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Frater Alastor


Enviado por   •  25 de Marzo de 2012  •  Tutorial  •  10.105 Palabras (41 Páginas)  •  672 Visitas

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Enrique Barrios

Maravilla

Digitalizado Por:

Frater Alastor

PROLOGO

Lectora, lector, primero quiero agradecer tu cariño, quiero agradecerte porque me comprendes, porque sé que cuento contigo, y eso no es poco, porque a ti dedico mi vida. De todo corazón, gracias.

Segundo, quiero contarte que he decidido en esta obra “salir al escenario”, es decir, ser el protagonista de ella. ¿Para qué? Para cumplir mejor con un aspecto de mi trabajo, que consiste en desmitificar la espiritualidad, acercarla más a lo cotidiano, a las personas normales, a Manolo, el vecino de la esquina, que piensa que lo espiritual es exciusividad de seres superdotados, de santos, de elegidos, y él no tiene nada de eso; además las cosas “sagradas” le causan cierto temor o le parecen más fantasía que realidad, y se siente muy diferente de esos señores que hacen yoga o cosas así y que son vegetarianos y parecen ser muy elevados y puros.

“Para eso hay que ser muy especial, yo no soy un santo, tengo defectos, imperfecciones... No, eso no es para mí”, piensa Manolo, por eso prefiere alejarse y enterarse solo de política, deporte, finanzas, farándula, ciencia o arte —aspectos de nuestra cultura que son importantes, claro— pero como Manolo, aparte de ser Manolo el de la esquina, es además una criatura cósmica en crecimiento, en evolución, tiene también necesidad de información que le ayude a ser más humano y menos ignorante acerca de sí mismo, aunque no se de cuenta cabal de ello; y como se cerró a esas cosas por sentirse muy imperfecto o porque no cree en ellas, perdió la posibilidad de encontrar el camino que podría llevarle justamente a perfeccionarse un poco más, a no cometer errores graves, a no violar principios cósmicos inmutables, a utilizar en su favor fuerzas que están a su alcance, para poder así vivir un poquito más en armonía con el fluir de la vida universal, sufrir menos y encontrar la senda hacia una forma superior de existencia.

Pobre Manolo, no sabe que es un pequeño dios, un gran Mago...

Te contaré que yo soy como Manolo, la única diferencia es que sé ciertas cosas que él desconoce, porque tuve la suerte de no cerrarme; a pesar de mis defectos y de mi falta de fe en muchas recetas, seguí buscando y encontré algo, pero soy como él, soy un producto de este siglo, con toda la imperfección interior de Manolo, no demasiado inteligente ni culto, con una gran fe en Dios, eso si, pero en Dios, a secas, cuestionador de muchas cosas que me parecen fantasía, igual que Manolo, y, a pesar de todo ello, he podido tener experiencias espirituales o paranormales (algún día le quitaremos el “para”) que han sido muy importantes para mí, tanto, que han marcado el inicio de mi trabajo de escritor y que han provocado un vuelco total en mi vida, pero sin llegar a convertirme en un asceta. No es mi propósito. Yo se que es un grave y muy difundido error el tomar ciertas abstinencias como segura fórmula de evolución de la conciencia. Si así fuera, entonces los deportistas en general serían unos Maestros... Basta con una conducta normal para comenzar (es decir, bastante defectuosa) y luego, poco a poco ir tratando de superarse.

Como he vivido muchos momentos de felicidad gracias a mi contacto con lo espiritual, como hasta dinero he recibido, quisiera que Manolo se enterara de posibilidades que se está perdiendo y que son más lindas e interesantes que el resultado de la Supercopa; por eso mi propósito inmediato es el de animar a personas normales a interiorizarse un poco más en el Camino del crecimiento interior, pensando que ello a la larga contribuirá en la transformación gradual, pacífica y armoniosa de este mundo, que no cambiará a partir de santos, porque son muy pocos y porque están más interesados tal vez en su propia santidad que en el mundo actual, sino a partir de personas como Manolo, yo y Rosa, ponque somos la mayoría; por eso he decidido retratar a una persona normal, yo, en su contacto con realidades superiores. Ya lo hice con Pedrito y Ami, pero hay otros escalones, avancemos un poquito más.

Te cuento de paso que he decidido mantener en privado mi vida familiar, así que en ese punto esta historia no se ajusta en un ciento porciento a la realidad; en cambio en todo lo demás, no necesariamente...

Digamos entonces que esto es una “realidad novelada”, con 10 coal no aclaro nada y todos quedan contentos (espero).

E. B. Sin lugar ni fecha, porque estas cosas trascienden espacio y tiempo, así que poco importa que esté en Buenos Aires y que sea 5 de marzo de 1992...

CAPITULO 1

Santiago de Chile, domingo 10 de enero de 1988.

—Señor Barrios —dijo por el teléfono la autoritaria voz del desconocido—, usted está listo para encontrarse con un ser extraterrestre.

Corté, por supuesto.

Creen que porque uno escribe historias con esos temas, uno es un pobre ingenuo, Un crédulo, un tonto, pensé molesto.

Voy al computador para intentar una vez más sacar adelante el tercer título de la serie que comenzó con el niño de las estrellas y continuó con su regreso, pero, como era habitual en aquellos días, mi mente estaba en blanco, no se me ocurría nada.

Nuevamente el teléfono vino a interrumpir mi poco fecunda labor creativa. Me puse tenso. Esperé que no fuese el mismo ocioso anterior.

—Diga —expresé con cierta aspereza.

—Señor Barrios, esto no es una broma, si corta de nuevo volveré a llamarlo en diez minutos, para que tenga tiempo de meditar, pero será la última vez, y si me rechaza nuevamente perderá usted la única posibilidad en su vida de tomar contacto con un ser extraterr. - -

—¡CLlCK!

Frente al teclado, una inquietante idea se me cruzó: ¿y si fuese verdad?...

—¡Pamplinas! —exclamó Dudote, un yo mío que es bastante incrédulo.

No me pareció que un llamado telefónico fuese el inicio del camino a un “encuentro cercano del tercer tipo”. Tendría que ser algo más íntimo, telepático, qué sé yo. Esos llamados tenían un noventa y nueve por ciento de posibilidades de ser la obra de un bromista o demente.

—Y Un uno por ciento de probabilidades de ser algo serio. ¿Vas a arriesgarte a cerrar definitivamente esa oportunidad maravillosa? -dijo Bobi, otro yo mío que parece estar dispuesto a creerlo todo.

Como los diez minutos habían pasado, el teléfono estaba sonando.

—Recuerda que es tu última oportunidad —continuaba diciendo mi yo crédulo.

—Y

...

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