El grito de la gaviota ensayo

El grito de la gaviota es la autobiografía de Emmanuelle Laborit, una joven francesa sorda que cuenta sus propias anécdotas y experiencias.

En primer lugar es muy importante que tu familia acepte tu sordera. En el caso de los padres de Emmanuelle al recibir dicha noticia su madre dice que “El choque fue brutal. Yo no podía admitirlo y tu padre tampoco” pero a continuación lo aceptan con total naturalidad.

Esto es muy importante, y más importante es aún que tanto tu familia como tus personas cercanas aprendan la lengua de signos para facilitar su interacción ya que es a través del lenguaje con lo que las personas aprendemos y nos comunicamos.

Pero,  ¿Cómo hacer que todas las personas sepan lengua de signos? Una opción es fomentar la educación inclusiva, los colegios bilingües en los que se use tanto la lengua oral como la de signos para que todos podamos dominar ambas lenguas y podamos comunicarnos sordos con oyentes (ya que es importante que las personas sordas no solo se comuniquen con pesonas sordas sino también con oyentes). Además es importante recordar que aprender lengua de signos aumenta la percepción e inteligencia visual.

Esto es algo que se explica muy bien en el libro; los padres de Emmanuelle acuden a especialistas y todos se empeñan en que Emmanuelle debe hablar, cosa que le resulta muy difícil por lo que se siente aislada. Es cuando aprende lengua de signos que por fin ella siente que puede comunicarse (pues antes únicamente se comunicaba con su madre mediante un lenguaje de signos inventados el cual ni siquiera su padre comprendía).  Y no hay que olvidar que lo importante es aprender a simbolizar (ya sea mediante lenguaje oral o de signos) porque sino hay un gran riesgo de retraso mental.

Referido al lenguaje es también importante mencionar la diferencia entre hablar con y hablar a (como explica Oliver Sacks en “Veo una voz”) ya que si no se establece comunicación pueden aparecer problemas de conducta. Los padres de Emmanuelle hablan con ella, es decir, tanto ella como sus padres participan en la conversación. Sin embargo, aparecen descritos en el libro casos de amigos de Emmanuelle en el que sus padres hablan a sus hijos, es decir, son ellos los que únicamente se comunican ya que no solo ellos no aprenden lengua de signos sino que le prohíben ésta a su hija obligándola a utilizar la oral. E incluso a una amiga suya, Sylvie, sus padres llegan a decirle que es la única persona sorda del mundo haciéndole creer a esta que es un caso excepcional, algo fuera de lo “normal”.

Me resulta curioso que se les tuviese prohibido a las personas sordas hablar con adultos sordos, ya que con esto lo único que se conseguía es que los niños sordos creyesen que eran únicos y que no iban a crecer (es cuando Emmanuelle habla con un adulto sordo cuando comprende que se va hacer mayor).

Es importante un diagnóstico precoz, ya que es más importante la edad o etapa en la que se presenta la sordera que el grado de ésta.

Además únicamente con un diagnóstico precoz se podrá ofrecer a la persona una atención temprana cuyo objetivo es favorecer el desarrollo intelectual global y facilitar un instrumento de comunicación a la persona.

Es también importante la orientación a la familia; darles las explicaciones que requieran, escucharles, informarles de las características y consecuencias de la sordera,  acerca de todos los sistemas alternativos de comunicación… etc.

Me parecen interesantes las sensaciones que describe Emmanuelle, como se siente hasta que aprende lengua de signos con 7 años; el sentirse aislada, la desesperación que siente cuando quiere comunicarse y no puede porque no la entienden, el solo poder comunicarse con su madre mediante un lenguaje inventado (“Mi madre era mi único lazo con el mundo) y que su padre no entienda éste… y como cambia todo esto cuando adquiere el lenguaje de signos; entender conceptos, expresar emociones… el poder comunicarse.

“En España apenas hay personas sordas con titulación superior y doctorados” (Oliver Sacks, “Veo una voz”). Emmanuelle cuenta el gran esfuerzo que tuvo que hacer para superar las pruebas de bachillerato (las cuales tenía que hacer de forma oral o escrita, eligiendo ésta última). También cuenta el caso de una amiga suya la cual afirmaba que en la universidad el trabajo se multiplicaba por diez para ella ya que solo tenía dos opciones; estudiar los apuntes que le prestaba un amigo oyente (lo cual es difícil ya que su compañero no copiaba cosas que el obviaba, pero ella no) o grabar las clases con magnetófono y que al llegar a casa sus padres se lo pasaran a escrito.

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