Es tarde para el hombre. William Ospina Los románticos y el futuro.
Enviado por Jhordy Zapata • 18 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.045 Palabras (5 Páginas) • 565 Visitas
Es tarde para el hombre. William Ospina Los románticos y el futuro
“La idea de progreso es engañosa. Desde luego, sólo un ciego o un fanático podrían negar que una época en la que los seres humanos pueden viajar a las estrellas, comunicarse al instante salvando todas las distancias gracias a Internet, clonar a los animales y a los humanos, fabricar armas capaces de volatilizar el planeta e ir degradando con nuestras invenciones industriales el aire que respiramos, el agua que bebemos y la tierra que nos alimenta, ha alcanzado un desarrollo sin precedentes en la historia. Al mismo tiempo, nunca ha estado menos segura la supervivencia de la especie por los riesgos de una confrontación o un accidente atómico, la locura sanguinaria de los fanatismos religiosos y la erosión del medio ambiente. Y acaso nunca haya habido, junto a las extraordinarias oportunidades y condiciones de vida de que gozan los privilegiados, la pavorosa miseria que todavía padecen, en este mundo tan próspero, centenares de millones de seres humanos” (…) LA CIVILIZACION DEL ESPECTACULO, MARIO VARGAS LLOSA.
La tonta idea de que el hombre es el centro del universo, aun todavía un poco más, su dueño, quien impone con la razón y el conocimiento los acontecimientos, tomando dichos sucesos por absolutos sin darle cavidad a la magia o la espiritualidad y los milagros, esa idea que se desarrolla luego de que el método científico cambie a raíz del positivismo y el utilitarismo, envuelve al hombre en su propia arrogancia y hace notar su ingenuidad.
A pesar de que el romanticismo abrió la puerta a los milagros, la espiritualidad, el arte, la imaginación, la esperanza, entre otros, el hombre sigue buscando con afanes el progreso y el pretender ser, rápidamente, mejores. Pero a la par se nota en el mundo moderno un error del hombre al creer que evolución y progreso, cambio y mejoría, mejor y supremacía y superioridad, era lo mismo, en otras palabras, el hombre en su afán de avanzar rápidamente para lograr la perfección, se olvidó de generar una espiritualidad que envolvía al ser en esa cultura ética y moral.
El progreso que se busca en la sociedad es algo inmediatista, donde las personas ahorraran esfuerzos y donde todo a nuestro alrededor nos sirva a cada uno, el hombre ahora pretende ser el dios mismo, y a un lado queda el placer de lo misterioso, de la aventura y la espiritualidad. Envuelto en la ambición del poder, el hombre vive en una nueva especie de cultura en donde lo negativo y desagradable no existe, Ospina lo llama religión, lo cierto es que dicha cultura o religión manipula el hombre con un poder inhumano impidiéndole pensar en otra cosa que en él mismo.
En el romanticismo el hombre puede encontrar una costumbre de esperanza y sentimientos que fomenta en la sociedad una cantidad de valores, a los cuales las personas se hacían y así crecían dentro de la imaginación y los sueños, con ganas de luchar para alcanzar la felicidad
que no era otra más que la verdad. Pero a pesar de todo no fue suficiente, el ser aun creía en el progreso, y se empezó a reemplazar las cosas del alma y espirituales del ser, sus sentimientos y emociones, sus sueños e imaginaciones por la utilidad, la utilidad que cada cosa podría brindar para que el ser fuese subiendo en los escalafones egocéntricos y empezara a ser el dios del universo.
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