Frin

Éstas son algunas preguntas que se hace Frin, en la más reciente novela del escritor argentino Luis María Pescetti, cuando se enfrenta a situaciones que no entiende o que le resultan difíciles de resolver.

La fuga repentina de un amigo para volverse cirquero, la llegada de un nuevo maestro de música a la escuela, la lucha constante con un niño abusivo que lo obliga a responder por él todas las pruebas de matemáticas o la partida a otro pueblo de un ser querido, son situaciones ante las cuales Frin deberá tomar las mejores decisiones para él y quienes le rodean.

¿Quién es Frin?

Es un chico que se cae cuando corre, conocido por su incapacidad para defenderse, pero bueno para contar chistes y leer bien en voz alta. Le gusta una niña llamada Alma. Ella también lo quiere y adora que le escriba cartas. Disfruta mucho bromear con su mejor amigo Linko, andar en bicicleta con su perro Negrito y trabajar con Elvio, el dueño de la papelería donde Frin pasa todas las mañanas.

Le choca que sus papás vean la tele y no platiquen con él, odia al maestro de Educación Física y le desesperan las tardes de domingo, “tan aburridas en todas partes”.

Lejos de Frin

Aunque este niño siempre busca maneras de romper con la rutina, en menos de lo que dura un ciclo escolar su vida cambia. Gracias a una canción que le compone a su novia y a la rifa que organiza para comprar una computadora, pasa de ser uno más del salón de clases, para convertirse en casi un ídolo juvenil.

Frin aprenderá a charlar en línea para no extrañar, a mirar en fotos viejas la belleza de quienes ya no son tan jóvenes, a escuchar en la voz de un hombre viudo los sonidos de la alegría y a reconocer la infancia en una canción asquerosa.

Junto con sus amigos, este niño preguntón que admira la cocina y las ensaladas de la mamá de Lynko y detesta a las vendedoras que pretenden saberlo todo sobre su negocio, conocerá cómo es la vida de un trapecista, lo que son las apuestas “por debajo del agua”, la técnica perfecta para escupirle a una piedrita desde una azotea y lo que se siente decir hola y adiós en una terminal de autobuses.

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