El principito. Cada vez que leemos un libro nos deja un mensaje distinto
Enviado por Zoemi Iveth • 3 de Junio de 2016 • Ensayo • 881 Palabras (4 Páginas) • 429 Visitas
"El principito"
Cada vez que leemos un libro nos deja un mensaje distinto al que captamos la primera vez que lo leímos, éste resulta aún más enriquecedor cuando lo complementamos viendo la historia siendo proyectada dentro de una pantalla (o sobre un pizarrón, como en mi caso). Anteriormente, había tenido la oportunidad de leer el libro del principito mas no de ver la película. Acumulada entre las demás películas en la carpeta de vídeos de mi computadora, ahí se encontraba la cinta cinematográfica de Mark Osborne, no me atrevía a verla porque últimamente después de ver una película que se encuentra basada en un libro deja mucho que desear y terminas odiando la película por haber arruinado la trama y no abordar los temas como se debe que éstos se incluyen en el libro. En esos casos se pierde el sentido del libro. El director de ésta película pudo rescatar el mensaje, la filosofía y los momentos clave del libro sin contar la historia como tal. La película marca un antes y un después en la vida de los personajes, el aviador recuperó su infancia (por así decirlo) después de conocer al principito, eso lo convirtió en el anciano loco y alejado de la realidad, incluso de la misma sociedad para el mundo en el que vivía. Un mundo donde claro, está regido por el sistema actual, eso lo deja a simple vista tanto el autor del libro como el director de la película. Ser el número, el más. El más inteligente, el más rápido, el más disciplinado, prácticamente un robot desalmado. Así era la vida de la pequeña niña y su madre que llegan a mudarse en la casa que está junto con la del aviador. La niña acostumbrada al sistema e influenciada por su madre soltera o viuda (cosa que pude notar y de verdad aprecié porque enfoca los temas actuales) quién le organiza todo hasta su último minuto del día para que así la niña no pierda su día en cosas "inútiles" y consiga entrar a la mejor escuela. La perspectiva de la niña sobre la vida cambia cuando conoce al anciano aviador quien repara todos los días su avioneta para emprender un viaje en busca de aquel principito que cambia la suya o que le recordó el sentido de la vida misma. Incluso quienes pudieron observar y distinguir más a fondo los detalles en la película, notamos la diferencia que existía entre el insípido mundo incoloro en el que vivía la niña y en el maravilloso, colorido y alegre que se transformaba cuando estaba cerca del aviador. El principito creció y se olvidó de todo lo que lo mantenía alegre y vivo, también al hombre a quien él le había cambiado la vida. ¿Maduró, se acostumbró al sistema, lo obligaron? Creo que la respuesta son todas las preguntas anteriores. El principito se quedó en un planeta en el que la gente estaba regida por el mismo sistema que el odiaba, un hombre serio de traje y corbata quién dice haberlo rescatado de la locura en la que vivía le quitó todos sus recuerdos y lo convirtió en uno más del montón. Nadie quién haya leído el libro se habría imaginado que la película fuera la continuación de la trama del libro, si bien, impresionó un poco el cambio que hizo el director con la historia, en lo particular, no me decepcionó. La película continúa con la esencia del libro y el mensaje de éste. No debemos de perder siempre nuestra imaginación, mantener nuestra alma de niño sin dejar de ser un adulto. No pasar por alto los momentos tan hermosos e inocentes que nos ofrece la vida, un punto que me hubiese gustado que el director de la película tocará más, fue el del amor que el principito le tenía a la flor. Es sin duda la reflexión más clara y precisa que el autor, Antoine de Saint-Exupéry, tiene sobre el amor en la juventud o en general. En un mundo tan ocupado o distraídos en nuestros propios problemas, nos olvidamos de quienes nos rodean y están con nosotros, pasan desapercibidos de nuestro entorno. Nuestra sociedad; materialista y superficial, nos enseña que nuestro objetivo es siempre ser el mejor, pero no nos enseñan que es amar y ser amado. El principito amaba a la flor y la flor lo amaba a él pero no sabían cómo amarse o demostrárselo al otro. Actualmente así es nuestra realidad, nadie sabe amar pero sin embargo quiere ser amado. Para amar a alguien tienes que amarte primeramente a ti mismo, cuestiónate todo lo que hagas y el por qué las haces, no complazcas a los demás, complácete a ti mismo. ¿Por qué haces lo que haces? ¿Por qué te gusta lo que te gusta?, ¿Qué quieres hacer de tu vida?, ¿Quieres tener hijos?, ¿Me quiero casar? Pregúntate, conócete. Sonará muy hippie pero ama todo lo que te rodea, familia, amigos e incluso la naturaleza. No dejes que nadie te haga enojar o te saque de quicio, los malos momentos todo el mundo los tiene, nadie es perfecto pero tampoco seas conformista, lo que sea que hagas que sea para tu propia felicidad y no para los demás. Crecer no es malo, olvidarse de lo que alguna vez fuimos de niños, sí.
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