Ensayo. Historias que aún no son historia

El motivo principal por el cual me llamó la atención este capítulo fue por el título, “Historias que no son todavía historia”, me pareció que se refería a las historias que se viven cotidianamente, pero que aún no pasan a ser historia, es decir, que aún no concluyen, que siguen en proceso. Aunque la primera impresión que me causó, es que se referiría en historias que forman parte de la vida cotidiana de las personas que viven en una determinada sociedad; después me di cuenta de que no era así, pero que, de igual manera, era interesante.

Y, en efecto, el autor habla sobre las historias de los pueblos indios de México, que no son todavía historia debido a dos situaciones en particular: porque están todavía por escribirse y porque no son historias concluidas. A lo largo del capítulo narra cómo la historia de los pueblos indios se vio alterada según la perspectiva con la que ésta fuera escrita; pues con la colonización, se empezó a hacer una separación, un antes y un después de la llegada de los españoles, pero bajo las preconcepciones de que los pueblos eran paganos e inferiores.

También hace mención a las premisas que eran necesarias para instaurar el orden: los antiguos habitantes del continente formaban una sola categoría social, su historia tenía un solo destino que era ser colonizados; la historia anterior a la invasión europea era la historia del mal; la historia india culmina con la conquista. Se da una separación entre el pasado precolonial y los indios vivos; se da a entender que los indios deben “integrarse” a la nueva sociedad, como si el pasado común no les fuera aplicable a ellos. En se veía a la historia en sí misma sino como un complemento de otra historia central: la historia de la patria.

En los textos de la nueva historia india que se dieron a conocer se presentaba una sociedad idealizada, lo que traía consecuencia que fuera falsa. Aunque ésta cumple con funciones para los pueblos de hoy: establece un punto de oposición a partir del cual se debe realizar la crítica de las concepciones oficiales; profundiza la crítica de la colonización al afirmar que su esencia de la destrucción de una historia del bien; introduce un nuevo proyecto de sociedad futura.

Al respecto, el autor señala que “no se trata de reconstruir el pasado, sino de proponer un futuro que se arropa como discurso restaurador de una edad de oro. Restaurar se convierte en una manera de postular una sociedad ideal para el futuro”. Esta se relaciona con la identidad étnica, y la conciencia histórica; ya que la continuidad de un pueblo es el argumento sustancial para legitimar su derecho a un futuro propio. En este punto, la historia es ejemplo y guía para la acción.

También señala el autor las diferencias sustanciales entre la concepción india de la historia y la occidental. Debido a que la concepción occidental sobre la historia es “rectilínea”, mientras que

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