Ensayo sobre el libro: “El cerebro y el mito del yo”
Enviado por Alejandro Beltán • 2 de Noviembre de 2021 • Ensayo • 2.843 Palabras (12 Páginas) • 178 Visitas
Ensayo sobre el libro: “El cerebro y el mito del yo”[pic 1]
Autor: Rodolfo R. Línas
E.E.: Ontogenia Neural
Docente: Dr. Luis Beltrán Parrazal
Por: Bernardo Flores
Sobre la consciencia y el Yo.
¿Qué es el yo? Esta pregunta ha fascinado a la humanidad probablemente desde siempre. Se trata de una pregunta fundamental para nuestra comprensión del mundo del cual somos parte. La experiencia fundamental de ser uno mismo y nadie más, es asombrosa y a su vez integrante. Debido a lo apasionante/esquivo del tema, no faltan teorías y estudios del yo. Algunas de las disciplinas que han tratado de conceptualizar el yo o “sí mismo” (self) han sido la filosofía, por una parte, con inmensos esfuerzos y la psicología con aportes de gran relevancia que son discutidos hasta la actualidad. En el caso de la filosofía, los trabajos de Platón y Aristóteles consideraban el yo como una entidad espiritual independiente del ente biológico. Estas ideas estaban más cercanas a un concepto del “alma”, permeadas por la tendencia naturalista a esquematizar dualismos [1]. Esta idea dicotómica es justamente el “mito del Yo”. Este mito, a perdurado no solo por las dificultades técnicas que implica su estudio serio, pienso que la tendencia generalizada por idealizar el Yo como un ente perdurable e incluso infinito es el reflejo de nuestro temor por la muerte y por lo tanto del desvanecimiento de nuestra existencia. Sin embargo, los avances realizados por las neurociencias en el estudio de la conciencia y el Yo han logrado desmitificar esta idea. Intuitivamente puede parecer lógico que la ciencia que estudia el cerebro sea la que nos brinde respuestas a esta pregunta. Pero… ¿Por qué y cómo el cerebro tiene que ver con el Yo? Rodolfo L. Linas en su libro “El cerebro y el mito del Yo” busca responder esta pregunta [4].
En este libro de divulgación publicado en 2001, aborda la tesis central de que el Yo es una función cerebral y por lo tanto una manifestación biológica. A través de diversos estudios tanto evolutivos, neurobiológicos y del neurodesarrollo, Linas, propone una definición integral del sí mismo. Analiza siguiendo una línea de avances científicos sólidos, distintas pistas que nos acercan al entendimiento del Yo. El presente ensayo, pretende exponer las ideas y opiniones emergentes, sobre las ideas de Linas, así como, compararlas con las investigaciones y concepciones actuales en el tema.
Pocos temas son tan huidizos como la conciencia. ¿Qué es el yo? ¿Cómo funciona? ¿Cuál es su relación con el cerebro? En la literatura no escasean definiciones que intenten abarcar toda la actividad de nuestra consciencia, por ejemplo, de acuerdo con Vithoulkas y Muresanu la conciencia puede ser descrita como una función de la mente que recibe y procesa información, la cristaliza y luego la almacena o rechaza [2]. De forma similar John R. Searle define la conciencia como el acumulado de estados y procesos internos, cualitativos y subjetivos de sensibilidad o conciencia [3]. Por otra parte, Linas nos dice que la consciencia es la manifestación de toda la actividad del tejido neuronal. Aunque pareciera una definición simplista, el hablar de “toda la actividad neuronal” es un tema titánico, pues no solo se trata de potenciales de acción e intercambio de sustancias. Sin embargo, me parece que el trabajo que ha realizado Anil Seth en sus estudios sobre la conciencia son un buen punto de partida y comparación con la propuesta de Linas y nos ayudaran a comprender más a fondo estas definiciones [5]. Seth propone una definición operativa del concepto de conciencia, la cual puede ser estudiada (comprendida) a través de tres dimensiones. A) El nivel de conciencia, B) el contenido de la conciencia y C) el yo o si mismo. Pienso importante delimitar, que estos tres aspectos de la conciencia no son exclusivos e independientes uno del otro, se trata de categorías de análisis y abordaje practico, que hacen accesible el estudio de la conciencia en primera instancia.
