El poema lo he escogido ya que entre todos, es el que me ha transmitido un sentimiento mayor.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA
PLANTEL 9  “PEDRO DE ALBA”[pic 1][pic 2]

GUSTAVO ADOLFO BÉQUER
RIMA LXI

El poema lo he escogido ya que entre todos, es el que me ha transmitido un sentimiento mayor. La manera en que el autor comparte su frustración, su miedo y su pesar. Me hace pensar respecto a la crueldad humana, su capacidad de abandonar al moribundo cuando lo que más necesita es un poco de compañía, un último recuerdo que llevarse al otro mundo; sin dejar ni rastro de culpa en él. También sobre qué tan ruines podemos llegar a ser, todo a tal grado de que, en nuestro lecho de muerte nadie quiera vernos partir, dejarnos regalarle nuestro último suspiro; para ni siquiera darse cuenta que lo único que hay es carne sin el espíritu que la embriagaba.

El autor comparte su miedo a la soledad llegado su momento. Una vida de soledad, conlleva de la misma manera. Y me sorprende realmente el modo en que describe la muerte y lo que precede a ella. Lo hace de tal forma como si lo precisara en  este mismo instante.

Personalmente creo lo que más llama la atención es que a pesar de lo anterior no está dentro de sus mayores preocupaciones la soledad,  sino más bien el olvido.

“Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa
¿Quién vendrá a llorar?

¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pase por el mundo,
quien se acordara?”.

Sin duda alguna, nosotros, la gente que leemos a los autores, podemos llegar a conocerlos a un nivel más personal. Todo a través de sus obras. Conocer sus miedos, sus pasiones, sus sentimientos y sus reacciones ante cosas tan normales y naturales como la muerte. Nos hace preguntarnos de que manera será cuando nos llegue a nosotros, si todo lo que hacemos servirá para no sufrir en soledad esos segundos de infinita agonía.

Se suele decir que después de la muerte hay una vida no terrenal, pero que el costo de esta; es estar vivo en la mente de alguien, usar sus recuerdos como ancla para no olvidar los recuerdos propios. Si es verdad, lo desconozco, pero, ¿valdrá la pena una vida de lujos y soledad para soportar una muerte y destierro del “paraíso”?

GUSTAVO ADOLFO BÉQUER comparte su pesar y nos hace reflexionar a través de su legado. Que nuestro último recuerdo no sea la agonía de no poder respirar, sino más bien, una mirada tierna y una cálida mano que sostenga la nuestra; para que así cuando por fin el momento llegue, no tengamos remordimiento alguno que nos impida partir.

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