Ensayo "Amor Líquido"
Enviado por estefi100329 • 21 de Abril de 2015 • 1.216 Palabras (5 Páginas) • 319 Visitas
Ensayo Amor Líquido
Por Estefanía Hernández
En nuestro mundo de individualización, las relaciones suelen ser las encarnaciones más comunes e intensas de la ambivalencia. Por un lado estamos desesperados por relacionarnos, pero por el otro, constantemente huimos de las responsabilidades de las relaciones; todo el tiempo estamos indecisos entre la atracción y la repulsión. Es por eso que ha surgido el término “conexiones”, y es ahora mucho más común que el de “relaciones”. Las primeras sugieren momentos de “estar en contacto” intercalados con periodos de libertad; las conexiones de establecen a demanda y se cortan a voluntad. Otra forma de llamar a las conexiones es “relaciones virtuales”. Éstas, a diferencia de las relaciones comunes son de fácil acceso y salida. En realidad explicar la aparición de estas “conexiones” es muy fácil: “cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la cantidad”.
Los dos protagonistas de la vida son el amor y la muerte. Y en realidad, casi nada se parece tanto a la muerte como el amor realizado. Sólo se puede entrar a ambos una sola vez; por eso no se puede aprender a amar, así como no se puede aprender a morir. Además, nadie puede aprender a escapar de las garras de ambos: simplemente no puedes mantenerte fuera de su alcance, y lo peor es que, aunque estamos seguros de que sucederá, no tenemos ningún indicio de cuándo llegará ese momento. Regresando al tema de aprender a amar… Los humanos tendemos a recapitular para ser más sabios después del hecho: queremos rastreas los antecedentes y aplicar el principio “después de esto, por lo tanto esto”. Y necesitamos ese éxito, debido al consuelo espiritual que representa. En el caso de la muerte, el aprendizaje se limita a la experiencia ajena, siendo por lo tanto una ilusión “in extremis”, ya que este tipo de experiencia solo sirve como una historia procesada. La muerte, como el nacimiento, solo ocurre una vez: no se puede “hacerlo bien a la próxima”.
En las relaciones, la frase “hasta que la muerte nos separe” está claramente pasada de moda, sin embargo, la desaparición de esa idea implica la simplificación de las pruebas que deben superarse para que algo se considere “amor”. Y es debido a esto que el conjunto de situaciones definidas como tal se ha ampliado enormemente. Es esta abundancia la que alimenta la idea de que el amor es una destreza que se puede aprender, y que la capacidad amorosa aumenta con la experiencia, cuando en realidad la única destreza que se aprende es la de “terminar rápidamente y volver a empezar desde el principio”. Lo que nos lleva al “desaprendizaje” del amor, es decir a una incapacidad aprendida de amar.
La naturaleza del amor implica ser un “rehén del destino”. Amar es desear concebir y procrear, y no sólo en el sentido reproductor, sino en el de sentir el impulso de construir cosas juntos. Es por eso que el amor está cargado de riegos, ya que “toda creación ignora siempre cuál será su producto final”.
“En el amor individual no se encuentra satisfacción […] sin verdadera humildad, coraje, fe y disciplina” pero en “una cultura en la que esas cualidades son raras, la conquista de la capacidad de amar será necesariamente un raro logro”. Sin humildad y coraje, no hay amor. Los cuatro obstáculos más importantes para el amor son: la posesión, el poder, la fusión y el desencanto.
El amor es tan aterrador como la muerte, la diferencia es que el primero encubre la verdad entre el deseo y el entusiasmo. Así, tanto la tentación de enamorarse como la de huir, son igual de poderosas. Lo innegable, es que el amor te hace prisionero.
El
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