Ensayo del libro Eupalinos o el Arquitecto

Eupalinos o el Arquitecto

El libro trata de un diálogo entre Sócrates y Fedro, quienes se encuentran en el mundo de los muertos, sentados a la orilla de un arroyo en donde inician un diálogo, todo comienza porque Fedro le reclama a Sócrates por no haber sido arquitecto.

Fedro hace referencia al arquitecto Eupalinos ya que tiene una gran admiración por el al hacer sus edificios con gran precisión. Eupalinos dice que algunos edificios son mudos, otros hablan y otros cantan, esto depende del talento que tenga quien lo va a construir. También dice que hay edificios que no hablan ni cantan, que son edificios muertos pues no son capaces de transmitir algo y que si los vemos es por accidente, no porque algo nos llame la atención de ellos.

Los edificios que hablan solo lo hacen cuando los realizan con la habilidad necesaria y los edificios que cantan son aquellos que satisfacen las exigencias razonables.

Fedro le platica a Sócrates algo que le dijo Eupalinos, “mientras más medito sobre mi arte, más lo practico; mientras más pienso y obro, más sufro y gozo como arquitecto; me siento más yo mismo…. A fuerza de construir, acabo por creer que me encuentro a mí mismo”.

Esto da a entender que tenemos que tomar de los obstáculos lo que necesitamos para poder avanzar, porque nos podremos equivocar muchas veces, podremos fracasar, construir y destruir pero siempre veremos y aprenderemos de nuestros errores, por lo que cada error nos acercará más a la belleza.

También habla de que lo que hace el arquitecto va más allá de solo construir pues la arquitectura tiene que dar respuesta a las necesidades materiales del hombre, la arquitectura la percibimos a través de nuestros sentidos, nos desenvolvemos dentro de ella y a la vez la contemplamos. Por esto igual dice “Es indispensable que mi templo conmueva a los hombres como los conmueve el ser amado”, ya que una construcción que no transmite nada, al menos para mí no es arquitectura.

Eupalinos a si mismo habla de la idea de la perfección “Vi un día un ramo de rosas, que reproduje en la cera. Terminada esta cera, la puse en la arena. El tiempo destruye las rosas; y el fuego pronto devuelve a la cera su esencia informe. Pero el licor del bronce viene a llenar la arena endurecida la hueca identidad del menor pétalo, cuando la cera, perdida, escapa del molde formado por ella”. Con esta comparación da a entender que el fuego es el tiempo que borraría por completo las rosas (las experiencias) pero que el bronce líquido significa las potencias del alma, lo que uno puede llegar a ser y por lo cual su obra podría perdurar en el tiempo o no.

Las creaciones del hombre se hacen para su cuerpo por lo que surge la utilidad o si es para el alma, surge la belleza, pero si se quiere que la obra se quede plasmada se busca la solidez. Las construcciones no son simples construcciones, si no que se mezclan y penetran con cosas a su alrededor, algo que las complemente, como la naturaleza o el acaso.

Sócrates dice que el hombre no ve más que el fin que busca pues el resultado será el mismo,  “el hombre puede beber leche, vino o agua en un vaso de oro, vidrio o en cuerno así sea el vaso ancho o esbelto, el que bebe no se fija más que en beber; con esto quiere decir que el hombre fabrica por abstracciones, ignorando y olvidando gran parte de las cualidades que lo emplea”, aunque las cosas creadas por el hombre dependen de la acción que surge de un pensamiento.

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