El libro “El Lazarillo de Tormes”

El libro “El Lazarillo de Tormes” es un claro reflejo de la sociedad tan injusta e hipócrita en la que vivimos además de dejarnos apreciar la distinción de clases sociales tan marcada y el abuso de la clase alta sobre la baja.

Desde que comienza el libro nos dice que Lázaro tenía un padre delincuente al cual matan. Su madre no tenía dinero para mantenerlo por lo que se va a la ciudad y hace diferentes tareas para, al menos, poder mantenerlo, dejándonos ver, desde el principio, las malas e injustas condiciones de vida de las que gozaba Lázaro.                                                     Después su madre empezó a frecuentarse con el que posteriormente se convirtió en su padrastro, “Zaide”, el cual siguió los mismos pasos que su padre y lo mataron. Luego de esto la madre de Lázaro lo regaló a un ciego, el cual era un desconocido, pero, se vio obligada debido a la falta de dinero y recursos para mantenerlo. Una prueba más de las condiciones de tan injustas y precarias que tenía.

Una vez que Lázaro es regalado a su primer amo, va pasando de amo en amo, siendo maltratado por todos ellos. Su primer amo, el ciego, le daba tan poca comida que incluso se veía obligado a robar comida o a hacer de ciertas “mañas” para poder conseguir algo de comida. Un ejemplo de lo anterior fue cuando Lázaro tuvo que hacerle un hoyo a la jarra de vino del ciego, ponerse debajo de él y entre sus piernas para poder beber algo; y éste al enterarse de las artimañas de Lázaro le dejó caer el jarrón en la cara con gran fuerza. Dejándonos ver, también, el abuso de la clase alta (en este caso el ciego) hacia la clase baja (Lázaro).

En la historia, también, podemos observar la hipocresía de la gente cuando el ciego excusaba los golpes que le daba a Lázaro contando a la gente su travesura del vino. Y ante esto, la gente le decía que le pegara más para hacerlo entender, en lugar de ponerle un “alto” a la situación:    “ Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo: «¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si el demonio ensayara otra tal hazaña». Santiguándose los que lo oían, decían: «¡Mirá, quién pensara de un muchacho tan pequeño tal ruindad!», y reían mucho el artificio, y decíanle: «Castigadlo, castigadlo, que de Dios lo habréis»”7.

https://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20110712074237AAxwcBV

...