Ensayo Sobre La Ceguera

El ensayo sobre la ceguera es una obra literaria ubicada en un contexto en el que una extraña ceguera denominada “mal blanco” se hace presente en casi todas las personas a nivel mundial.

La historia comienza una calle común, con un hombre común, en un día que pareciera como cualquier otro. El hombre, al que después se irá refiriendo el narrador como “El primer ciego”, es invadido por la desesperación, comenzando a gritar y a pedir ayuda diciendo: Estoy ciego.

Desde éste momento se hace notar que la escritura de Saramago es un poco diferente a los autores que yo había leído antes, hablando en la estructura literaria que le da a la obra, dejando de lado el uso de guiones para el diálogo de los personajes, y usando en sustitución, comas y puntos, haciendo que la lectura se torne en algunos puntos difícil de entender, en lo personal al menos.

Pero volviendo al tema central que es la obra en sí misma. Tenemos a un hombre que dice haberse quedado ciego, así de la nada y estacionado frente a un semáforo ahora en verde, con automovilistas bajando de sus autos para ver qué sucede. En este momento se ve un gesto de “amabilidad dudosa” de parte de un hombre que después será conocido por nosotros como “El ladrón”, pues después de dejar al hombre ciego en su casa, ya sea por la oportunidad o porque, como se sabrá después, robar coches es su oficio, termino llevándose el coche, sin antes sentir un remordimiento por ello. Mala acción que tal vez tuvo su pago al dejar, con este, dos hombres ciegos.

El primer ciego fue a “ver” a un oftalmólogo, ayudado por la esposa que constantemente hablaba mal del ladrón por lo inmoral que le parecía que se le robara a un hombre ciego, habló mal de él en este momento y como diría Saramago, sería algo que “no por última vez en el libro” sucedería.

En el oftalmólogo se conoce a los personajes principales, todos pacientes del médico de los ojos que, irónicamente, pareciera el “foco de infección” de la ceguera para todos ellos. Estos personajes serán sobre los cuales, la historia girará. Ellos son: La mujer de las gafas oscuras, El hombre de la venda negra, El primer ciego, La esposa del primer ciego, El médico, La esposa del médico, El ladrón y El niño estrábico. De ninguno de ellos se llega a saber su nombre, pues se dice que en un mundo de ciegos, los nombres de nada importan, lo único que importa es la voz.

Se pueden conocer algunas de las historias personales de estos personajes, cómo es el caso del médico, en donde se ve un poco de lo que es su vida antes de la ceguera; teniendo una buena esposa, con un trabajo estable y bien comunicado con sus colegas en el trabajo. Se puede conocer también, por ejemplo, el oscuro pasado tan liberal que tiene la chica de las gafas oscuras al tener relaciones sexuales con los hombres que ella quiere y cobrando por ello. Diciendo esto también resulta un poco extraño que la vista se le haya “escapado” en el mismo instante en que se le escapa un orgasmo en una habitación de hotel.

La historia transcurre, y los brotes de esta “epidemia del mal blanco” no se hacen esperar. Con esto, tampoco se hace esperar la intervención del Gobierno, que trata de localizar a los infectados y decide meterlos en un manicomio en condición de cuarentena hasta que se descubra el porqué de este nuevo mal. En este manicomio hay dos alas, una en donde irán los ciegos y otra en donde vivirán los contagiados. Y es en la primera sala del lado derecho en donde tendremos ubicados a nuestros personajes principales, junto con algunas personas que se irán integrando, como el farmacéutico que atendió a la mujer de las gafas oscuras o el policía que acompaño a su casa al ladrón.

Hay, en este punto, ligeros roces entre las personas de esta sala, algunos de los cuales llegaran a reconocerse, ya sea por su voz como el caso del primer ciego con el ladrón que le robo el coche, o por su conexión con la persona que conocía a la mayoría de ellos: el médico. Hay una pelea entre el primer ciego y el ladrón, pero no pasa a mayores, ya que desde aquí la historia empieza a enseñarnos lo duro y difícil es vivir en un mundo en donde casi todos son ciegos.

El primer problema “mayor” se da en el momento de ir a buscar los baños en el ala de los ciegos, en donde la mujer del médico los guía en su búsqueda. Ella sabe que es la más indicada para el trabajo ya que ella puede ver, pero, sean cuales sean sus razones, decide no revelarlo por ahora. Forman una fila india para buscar los baños y, estando el ladrón detrás de la chica de las gafas oscuras, decide aprovecharse de la situación y trata de manosearla, a lo que ella responde con una patada con la punta del tacón en la pierna y provoca un fuerte sangrado que como pronto se sabrá, acabara de la peor forma posible. Pero la muerte del ladrón no será por un desangramiento, ni por la infección que después le causará la herida, será porque en su búsqueda de ayuda saldrá a hablar con los soldados que le responderán con plomo ante el miedo de infectarse ellos también.

Después de esto llegarán poco a poco más personas de la zona de contagiados y se empezarán a llenar otras salas. Esto implica que las personas que en este momento viven en el manicomio, deberán aprender a tener una cierta organización, desde las cosas más básicas como es el racionar la comida, hasta cosas un poco más sanitarias como el decidir quién enterrara a cuantos muertos, ya que no se puede decir “a que muertos” pues al estar ciegos, nadie reconoce a nadie, excepto la mujer del médico como ya sabemos.

La historia adquiere un tono diferente cuando se da la llegada de doscientas personas al manicomio. Si bien cambiarán cosas obvias como es el espacio que las personas ocuparan, en ahora, todas las salas de ambas alas, estas serán preocupaciones mínimas ante los cambios de otros tipos de organización; la comida será repartida de una forma diferente, la situación higiénica empeorará, y las relaciones entre los ciegos dejarán de ser tan personales, pero al mismo tiempo, esto hará que se unan más entre ellos al tener que apartar las diferencias, por la necesidad de permanecer unidos en pequeños grupos y ahora, en un grupo unificado de casi trescientos ciegos.

En este punto se vive un tiempo corto de armonía y paz, en donde los ciegos se organizan como pueden, y es en donde se empiezan a ver más los pensamientos humanitarios en la mujer del médico, que ahora quiere revelar que puede ver, pero al mismo tiempo, piensa que si lo hace, será tomada como la esclava de muchas personas que le pedirán ayuda para ir al baño, para lavarlos, para guiarlos y para distribuir la comida. Piensa que esto no sería del todo malo si no fuera porque, al no tener tiempo para satisfacer a todos, muchos la insultaran y provocarían

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