El nivel de conciencia, entonces, puede ser entendido a través de las diferencias observables entre distintos estados de conciencia, como podrían ser la diferencia entre estar dormido y alerta o entre estar bajo la influencia de anestesia y durante un ataque epiléptico. Distintas investigaciones han establecido una relación interactiva entre el estado de conciencia y la respuesta cerebral ante estímulos similares. Estas investigaciones utilizan técnicas como la resonancia magnética funcional, registros electrofisiológicos y estimulación transcraneal, con las cuales podemos estudiar in vivo, la actividad del cerebro y encontrar relaciones con la conducta y los autorregistros. Existen igualmente, estudios que utilizaban modelos animales, casos clínicos de patologías de determinadas áreas de sistema nervioso, así como la aplicación de tecnología de realidad virtual. Los resultados apuntan a que la forma en que la información es interpretada difiere entre distintos estados o niveles de consciencia, en la complejidad y diversidad de las áreas involucradas en el procesamiento. Esto sugiere que los distintos niveles de conciencia pueden determinarse analizando la actividad conjugada de distintas áreas del sistema nervioso. Pensemos, por ejemplo, en la diferencia entre el estado de alerta y durante el sueño, la relación entre los estímulos sensoriales y la actividad motora se encuentra muy activa, mientras que durante el sueño tanto la sensibilidad sensorial como la actividad motora se encuentran reducidas. Incluso cuando recién despertamos, las áreas involucradas en la activación de respuesta a la información sensorial, tarda un tiempo en activarse completamente. Por lo tanto, es posible categorizar distintos estados/niveles de consciencia, lo cual es un paso gigantesco para poder decir que la consciencia tiene un componente subyacente orgánico.
Por otra parte, el contenido consciente, se refiere a lo que ocupa la conciencia en un momento dado. Esta dimensión de la conciencia, opera en completo mediada por los sentidos sensoriales. Linas destaca particularmente este aspecto de la conciencia y la clasifica como primordial en el desarrollo de la conciencia evolutivamente hablando. El cerebro es un modulador de la realidad, y realiza esta modulación a través de los sentidos. Nos explica a lo largo del texto, que la información sensorial dada por el contexto e interpretada por el cerebro durante la cognición, responde a fuerzas evolutivas de ensayo y error a niveles ancestrales. Creo enriquecedor ahondar brevemente en este tópico. Nuestras habilidades y características biológicas son a grandes rasgos, el resultado de millones de años de refinamiento evolutivo. Los órganos sensoriales de los que disponemos como especie (humana) son la respuesta evolutiva (adaptativa) que busca resolver o por lo menos facilitar nuestra interacción con el entorno, con la finalidad de asegurar nuestra existencia presente y futura. Esta evolución comienza como bien describe Linas, con las primeras interacciones hipercomplejas entre organismos unicelulares, prosiguió en organismos multicelulares y se mantiene hasta nuestros días. Por lo tanto, nuestros órganos sensoriales se han adaptado a nuestro contexto, por ejemplo, nuestra retina es sensible solo a cierta longitud de onda, por lo que la luz ultravioleta y la luz polarizada son completamente ajenas a nuestra experiencia, las cuales quizá nunca fueron necesarias para nuestra vida diaria. Podemos comparar el desarrollo de la adquisición de información del medio a través de los sentidos con otras especies como algunos vertebrados los cuales tienen distintas células fotosensibles en la retina que son diferentes a las nuestras, como en el caso de los peces cebra que pueden percibir la luz ultravioleta, la cual nosotros no percibimos pero que existe.
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