Implicaciones Ambientales De La Globalización: Globalismo Y Ambiente. • Perturbaciones físico-naturales A Nivel Planetario • El Debate Sobre La Sustentabilidad Y El Ambientalismo Tecnocrático
Enviado por eudyscabrera • 16 de Abril de 2015 • 1.468 Palabras (6 Páginas) • 668 Visitas
PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO
Efecto invernadero y otras antropogénias climáticas
Luis Sabini Fernández.
Ecoportal.net30-12-2004
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=9415
Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU. en lo más profundo, es que es cierto que existe un fenómeno planetario de calentamiento global, y podrían hacer algo para encarar el calentamiento global, pero ello significaría un costo impresionante para la industria del país y para su sistema de vida.
Desde que algunos investigadores presentaron hace ya décadas la preocupante hipótesis de que existía un fenómeno planetario de calentamiento global antropogénico designado descriptivamente como "efecto invernadero", las polémicas sobre su existencia arreciaron.
Con el paso del tiempo, sin embargo, fue constituyéndose un consenso creciente sobre semejante fenómeno, y cuando se realiza la conferencia mundial de clima en Kyoto en 1997prácticamente todos los climatólogos están de acuerdo en su existencia. Con una excepción: el equipo de especialistas que representa a EE.UU. niega esa hipótesis.
Con ello sobreviene la negativa de EE.UU. a firmar el timidísimo convenio propuesto en Kyoto (sobre la base de las emisiones registradas en 1990, bajar hacia 2012 un 5% las emisiones de gases causantes del efecto invernadero, en particular dióxido de carbono, que es uno de los gases más abundantes del planeta, producto de la combustión del oxígeno). En realidad, investigaciones presentadas en ese encuentro estimaban que para controlar satisfactoriamente el "efecto invernadero" había que encarar la disminución del 60% de tales gases, no del 5%.
En lo que va de 1997 a 2004, el convenio siguió sin implementarse porque no se cumplían las condiciones mínimas acordadas: que por lo menos el 55 % de los países que abarquen por lo menos el 55 % de las emisiones, lo ratificaran. La negativa de EE.UU., que cubre más de un tercio de las emisiones mundiales, dificulta alcanzar esas cotas (exige casi la unanimidad del resto del mundo), aunque la reciente incorporación de Australia a los firmantes augura una inminente entrada en vigencia.
Pese a que lo acontecido entre 1997 y 2004 no hace sino confirmar cada vez más la existencia de llamativos cambios climáticos: el gobierno estadounidense, sus sucesivas administraciones, han persistido en la misma posición, negando toda responsabilidad humana en cualquier cambio climático de los que se están registrando, como el derribo de las barreras de hielos antártico y ártico, el derretimiento de casquetes de nieve en el Kilimanjaro en el corazón africano, por ejemplo, y otra serie de fenómenos que la mayor cantidad de climatólogos entienden como trastornos originados por el calentamiento planetario originado por el hombre.
El gobierno de Bush Jr. y las presidencias anteriores han sido particularmente reluctantes a asumir cualquier responsabilidad ambiental por parte de EE.UU. Tanto es así, que entre 1990 y2004 no sólo no las han reducido según el convenio sino que las han aumentado en un 11% (en tanto la UE ha reducido las suyas en un 4%)<http://www.ambienteyenergia.com/htms/notas/nota0208.html>.
Mientras los técnicos que sirven a la estrategia de poder de EE.UU. se aferran, curiosamente, en este caso al in dubbio pro reo, con el cual alegan que hasta que no haya pruebas contundentes de la responsabilidad humana en los cambios y trastornos climáticos hay que presuponer la total irrelevancia de los actos humanos, los científicos preocupados y las organizaciones ecologistas incluso de EE.UU. y de prácticamente casi todo el mundo, insisten en que las dimensiones de la incidencia humana en el planeta (quema de combustibles, contaminación química y cada vez más biológica, aumento poblacional, desmantelamiento de bosques, selvas, ríos, montes) es talque hay que actuar precautoriamente, y a la brevedad. El riesgo de catástrofe absolutamente fuera de control es tan pero tan grande y sobre nuestro único hábitat (véase "La carrera espacial", p. 32), que tomar recaudos parece lo sensato. La pregunta en todo caso es si la timidez, la casi insignificancia de los acuerdos de Kyoto, podrían alcanzar para inflexiones las curvas del proceso.
"¡No es cierto, no es cierto! ¡Y nada podemos hacer con eso! Así resume Mickey Kaus la actitud de la Casa Blanca ante el calentamiento planetario. Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU. en lo más profundo, es que sí, es cierto que existe, y podrían hacer algo para encarar el calentamiento global, pero ello significaría un costo impresionante para la industria del país y para su sistema de vida", resume el periodista Matthew Engel en su "Road tu ruin" (Guardian Weekly, Londres, 6/11/03).
Uno podría preguntarse acerca de los avales que tiene el gobierno de EE.UU. para negar el carácter antropogénico
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