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Enseñar La Complejidad Del Oficio De Maestro


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  501 Palabras (3 Páginas)  •  470 Visitas

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Enseñar La Complejidad Del Oficio de Maestro

Introducción

En estos tiempos tan cambiantes, se necesita de un nuevo maestro, que pueda llegar hacia una nueva docencia, en donde se pueda reconocer la necesidad de generar espacios formativos que den cuenta de procesos reflexivos que ayude cuestionar la práctica docente y comprenderla.

Hoy en día nadie pone en duda, la afirmación, de que el docente sea un facilitador del aprendizaje, que promueva y estimule el desarrollo integral de los estudiantes, tanto en conocimientos, destrezas, valores, en suma que sus estudiantes sean capaces de adquirir las competencias necesarias para desenvolverse de manera idónea a lo largo de su vida.

Desarrollo

El entendimiento de la tarea docente, nos perfila a cómo entender desde varias perspectivas, su función.

Develay (1994), define: "La competencia profesional que los maestros deben adquirir está al servicio de cierta concepción del aprendizaje que ellos deben instaurar con sus alumnos"

Según Schön el docente es un practicante reflexivo, cuyo propósito es checar una y otra vez sus acciones para entender el sentido de éstas. De ahí la necesidad que tiene el maestro, según Perrenoud (1994), de desarrollar la capacidad de auto análisis, de autoevaluación y autorregulación, de concebir de nuevo sus estrategias, de inspirarse en las investigaciones de los demás, y de comunicar.

Ya no se trata de un docente que el cual da los contenido del programa de estudios desde su cátedra, se definen nuevas capacidades vinculadas con la vida de clase, con aptitudes de interrelación y comunicación con los estudiantes, sin descuidar la disciplina que enseña, así como las que la sociedad exige.

El aprendizaje de un oficio complejo como la enseñanza debe abarcar una teoría asociada a la práctica y una práctica que derive de esta teoría. Vincular una y otra implica establecer una alternancia entre el centro de formación y la escuela y, sobre todo, que cada formador, en su propio contexto, suscite el planteamiento de los aspectos teóricos articulándolos con las problemáticas que vive el docente.

El docente por más que quiera si no hace un reconocimiento de su práctica no podrá despojarse del cúmulo de creencias y supuestos de los que está empapada su labor y poder identificar las acciones, que en ella se llevan a cabo. Porque hay acciones que se realizan sin tener intenciones, sin embargo una acción educativa tiene una intención, la cual debe fundamentarse en los paradigmas educativos.

La intención educativa que cada quién adopta desde su rol de profesor parte de los supuestos en los que basan su práctica. Cuando se recorre un camino en el reconocimiento de la práctica, con el objetivo de encontrar realmente la intencionalidad específica en el hacer, permite que se pueda encontrar las implicaciones educativas de las que está compuesta

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