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Ensayo sobre la seguridad en Las Batallas en el Desierto.


Enviado por   •  26 de Abril de 2016  •  Ensayo  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  299 Visitas

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“Todos somos hipócritas, no podemos vernos ni juzgarnos como vemos y juzgamos a los demás”.

 Pacheco, José Emilio.

La Seguridad en la novela Las batallas en el desierto 
de José Emilio Pacheco

Sentirse cómodo, en confianza y libre en cualquier situación, hasta en los momentos más desconocidos para el hombre, es algo que no puede encontrarse en la vida de un niño mexicano, estudiante de primaria en 1950, que se enamora de la madre de su mejor amigo. Esto nos lleva a una meditación profunda acerca de la falta de estabilidad social, política y de trabajo, inmersas en la Cuidad de México durante dicha década, y que en esta coyuntura tiene como propósito argumentar a través de sustentos y demostraciones, con la composición de un ensayo.

La historia está basada durante el gobierno de Miguel Alemán, poco después de terminada la Segunda Geurra Mundial y la consolidación de Israel como Estado. El mundo entero , y específicamente México, estaban limitadamente volviendo a un ritmo de trabajo natural y comenzaba a prosperar.

“Crear y mantener condiciones de respeto a los valores e integridad física, material o psicológica de las personas, debe ser una condición garantizada a través de acciones para conseguir la base de la seguridad” [1]1, contando con ello, se vive en un ambiente armonioso y, bajo nuestras condiciones, en la verdadera utopía.

La Seguridad en el ámbito Político-Social.

“El alcance de un nivel de seguridad óptimo necesita a los individuos, las cominudades y gobierno”[2]2.  

Al finalizar la gran guerra,  la sociedad mexicana comenzó a dar cambios drásticos dentro del desarrollo económico, afectándo en gran parte la ideología de los padres y niños de la época,comenzaban anteponiéndoles la modernización; así como una penosa costumbre a la violencia y guerras a nivel mundial, que impedían darle la importacia y el reconocimiento que la muerte de miles amerita: “En la guerra asesinaban a millones de madres. Pero no lo sabía, no lloraba por ellas ni por sus hijos; aunque en el Cinelandia —junto a las caricaturas del Pato Donald, el Ratón Mickey, Popeye el Marino, el Pájaro Loco y Bugs Bunny— pasaban noticieros: bombas cayendo a plomo sobre ciudades, cañones, batallas, incendios, ruinas cadáveres”[3]3 . Parece absurdo que a los niños de la edad y clase social, o inferior, de Carlos les sorprendiera más ver un juguete que una matanza en vivo, pero era la realidad. Las fábricas juqueteras habían habandonado la producción de estos artículos para realizar armamento bélico, esto, obviamente, para potencializar la Segunda Guerra Mundial. En una ocasión, Carlitos va a la casa de su mejor amigo —Jim— y éste, al tener un padrastro en el gobierno, tenía una gran cantidad de juguetes estadounidenses que no llevaba a la escuela porque nadie más tenía algo así: “No, claro, los niños de la Segunda Guerra Mundial no tuvimos juguetes. Todo fue producción militar. Hasta la Parker y la Esterbook, leí en Selecciones, fabricaron en vez de plumas materiales de guerra” [4]4.

La violencia era parte del día a día, por ello no resulta muy inverosímil que inseguridad aunmentara con gran velocidad. En esa época, era muy común escuchar historias relacionadas con robachicos, niños que si andaban muy noche por Romita, eran raptados por un señor que los ponía a trabajar con fin de explotarlos. Precisamente por ello, la tarde en la que Carlos llega noche a su casa por estar con Jim y Mariana —madre de Jim—, su mamá se encuentra muy preocupada: “pensé que te mataron o te secuestró el hombre del costal”[5]5.

Además, la libertad y privilegios con que contaban los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), eran un factor súmamente importante en su comportamiento, pues, con base en sus ideas izquierdistas, anarquistas y revolucionarias, se dedicaban a  maltratar la arquitectura de la cuidad como forma de manifestación. Y, por otro lado, estaban los alumnos encaminados en la drogadicción, llevándolos a cometer abusos con las personas que los rodeaban. Tal es el caso del hermano de Carlitos, llamado Héctor, que se propasaba con “sirvientas que huían porque «el joven» trataba de violarlas (guiado por la divisa de su pandilla: «Carne de gata, buena y barata»), Héctor irrumpía a medianoche, desnudo y erecto, enloquecido por sus novelitas, en el cuarto de la azotea; forcejeaba con las muchachas y durante los ataques y defensas Héctor eyaculaba en sus camisones sin lograr penetrarlas”[6]6.

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