INDIGENAS RURALES, MIGRANTES, URBANOS: UNA EDUCACION EQUIVOCADA, OTRA EDUCACION POSIBLE
Enviado por miriam_23 • 17 de Marzo de 2014 • 3.549 Palabras (15 Páginas) • 455 Visitas
INDIGENAS RURALES, MIGRANTES, URBANOS: UNA EDUCACION EQUIVOCADA, OTRA EDUCACION POSIBLE
El artículo analiza la situación educativa de los indígenas, con particular referencia a tres grupos: los indígenas que habitan en centros rurales en sus comunidades de origen, los migrantes y quienes viven en centros urbanos.
Imposible pensar en América Latina, su pasado y su presente, pero tampoco su futuro, sin considerar a sus pueblos indígenas. La educación que nuestros Estados nación les han ofrecido hasta la fecha ha sido poca, pobre, irrelevante e ineficaz.
Las localidades donde viven los indígenas han sido las últimas en ser electrificadas, en contar con redes de agua potable, en contar con carretera cerca de sus comunidades, en gozar del acceso a servicios de salud y en tener escuela. Muchas de estas localidades todavía no cuentan con ninguno o con algunos de estos servicios.
La situación educativa de los indígenas ha sufrido también como consecuencia de siglos de dominación.
“En América Latina, sin excepción, los pueblos indígenas son los que acusan los indicadores más bajos de desarrollo educativo, los que menos acceso tienen a la escuela, los que con mayores dificultades transitan y permanecen en ella cuando acceden, los que con mayores problemas continúan en niveles superiores y los que menos aprenden. Y lo más grave de todo es que son aquellos a quienes menos les sirve la escuela para su vida actual y futura.
El indicador más elocuente de la inequidad educativa, es la tasa de analfabetismo. El analfabetismo indígena, en todos los países, es superior al analfabetismo no indígena.
II. LA EDUCACIÓN DE LOS INDÍGENAS EN MÉXICO
II.1. LA EDUCACIÓN DE LOS PUEBLOS
Indígenas en comunidades de origen En México, una parte importante de los niños y niñas indígenas rurales asiste a escuelas preescolares y primarias denominadas “interculturales bilingües”.
Los docentes de las escuelas interculturales y bilingües son indígenas que supuestamente hablan la lengua de los niños a los que atienden.
Son contratados con la educación media concluida, y hasta hace unos años, con educación media básica. Después de un curso de inducción de tres meses, son enviados a laborar frente a un grupo. Ahora es obligatorio que se inscriban en la licenciatura semiescolarizada en educación preescolar y primaria en el medio indígena en la Universidad Pedagógica Nacional. Sin embargo, todavía el 50% de los docentes indígenas no cuentan con estudios profesionales en docencia. Un estudio del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2007) revela que los maestros indígenas son los que menos leen.
Los niños indígenas asisten menos a la escuela que los no indígenas. Los niños indígenas reprueban y desertan más que los niños no indígenas. Así, la probabilidad de que un niño indígena termine la educación primaria en 6 años es de 0,51, mientras que la de un niño no indígena es de 0,71; Los niños que asisten a escuelas indígenas aprenden menos en la escuela que los que asisten a escuelas primarias generales.
El rendimiento escolar de los niños que asisten a escuelas indígenas se encuentra siempre por debajo, y de manera significativa, de los que asisten a otros tipos de escuela.
El estudio del INEE ya citado (2007a) descubre que los niños indígenas que asisten a primarias generales rurales tienen mejores resultados en las pruebas Excale que los que asisten a escuelas indígenas. Esto no se debe a diferencias socioeconómicas, sino a diferencias en la calidad de sus docentes. La situación de desigualdad educativa se suma a la socioeconómica para dar lugar a una situación grave de injusticia social. Los alumnos indígenas, que son los que más requieren calidad en la atención educativa, son los que menos recursos y calidad en la atención reciben.
II.2. LA EDUCACIÓN DE LOS INDÍGENAS URBANOS
Como resultado del fenómeno migratorio, un porcentaje ya muy importante de los indígenas mexicanos son indígenas urbanos. Este porcentaje se estima hoy en 40%.
Las consecuencias de este fenómeno son de enorme importancia. La multiculturalidad se vive ya en espacios cada vez más reducidos. Hasta hace algunos años, cuando hablábamos de multiculturalidad, nos referíamos a la coexistencia en un mismo territorio de grupos culturales y pueblos diferentes.
Ahora, la multiculturalidad ha pasado a ser no sólo coexistencia, sino también convivencia. Esta convivencia genera situaciones claras de discriminación, y como tal es muchas veces potencial o realmente conflictiva. También han sido muy estudiados los fenómenos propios de la vida de los indígenas en las ciudades. Es conocida la precariedad de las condiciones de vida a las que estos indígenas arriban.
Generalmente viven en los cinturones de miseria de las grandes ciudades, con lo que ello trae consigo de ausencia de servicios, hacinamiento e inseguridad. El acceso al empleo formal es muy complicado debido a la baja escolaridad.
En la ciudad se enfrentan a la discriminación de una sociedad ancestralmente racista, que no ha podido comprender que la pobreza económica no es lo mismo que la pobreza cultural, y que incluso atribuye la pobreza económica a la pobreza cultural. Las redes de paisanaje, parentesco y compadrazgo ayudan a paliar esta denigración cotidiana. Sin embargo, muchas veces, y en su relación con los otros diferentes, los indígenas prefieren ocultar su origen étnico.
La cultura necesariamente se dinamiza en un contexto diferente, pero lo esencial se conserva al menos durante las primeras dos generaciones. Al natural refugio que representa el grupo paisano de referencia, se añade con el tiempo la presencia de organizaciones de indígenas urbanos. Estas organizaciones indígenas comienzan siendo étnicas, y pronto trascienden a lo panétnico. Las organizaciones resultan excelentes mediadoras con los gobiernos locales para la consecución de servicios básicos y vivienda, representan generadoras de proyectos económicos importantes, y son escenario de expresiones culturales que trascienden el autoconsumo para presentarse en sociedad.
Un sitio obligado de llegada de los indígenas que arriban a la ciudad, al menos de la población en edad escolar, es la escuela.
La escuela es valorada por la población indígena en general, y más aún por la migrante, porque representa la puerta de entrada a la sociedad de destino en la que han decidido continuar su vida. A pesar de ello, la población infantil hablante de lengua indígena forma parte de los grupos más vulnerables en materia de acceso, permanencia y aprendizaje en la escuela.
Los alumnos indígenas que asisten a la escuela enfrentan una serie de problemas.
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