Ensayo Los Cuatro Acuerdos

Los cuatro acuerdos.

Los cuatro acuerdos es un libro de sabiduría tolteca, quienes más que ser religiosos eran sabios de gran espiritualidad, artistas y científicos.

Durante la conquista y aun después de ella se vieron obligados a ocultar todo el conocimiento y sabiduría que poseían con el fin de evitar un mal uso de ella y este se reservó por milenios, posteriormente fue transmitida de forma muy discreta de generación en generación.

Hace muchos años, existió un ser humano que estudiaba para ser chamán y aprender el conocimiento de sus ancestros, aunque en el fondo no siempre estuvo de acuerdo con todo lo aprendido, el sentía que debía existir algo más.

Un día mientras soñaba lo entendió todo, y podía verse como un igual en todos los seres vivos, como un espejo. Todos los seres humanos somos como un espejo que refleja luz, pero la ilusión o el sueño nos impide ver ese reflejo.

Ese sueño o ilusión son todas esas cosas que aprendimos de pequeños de los adultos que nos rodeaban. Nosotros no somos más que copias reproducidas de nuestros padres, nuestra personalidad se forjo de acuerdo a las ideas, los prejuicios, lo miedos, estereotipos y normas o reglas que la gente adulta nos enseñó cuando éramos unos niños. Y todas esas cosas que los adultos nos enseñaron a nosotros, las aprendieron ellos cuando alguna vez fueron niños. Esto genera una gran cadena, a lo que en el libro se le llama “El sueño del planeta” y nuestro aprendizaje “domesticación”.

Esta domesticación ocurre a base de miedo, los adultos nos amenazan con castigarnos si no hacemos caso de lo que ellos nos mandan. Si nos portábamos de una manera que para ellos no era la apropiada entonces éramos “niños malos” y nos castigaban. Nosotros como niños, queríamos captar su atención y entonces tratábamos de ser lo suficientemente buenos.

Al crecer con estas ideas ya bien grabadas en nuestra mente, llegamos a un punto en el que ya no hay necesidad de que alguien nos castigue, ahora somos nosotros mismos quienes nos culpamos cuando algo no sale bien. Y no solo eso, bajo los estereotipos con los que crecimos aprendimos a juzgar a todo lo que nos rodeaba. Aprendimos a despreciar lo que según a nuestro criterio era malo o feo. Aprendimos incluso a creer en el Dios que nos inculcaron, pero en un determinado punto de nuestras vidas llega el momento en el que comenzamos a cuestionar todas estas cosas, a preguntarnos a nosotros mismos si realmente lo que somos, hacemos, pensamos o creemos es lo correcto.

Esto desarrolla una gran batalla interna de pensamientos y emociones y muchas veces al dudar de todas esas cosas, sentimos remordimiento, todo esto nos impide ser felices. Nos pone en una paradoja entre lo que deseamos hacer y lo que es “correcto”, nuestra mente entonces, se llena de muchas contradicciones, como si fueran muchas voces en nuestra cabeza hablando cosas diferentes al mismo tiempo. Los toltecas llamaron a esto “mitote” y gracias a este mitote nos resulta muy difícil ver lo que en realidad somos. Es por esto y por la idea de errónea de tratar de ser lo suficientemente buenos que no podemos ser felices.

Nos esforzamos por ser perfectos cuando esto es imposible, y al no poder lograrlo nos castigamos a nosotros mismos, nos maltratamos y lo que es peor, podemos llegar a dejarnos ser maltratados por quienes nos rodean.

Nuestra falsa imagen anhelada de perfección es lo que no nos deja aceptarnos tal cual somos y al no aceptarnos a nosotros mismos tampoco podemos aceptar a los demás. Si realmente queremos ser felices, debemos romper con todas estas ideas y creencias que están basadas en el miedo y adoptar una nueva forma de vivir. Este libro nos ofrece cuatro nuevos acuerdos que nos ayudarán a liberarnos de todo eso.

Sé impecable con tus palabras: Este el primer acuerdo, el más importante pero también el más difícil. Las palabras son algo muy poderoso, con ellas podemos construir o destruir a alguien, dependiendo como se utilicen.

Debemos tener bien presente que nuestras palabras son como semillas y que la mente humana es como una tierra muy fértil, dependiendo de si nuestras palabras son para bien o para mal será lo que cosechemos.

Impecabilidad

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