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Ensayo. El principie por Nicolas Maquiavelo


Enviado por   •  27 de Febrero de 2018  •  Ensayo  •  1.385 Palabras (6 Páginas)  •  116 Visitas

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López García David.

Tercer reporte mensual.

Ensayo sobre El príncipe de Nicolás  Maquiavelo.

Las virtudes de un buen líder.

Italia año 1513, una pregunta rebosa en el aire para los políticos y poderosos; ¿Cómo es que se esgrime el poder de una mejor manera? Nicolás  Maquiavelo, quien es considerado padre de la ciencia política moderna, le contesta a esta gran interrogante en forma de un tratado de doctrina política titulado El príncipe, a Lorenzo II de Médici en respuesta a la acusación que recaía sobre el de conspirar contra de su familia.

Maquiavelo comienza puntualmente comentándonos que el Estado es aquel dominio que tiene soberanía sobre los hombres; los príncipes (para aquella época) eran quienes mejor condición tenían para regir sobre de estos, pues estos dominios están acostumbrados a vivir bajo un príncipe. Los principados, acostumbrados a vivir bajo una dinastía son los dominios más fáciles de conservar, aunque claro, ante una revuelta sofocada cualquier dominio es fácil de conservar; restaurando el orden es fácil castigar a los “criminales” y sospechosos enemigos del estado.

Es un poco crudo como, apenas comenzando con la lectura, Maquiavelo nos demuestra como “atar bien la correa” a los hombres antes que se subleven. Entre una de las respuestas que nos da, nos dice que, “por un príncipe asistido por nobles que, no a la gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan. Estos nobles tienen Estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural afección”[1]. Y aunque naturalmente la gracia del pueblo que dominan es fundamental para la lealtad, esto resta poder a los gobernantes quienes por su naturaleza, desean mayor autoridad.

De aquí, el cómo se logre llegar al poder puede dependernos tanto de la suerte como de la astucia, o favores externos de un gobernante, mientras que unos modos nos dirigen por caminos tortuosos a la “tierra de la leche y miel” ; más sin embargo, otros caminos plagados de rosas nos recuerdan que no es bueno cosecharlas sin guantes. Es obvio que los hombres reaccionan bruscamente a los cambios radicales en su estilo de vida, es imperativo permitirles conservar sus usos y costumbres; en el caso de que se forme un nuevo dominio, los hombres siempre están dispuestos a seguir a un líder virtuoso de entre ellos quien haya minado méritos  para estar al frente, mientras que los fanfarrones y abusivos llegan al poder fácilmente, y es común que lo pierdan fácilmente.

¿Cómo se puede medir la fortaleza de un dominio? Tal vez con la misma vara que se ha de medir el hombre a cargo de este. Existen dos tipos de líderes ante una situación que represente un peligro; los hombres que salen a dar la cara por lo que es suyo por derecho, quienes no se inmutan ante la posibilidad de perderlo todo; y los hombres que se esconden tras la seguridad de una meticulosa estrategia, aguardando a que el toro muestre los cuernos para actuar. En cualquiera de los dos casos, un líder debe asegurarse de tener los recursos necesarios para llevar a cabo sus propias hazañas.

Ningún hombre está solo, y es por eso que debemos saber valernos incluso de otros hombres; la virtud de los hombres que nos siguen debe de ser incentivo suficiente para que estos puedan auto regularse; cuando las normas de la virtud fallan es necesario contar con buenas leyes que se deban de acatar. Es imperativo que se lidere con mano firme y para ello hace falta tener medios que acaten y ejecuten el orden; leales y ordenados han de ser nuestros elementos que contribuyen a la defensa de nuestro dominio, ya que quienes carecen de estos adjetivos no vacilaran en abandonar el barco mientras estemos en un problema.

Maquiavelo hasta ahora nos ha expuesto como es que los hombres llegan al poder y lo ejercen; pero tan importante como es llegar, es el mantenerse. Es importante ser hábil de acciones y mente, aprendiendo de quienes nos han precedido, afilando las habilidades y virtudes que nos harán ser estimados como líderes; para esto Maquiavelo comienza por explicarnos que un príncipe debe de ser guiado por la realidad y no por utopías.

-“Porque un hombre que quiera hacer en todo profesión de bueno, fracasará.”[2]

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