Ensayo sobre el libro "ciudades rebeldes"

ENSAYO SOBRE  EL LIBRO CIUDADES REBELDES

En el libro ciudades rebeldes el autor  David Harvey incorpora los conceptos y postulados  del derecho de la ciudad, propuesta que no es nueva. Ya que el término tuvo su origen en 1968 cuando el francés Henri Lefebvre escribió su libro “El derecho a la ciudad” donde analizaba y criticaba el impacto desfavorable que causa el capitalismo en ciudades de países con dicho tipo de economía, con la conversión de la ciudad en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del capital. La solución que Lefebvre hace a este fenómeno, es la construcción de una propuesta política basada en la posibilidad de que la gente volviera a ser dueña de la ciudad.

Frente a los efectos causados por el neoliberalismo (como por ejemplo la privatización de los espacios que deberían ser públicos, el uso financiero de la ciudad, la predominancia de fábricas y espacios mercantiles, etc.) nace una nueva perspectiva política llamada derecho a la ciudad. La ciudad fue tomada por los intereses económicos y fue así que ya no perteneció a la gente, por lo que Lefebvre pretende a través del derecho a la ciudad “rescatar el hombre como elemento principal, protagonista de la ciudad que él mismo ha construido”.

Según David Harvey, este derecho no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente distinto.

Harvey plantea dos objetivos principales en su último libro, Ciudades Rebeldes. Una de ellas es la integración de la teoría marxista de la urbanización en las 'leyes generales del movimiento' del capital, y para proporcionar un marco para analizar la crisis actual y el desarrollo de las tendencias neoliberales de la globalización. El otro es la construcción de un enfoque estratégico para la construcción de un movimiento anticapitalista que puede transformar los espacios urbanos para el beneficio de aquellos que están actualmente explotados por las clases sociales.

Es tal vez demasiado ambicioso para cubrir ambos objetivos en un libro tan corto, y como tal, las ciudades rebeldes a menudo se lee como un bloc de notas extendida, con cada observación pidiendo ser ampliada con más detalle.

En la obra se dan dos apartados: El derecho a la ciudad y Ciudades rebeldes.

La ciudad como entorno y base para las redes de transporte y el desarrollo urbano debe proporcionar y facilitar las actividades humanas, pero en ello debe haber un equilibrio entre que tanto puede el hombre modificar su entorno, sin destruir la esencia del ambiente y priorizando movilidad, bienestar y satisfacción de los ciudadanos, compete pues a las profesiones involucradas en la planeación urbana y regional mantener ese delicado equilibrio.

Ante el crecimiento desmedido de la población mundial, ante el consumo desenfrenado de los recursos naturales, ante las luchas de clase, ante la hambruna en nuestro país y en muchas regiones del mundo, no resulta descabellado plantear que se requieren medidas urgentes para que las personas se perciban a sí mismas como parte del entorno urbano, como parte de la ciudad y como parte del medio ambiente, solo es posible revolucionar el concepto de ciudad si cambiamos todos y que cada uno desde su visión personal se incorpore y sea propositivo, no solo reactivo, una revolución a partir del individuo que apropie el concepto de ciudad, y evite autoexcluirse del desarrollo de la misma, cobra vigencia la frase ¨si no eres parte de la solución, eres parte del problema¨. .

El transporte en todos sus modos está llamado a integrar soluciones óptimas de movilidad, rediseñando los  vehículos para que produzcan menos emisiones, para que consuman menos combustibles fósiles para que  traten de integrar energías renovables; además que las políticas urbanas apliquen software de ingeniería de tránsito y transporte que  hagan eficientes los sistemas de transporte, permitiendo a los ciudadanos tener ahorros en tiempos de viaje, e incrementos en los niveles de servicio y que también involucren diagnósticos del estado de las vías e infraestructuras del transporte, que a la postre permitan tomar medidas oportunas que redunden en el beneficio general de los ciudadanos, y aplicar los recursos ahorrados por estos conceptos a otras áreas de interés general para los ciudadanos.

Las actividades humanas cada vez se diversifican más, pero no siempre se involucran los aspectos básicos de la planeación e integración de sistemas urbanos, he aquí que el libro ¨ciudades rebeldes¨ cobra significado al involucrar la antropología urbana  y social, aunque lo hace desde un enfoque revolucionario anticapitalista de los sistemas políticos capitalistas, la visión del autor cuestiona como se pueden reorganizar las ciudades de una forma socialmente más justa y ecológicamente más sana, y como se pueden convertir en el centro de la resistencia anticapitalista.

Para Harvey, el derecho a la ciudad es el derecho activo a cambiar el mundo, a cambiar la realidad actual, entendiéndolo como ideal político y cuestionando siempre la relación existente entre el sistema capitalista, entre producción, urbanización, burbuja y gestión del excedente productivo.

En la ciudad el capitalismo anula  o altera el funcionamiento ideal o real de las mismas, los ciudadanos quedan sometidos al gran capital, que coarta las iniciativas populares de las clases más débiles.

Según Harvey, hacia 2050 el 75% de la población mundial vivirá en alguna ciudad, lo cual llevara a un dominio que sigue estrechando  los derechos y los servicios comunes hasta casi su pleno agotamiento, con la crisis del sistema capitalista internacional a partir de 2008, se desploman algunas economías de sociedades industriales, lo que ha generado  las condiciones para que, al interior de las ciudades, fuerzas sociales dispersas comiencen a coordinarse y organizarse para exigir el ¨Derecho a la Ciudad¨.

 El autor reflexiona también sobre las crisis cíclicas del sistema capitalista, que se relacionan con la burbuja inmobiliaria que  afecta en mayor medida a las clases menos favorecidas, ya que los economistas y otros profesionales centran principalmente su atención en los niveles nacionales de la economía, pero sin prestar atención al papel de los mercados inmobiliarios a la hora de entender la crisis.

El concepto de commons  o bienes comunes urbanos es abordado por Harvey, en torno a dos perspectivas opuestas: la concesión de derechos privados sobre los mismos o la gestión mediante una intervención autoritaria por parte del Estado; define que los bienes comunes no deben considerarse como un tipo particular de cosas o activos urbanos, ni siquiera consecuencia de progresos sociales, sino como una relación social inestable y maleable entre cierto grupo social definido y los aspectos de su entorno social y/o físico, existente o por ser creado, considerada sustancial para su vida y pervivencia. Relaciones sociales que pueden crear valor y que Harvey reivindica para la totalidad de los ciudadanos, evitando que caigan en manos de una pequeña proporción de personas que son quienes usualmente las capitalizan. El derecho a utilizar ese bien común que es el espacio urbano, sea jardines, zonas de recreo, centros comerciales, bosques urbanos, y otros, significa reivindicar el derecho a la ciudad de todas las personas.  

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