Fracasamos

Colombia ¿un país que fracasó?

¿Es Colombia un país que fracasó?, ¿Es Colombia un país en decadencia?, o ¿Es Colombia un país en crecimiento?

Estas preguntas, aunque de por sí han sido bastante discutidas a nivel nacional tanto práctica, como teóricamente, inquietan profundamente después de realizar la lectura del libro, y es que aunque estamos en un país en “vía de desarrollo”, encontramos varias incoherencias que nos podrán permitir establecer el estado actual de Colombia.

Existen dos clases de sociedad, la primera es la inclusiva, aquella que propende por un pluralismo – sea este político, social o económica -, y del cual se puede realizar un crecimiento económico, lo cual hace que el país crezca y se pueda catalogar como “verdadera sociedad”. La segunda sociedad, es la extractiva, aquella que concentra el poder en una elite – que de por sí es selectiva -, y que explota los recursos estatales para el beneficio propio de esa elite y para su enriquecimiento, sin importar, que perjudican a quienes “gobiernan”.

Ahora bien, y una vez puestos a disposición del lector, los elementos esenciales con los que se pretende desarrollar este escrito; nos preguntamos ¿es Colombia un país inclusivo?, o ¿es Colombia un país extractivo?

La respuesta tiene dos vertientes, la primera respuesta es sí, Colombia sí es un país inclusivo, puesto que así está establecido en la Constitución Política de 1991, es decir, en la teoría Colombia es bastante inclusivo. La segunda también es afirmativa, sí, Colombia sí es un país extractivo, puesto que no es complejo entender que si bien estamos administrativamente “bien” distribuidos, y tenemos la opción de representar al pueblo, siempre y cuando uno sea elegido por “elección popular”, la historia nos ha dicho diversas cosas, y todas en contravía de lo que nos dice la teoría.

Veamos, no es de extrañar que las familias que actualmente nos gobiernan han tenido el poder político y económico para estar siempre arriba, de esta forma, nuestro alto gobierno, tuvo ascendientes que han ocupado los mismos cargos que actualmente detentan nuestros gobernantes, y de por sí, ninguna familia o “estirpe” nos ha traído cambios sustanciales para que este país prospere. No vayamos muy lejos, en la costa atlántica del país encontramos un sin número de políticos que viven del nombre y de la “tradición” que han dejado sus familiares, familiares estos, que se encuentran - la mayoría- recluidos en una celda por tener vínculos irregulares con algunas autoridades – legales o ilegales -, y todo en pro, de su beneficio personal, de su crecimiento patrimonial.

Aquí en Bogotá, llevamos poco más de 10 años con el problema de la gobernación distrital, la calle 26, la maquina tapa huecos, el relleno de doña Juana, la semaforización, entre muchas otras, que por ser tantas, se nos pueden quedar en

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