INTRODUCCION GENERAL A LA CRÍTICA DE LA ECONOMIA POLITICA
Enviado por gerardo117 • 1 de Abril de 2014 • 2.157 Palabras (9 Páginas) • 470 Visitas
1) LA PRODUCCION EN GENERAL
La dependencia entre otros genera unas relaciones sociales que toman un carácter global, ya que la producción en general no puede ser tomada como algo “aislado” ya que esta complejamente articulado. En esta época (siglo XIX en Marx) se generan distintas discusiones que dan no solo para atender a la unidad, sino más bien a un colectivo que se complejiza cada vez más. Un ejemplo citado por Marx se desarrolla con el capital, el cual es un producto colectivo y sobre todo evolutivo, aun así es un organismo con distintas ramificaciones, pero de características meramente generales.
El lector que quiera realmente seguirme deberá estar dispuesto a remontarse de lo particular a lo general.
Mi especialidad era la jurisprudencia. En 1842-1843 siendo redactor de la Gaceta del Rin me vi por primera vez en la difícil obligación de tener que opinar sobre los llamados intereses materiales, lo que me movió a ocuparme de problemas económicos.
En esa época, en la Gaceta del Rin se había hecho oír un eco del socialismo y el comunismo francés, teñido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de ese trabajo de aficionados, mis conocimientos de ese entonces no me permitían aventurar juicio alguno acerca del contenido mismo de las tendencias francesas.
2) LA RELACION GENERAL DE LA PRODUCCION CON LA DISTRIBUCION, EL CAMBIO Y EL CONSUMO
Mis investigaciones me llevaron a la conclusión de que tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado, no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, tienen sus raíces en las condiciones materiales de vida y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política. El resultado general al que llegué es que los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.
El modo de producción de la vida material condiciona el progreso de la vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, es su ser social el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes.
Estas relaciones se convierten en trabas suyas y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se conmociona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas conmociones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes que se desarrollen todas las fuerzas productivas. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar. A grandes rasgos podemos designar como tantas otras épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el “antiguo”, el feudal y el “moderno burgués”. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción en el sentido de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
Para la conciencia, el movimiento de las categorías aparece como el acto de producción real cuyo resultado es el mundo; y ello es exacto en la medida en que la totalidad concreta, como la totalidad pensada, como representación mental de lo concreto, es en los hechos un producto del pensamiento, un producto de elaboración de conceptos a partir de la visión inmediata y de la representación; es un producto del cerebro pensante que se apropia del mundo de la única manera que le es posible: de una manera que difiere de la apropiación de ese mundo por el arte, la religión, el espíritu práctico. El sujeto real subsiste en su independencia fuera del espíritu; y ello durante tanto tiempo como el espíritu tenga una actividad puramente especulativa, puramente teórica. Por consiguiente, en el ejemplo del método teórico, es preciso que el sujeto, la sociedad, esté constantemente presente en el espíritu como dato primero.
Las categorías simples son la expresión de relaciones en las cuales lo concreto todavía no desarrollado ha podido ser realizado sin haber establecido aún la relación más compleja que encuentra su expresión mental en la categoría más concreta. La categoría más simple puede expresar relaciones dominantes de un todo menos desarrollado.
Aunque históricamente la categoría más simple pueda haber existido antes que la más concreta, puede pertenecer, en su total desarrollo, precisamente, a una forma de sociedad compleja, en tanto que la categoría más concreta se encontrada más completamente desarrollada en una forma de sociedad que lo era menos. Concebido desde el punto de vista económico el trabajo es una categoría tan moderna como las relaciones que engendran esa abstracción simple. Las abstracciones más generales solo nacen con el desarrollo concreto más rico donde un carácter aparece como común a muchos, como común a todos.
Los individuos pasan con facilidad de un trabajo a otro y en la cual el tipo preciso de trabajo es para ellos fortuito, y por ende, indiferente. Allí el trabajo se ha convertido, no sólo en el plano de las categorías, sino en la realidad misma, en un medio de crear riqueza en general, y, como determinación, ha dejado de ser cosa exclusiva de los individuos, en algún aspecto particular.
La abstracción más simple que la economía política moderna ubica en primer plano y que expresa una relación muy antigua y válida para todas las formas de sociedad no aparece, sin embargo, bajo esa forma abstracta, como verdad práctica, a no ser como categoría de la sociedad más moderna.
El trabajo muestra en forma notable que las categorías más abstractas, aunque válidas, para
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