Ensayo De Limites De La Autoridad Civil

Reporte de:

La Separación de Iglesia y Estado

Muchas Escrituras apoyan la separación de la Iglesia y el Estado, y hombres conscientes como Roger Williams que han visto el mal que resulta cuando no existe dicha separación..

Existen profundas razones espirituales por las cuales el Estado no debe decirle a la Iglesia como conducir sus asuntos, en su totalidad. El que la Iglesia permita que el Estado mande sobre sus asuntos espirituales, equivale a cambiar de dioses. Habría una falla de lealtad irreparable entre la Iglesia y su Salvador. Williams articuló los límites de la autoridad civil como sigue:

Magistrados [oficiales del gobierno civil] no tienen poder para establecer la forma de Gobierno de la Iglesia, elegir oficiales para la Iglesia, castigar con censuras de la Iglesia, sino para ver que la Iglesia haga su deber al respecto.

Ni la Iglesia se debería envolver en el gobierno civil, ni inmiscuirse en los corazones de la gente para alejarlos de sus gobernantes:

Y por otra parte, las Iglesias como Iglesias, (aunque como miembros de la Comunidad pueden tener poder) no tienen poder para eregir o alterar formas de gobierno civil, elección de oficiales civiles, ejecución de castigos Civiles (ni siquiera a personas excomulgadas) como deponer Magistrados de su Autoridad Civil, retrayendo los corazones de la gente hacia ellos, hacia sus leyes, no más que animar a esposas, hijos y sirvientes a que observen la debida obediencia a sus esposos, padres y amos; o para levantarse en armas contra sus Magistrados, aunque los persiga por consciencia.

La idea de unidad entre la Iglesia y el Estado, o de que la iglesia funcionara como la consciencia del Gobierno, era totalmente repugnante para Williams. Actuando así tiene influencias para imponer sus dogmas en otros, con la justificación de que se debería forzar "la verdad" en los ignorantes. Pero Williams entendía más allá de eso, él entendía las consecuencias fatales para la iglesia al inmiscuirse en los asuntos mundanos:

Cuando ellos (la Iglesia) hallan abierto una brecha en la cerca o muro de separación entre el jardín de la Iglesia y el desierto del mundo, Dios jamás ha derribado ese muro, ni removido la antorcha encendida, etc., ni ha convertido en desierto su jardín como lo es hoy en día. Y por lo tanto si a él le place alguna vez restaurar su Jardín y Paraiso de nuevo, deberá por necesidad ser amurallado en particular para símismo del mundo, y que todos los que sean rescatados del mundo sean transplantados fuera del desierto del mundo.

Nunca se intento que la Iglesia interfiriera con el laicado concerniente al gobierno mundano, sino que en lugar se consuma en los asuntos del Reino de Dios. Esta vida de amor debería ser una luz en la cual los hombres podrían caminar si así lo eligieran La historia corrobora este conocimiento; una historia escrita en el derramaiento de sangre por medio aquellos

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