Guerra Asimetrica
Enviado por 4103 • 27 de Abril de 2014 • 1.631 Palabras (7 Páginas) • 275 Visitas
Guerra asimétrica
La asimetría, entendida como disparidad de la capacidad militar, no es un fenómeno nuevo. Las partes beligerantes siempre han poseído distintos grados de potencia militar que han tratado de aprovechar en beneficio propio. Sin embargo, dado que las guerras entre Estados son cada vez más inusuales, la disparidad entre las partes, en particular desde el punto de vista de la tecnología, se ha convertido en un rasgo definitorio de numerosos conflictos actuales. Esto es especialmente evidente en las guerras en las que interviene una de las grandes potencias, dado que poseen mayores cantidades de armamento y la tecnología más avanzada. También es el caso de las coaliciones de Estados que luchan contra un enemigo común, como la liderada por Estados Unidos en Irak, o la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) en Afganistán.
Los conflictos armados internos en los que un Gobierno se enfrenta a uno o varios grupos armados serían otro ejemplo típico de guerra asimétrica. La creciente asimetría entre las partes se ha asociado a un recurso más frecuente a los ataques pérfidos y al ataque deliberado a la población civil por la parte más débil, así como al uso de tácticas ilícitas por la parte militarmente más fuerte, entre ellas los ataques indiscriminados y la detención y prácticas de interrogatorio ilegales. En 2009, el secretario general de las Naciones Unidas subrayó los riesgos que supone para la población civil la creciente asimetría en las situaciones de conflicto, como en Afganistán, Irak, Pakistán y Somalia. Al enfrentarse a un oponente militarmente más fuerte, la parte más débil tratará de compensar su posición de desventaja recurriendo a medios y métodos de guerra prohibidos por el DIH y que socavan la protección de los civiles. Los ataques directos a “objetivos fáciles” como las personas civiles y los bienes de carácter civil constituyen la amenaza más evidente para los civiles en numerosos conflictos asimétricos. En estos contextos, las organizaciones humanitarias también están siendo blanco de los ataques con cada vez más frecuencia. Para la parte más débil, estos ataques resultan más sencillos y causan menos pérdidas que los ataques al personal o a las instalaciones militares. Además de sus consecuencias devastadoras inmediatas, los ataques a personas civiles pueden tener importantes efectos políticos y psicológicos al sembrar el pánico entre toda la población civil. Asimismo, suelen recibir una gran cobertura mediática, lo que “multiplica” su efecto al influir en la percepción que tiene el público de las operaciones bélicas. Por motivos similares, cada vez es más frecuente la toma de rehenes, como la captura de periodistas y de otros colaboradores de los medios de comunicación.
Algunos grupos también pueden recurrir a tácticas ilícitas como estrategia militar intencionada para explotar los puntos débiles del enemigo. Confundirse entre la población civil, colocar objetivos militares en zonas civiles o utilizar a civiles como escudos humanos son tácticas que aprovechan el principio de distinción para que el adversario no pueda atacarles sin infligir daños a la población civil. Dado que, para la parte militarmente más débil resultaría difícil, a la vez que peligroso, acercarse demasiado al adversario para atacarlo, esta puede recurrir a ardides como simular que posee un estatuto de protección, por ejemplo, vistiendo ropa de civil, o utilizando objetos o emblemas protegidos con fines militares.
Si bien llevar ropa de civil no está prohibido como tal (pese a que entraña, eso sí, la pérdida del estatuto de combatiente), viola la prohibición de la perfidia si se utiliza de manera deliberada para matar, herir o capturar al adversario41. También aumenta la probabilidad de causar daños incidentales a los civiles, o de que los civiles sean atacados por error. A este respecto, resulta especialmente inquietante la utilización, en conflictos armados recientes, de grupos que gozan de protección especial en virtud del DIH y que no suelen despertar sospechas, como los niños y, en algunos casos, los niños discapacitados, para cometer incluso atentados suicidas.
Las personas civiles gozan de protección contra los ataques directos “salvo si participan directamente en las hostilidades y mientras dure tal participación” .
Determinar si y cuándo un civil participa en las hostilidades es una cuestión que ha ido adquiriendo cada vez más importancia en los últimos años, principalmente debido al predominio de los conflictos armados no internacionales en los que la población civil participa de diversos modos. Esta cuestión resulta especialmente preocupante en los conflictos asimétricos en los que los combatientes tratan deliberadamente de confundir al adversario con respecto a su estatuto. El posible riesgo que esta táctica plantea para la población civil se ve exacerbado cuando las hostilidades tienen lugar en zonas urbanas u otras áreas con gran densidad de población.
Los mandos militares tratarán de evitar la exposición de sus soldados a riesgos
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