Ensayo al otro lado
Enviado por Perez_prado • 7 de Diciembre de 2017 • Ensayo • 1.463 Palabras (6 Páginas) • 242 Visitas
Waste land.
La violencia como forma de vida, de expresión, aprendizaje es el escenario que se nos propone en primera instancia en este libro,en una ciudad que ha perdido el atractivo y se ha vuelto una urbe llena de violencia. En una Tijuana deslavada y desprovista de toponimias y señas particulares, una ciudad moribunda que recorre Tiburón héroe a la vez antihéroe, un drogadicto casi mutante que trata de cruzar al otro lado de la frontera, destino que no cumple pues el antihéroe se desintegra, literalmente, en el aire, como la modernidad en la frase de Marx releída por Marshall Berman.
El elenco de la novela es pobre porque no tiene otro objetivo que crear las elementales condiciones narrativas para que el protagonista desaparezca como la señal de humo que avisa del horror criminal y posproletario de la vida en aquella waste land.
El narrador de la novela, esta presencia que como otro personaje de la historia tiene “alma de pepenador”, nos conduce por las páginas a partir del vértigo de una montaña rusa suicida. Sin embargo, el mayor logro del texto es precisamente ser capaz de transitar por espacios limítrofes (de la existencia, de la conciencia, de la realidad fronteriza) a partir de un lenguaje que no se desbarranca en ciertos tonos sensacionalistas o ramplones que caracterizan a buena parte de la narconarrativa del norte de México.
La narco narrativa es un fenómeno literario que ha surgido en el último sexenio de la vida moderna del país a raíz de la violencia social que se vive en las ciudades de la zona fronteriza de la nación. En medio de toda esta vorágine surgido por la cultura del miedo ha generado una moda entre la sociedad que es la narco cultura, la narco cultura se basa en el escuchar corridos, venerar a Malverde, excesos y estupefacientes. Esta cultura ha generado un impacto social bastante extenso, ya que ha repercutido en la música, cine, televisión, redes sociales e incluso en la imagen externa del país ante el mundo.
A pesar de ello el narrador de esta novela conjuga el riesgo implícito de hablar con un lenguaje que remede torpemente el de sus personajes, es la de apostar por más 300 páginas a una prosa precisa, hecha de oraciones breves, puntuales. Lo que se evita entonces es que el texto se sobrecargue con efectos tremendistas. Sin embargo, se puede advertir que esta novela de Yépez indefectiblemente causa un enorme impacto en el lector, quien avanza por las páginas en medio de una zozobra que sobrevive aún después de haber cerrado el libro.
Este se ha escrito a contracorriente del estilo de moda y le toma el pulso a las pesadillas al orden del día en la frontera mexicoamericana a partir de un antihéroe que se advierte como una suerte de versión contemporánea de los atormentados protagonistas dostoievskianos. Tal como lo demostraría el autor Ruso en sus libros, en su época a través de personajes cargados de remordimientos, pesadillas y paranoia dentro de una sociedad reprimida, que ha obligado a sus participantes convertirse en una suerte de animales de fantasia que cobran vida y acompañan a Tiburón, Un celular se vuelve una cebra, Un perro Xholo será el acompañante y amigo del personaje, Crysta su auto que servirá como medio para una serie de acontecimientos en la vida del Héroe, como refugio y escape del antihéroe.
Yepez realiza a su manera una representación similar a la escrita por Eusebio Ruvalcaba en su libro un hilito de Sangre, cuando represento a través de un infante las realidades de unos días en la gran ciudad, en donde en medio de la violencia tienen acontecimientos únicos y hermosos. Por ejemplo una noche de fiesta en la que todo marcha bien y nada puede salir mal, trasportar de esta forma a través de una suerte sensibilización al lector a momentos vividos en la vida cotidiana que pueden ser comparados con los sucesos de la vida común de cualquier persona en la realidad actual.
Del mismo modo, Al otro lado explora una mirada poco complaciente del espacio fronterizo, pero no exclusivamente de la frontera geográfica y cultural, sino de una realidad mucho más compleja y perturbadora que se dirime en los espacios liminales entre el sujeto/objeto, entre el amor/odio entre los sueños/pesadillas, entre la realidad/alucinación, entre la materia y lo etéreo.
Al otro lado, es una novela que más que personajes está habitada por espectros y esa sensación se traduce a mi juicio en ciertos momentos del libro realmente impecables y contundentes como la conversión de Yulay (el hermano del protagonista) en polvo del desierto o el episodio del desvanecimiento de Elsa, uno de los clímax de la narración. Tiburón nos conduce en un viaje infernal, a un corazón de las tinieblas poblado de demonios variopintos. Personas que habitan una suerte de ciudad fantasma creada a las orillas de las grandes maquilas de esa ciudad perdida, barrios que se sustentan por y para la droga, donde la tragedia ocurre todos los días, donde los niños son los reyes del negocio debido a que todos los adultos están demasiado perdidos en el phocho. Un viaje que realiza el tiburón con percances y casi al igual que el lector se queda sin salida.
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