqué regresaba. Le dijo que había estado trabajando en el convento de las monjas, que la hacía de todo, de jardinero, de carpintero, de conserje, de todo; y que dejó el convento porque el sueldo que daban las monjas era muy poco. Al escuchar todo su relato, se le ocurrió una perversa idea. Su idea era hacerse pasar por un pobre sordomudo e ir al convento a pedir trabajo de jardinero, y como no sólo daban dinero como sueldo, sino que también ofrecían hospedaje y comida; creyó que sería el plan perfecto, pues al quedarse en el convento tendría la oportunidad de “echarse” a cada una de las mojas.

Cuando llegó, lo recibió una especie de portero o algo así. Con caras y gestos le explicó que no tenía nada y que quería trabajar ahí. El portero lo puso a trabajar unas cuantas cosas para ver si servía o no para el trabajo. Así terminar, quedó convencido de que a pesar de ser sordomudo podía trabajar muy bien y que poco importaba que fuera joven.

Fue con la madre superiora y le presentó al nuevo trabajador, a su vez le explicó que éste era sordomudo que únicamente quería techo y comida. La madre superiora aceptó gustosa al darse cuenta que era un muchacho joven y fuerte.

Al poco rato, entre las hermanas comenzó a correr la buena nueva acerca de que el nuevo jardinero era un muchacho joven, fuerte y aparentemente viril.

A una de las hermanas se le ocurrió que podía tener una experiencia sexual con el jardinero, al fin y al cabo éste no podría acusarla de nada, y para asegurarse de que funcionara le contó su idea a otra de las hermanas. Ésta aceptó. El plan era que mientras una estaba en la choza con el jardinero la otra cuidaría que no viera nadie, y luego cambiarían de lugar.

Las demás monjas al darse cuenta de que algo sucedía en la choza del jardinero fueron a ver qué ocurría. Su sorpresa fue que dos de las hermanas estaban con el jardinero teniendo relaciones sexuales pero, ellas no fueron a delatarlas con la madre superiora, sino que al contrario, se formaron para “pasar” un rato con él. Al enterarse la madre superiora de esto, tampoco fue a llamarles la atención, fue a formarse también.

Al final, el jardinero se cansa de todas ellas y les dice que ya no, ellas se sorprenden de que puede hablar y él les responde que ellas lo curaron. Él se queda en el convento y las monjas felices de que siga ahí.

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