Informe Un mundo feliz de Aldous Huxley

Contexto histórico y literario

La novela objeto de este desarrollo fue escrita en 1932 y en ella se plasma la generalizada desazón producida por todos los cambios sociales, políticos y bélicos de la época. La crisis económica causada por el Crack en el 29, llamada ‘’La gran depresión’’ creó una gran tensión social a nivel mundial que dio paso a la aparición de dictadores como Hitler, Franco o Metaxas. Esta crisis que se originó en Estados Unidos  que influyó, no solo en los países más desarrollados si no también en los más pobres donde la miseria se extendió como una pandemia.

Antes de que se desembocase la segunda guerra mundial la sociedad ansiaba la paz y estabilidad que había sido destruida junto a  la primera guerra mundial, la cual dejó millones de víctimas a causa de enfermedades o infecciones producidas durante la misma.  El resultado de esta situación sirvió de abono para la creación de la Sociedad de Naciones, cuyo fin era restablecer y reorganizar las relaciones entre las naciones a nivel internacional.

Toda esta situación política y económica se ve reflejada en los autores y obras de la época.  En Alemania, con la instauración de la ideología nazi, comenzó a cultivarse literatura nacionalista, influida esta por diferentes autores que seguían la política del régimen fascista de Mussolini en Italia. Esta literatura estaba enmarcada dentro del romanticismo, siempre resaltando y exaltando el triunfo imperial.

Por otra parte en Rusia, con la proclamación de Stalin como sucesor de Lenin y en el resto de países de la Unión Soviética se instauraba el realismo social, tratando de concienciar sobre la diferencia de clases y los problemas sociales. La finalidad era concienciar y advertir sobre los peligros del control del Estado, como hacía Huxley, haciendo de su novela una distopía,  una hipotética sociedad indeseable por si misma.

En España se establece el fin de la monarquía con las elecciones del 31, instaurando así la Segunda República que tendría una singladura efímera ya que poco más tarde el país se sumergirá en una guerra civil. Esta fue una época plateada de la literatura española gracias de la Generación del 27, influida ésta por la vanguardia surrealista que creó una estética que tendía al equilibrio, una síntesis entre el arte romántico y la concepción clásica.

Todo este contexto histórico cambiante de la época se ve reflejarlo dentro del contenido interno de la obra. Huxley muestra una sociedad avanzada tecnológicamente pero retrógrada en cuanto a libertad y expresión.  Trata de plasmar la enfermedad que supone el totalitarismo impuesto por los gobiernos así como cita en su libro ‘’ comí civilización, me sentó mal y enfermé’’.  Entiende los regímenes totalitarios como a una figura divina que implanta, de manera injustificada donde no hay cabida a los escrúpulos, un estado ficticio de salvación y de felicidad, haciendo así una reestructuración cognitiva de las masas fieles a su moral tradicional.

Hace referencia a la lucha de clases con la división jerárquica que establece entre los diferentes grupos (Alfa, beta, delta, gamma o épsilon) donde, en un mundo capitalista y nacionalista, el poder y el éxito derivan la posición social o del rol adquirido.

Tratamiento del tiempo

En la novela nos encontramos en el año 632 después de Ford, es decir, en una sociedad futurista comparativamente a la que vivimos nosotros en la actualidad. Si nos aferramos a la definición más reducida de tiempo entenderíamos a éste como un proceso que se reproduce de manera periódica infinitamente, pero nos quedaríamos en la superficie de este concepto; nuestra sociedad entiende el inicio de nuestro tiempo como el nacimiento de Jesús de Nazaret, determinando a este suceso como año, hablando así de un antes y un después dentro de nuestra era. Huxley define a Ford como una figura casi divina, pareciéndose el papel de este como al de un Jesús redivivo.

Para la sociedad de este “mundo feliz” el tiempo es completamente irrelevante, han sido condicionados desde su nacimiento a tener un orden preestablecido de cómo gestionar y gastar su tiempo e inclusive con quien hemos o no de decir de pasarlo. Desde que son bebés a cada niño se le asignará un rol dentro de la sociedad, por lo que ese niño y futuro adulto estará destinado a vivir su vida y usar su tiempo en determinadas tareas con determinadas personas. Un épsilon estará determinado a trabajar siete horas al día, con otros épsilones para cumplir los objetivos de los alfas. Bien es cierto que en el siglo XXI, al igual que en el pasado, siempre hemos estado predeterminados según nuestro nivel socio-económico-cultural a dedicar nuestro tiempo a unas labores u otras, por ejemplo,  si nos remontamos algunos siglos atrás, podríamos compararlo con la esclavitud y la trata de la población negra, donde por su ‘’condición’’ eran unicamente destinados a servir a las clases nobles.

La civilización de la obra no entiende para  qué existe el tiempo, es decir, no le da valor al paso de éste. Podemos observarlo en diferentes fragmentos como: — ¿Y para qué queremos el tiempo? —preguntó Lenina, un tanto asombrada.  Los personajes no conocen otro tiempo que no sea el suyo, otro mundo y otras maneras de vivir. Por lo tanto,  dentro de sus esquemas no puede existir el miedo al paso del tiempo. Al no temer que se acabe la vida, al no temer la muerte,  al no sentir incertidumbre sobre qué es lo que pasará después, el tiempo pierde su sentido y valor. El miedo es una emoción primaria que surge cuando creemos que algo se nos va a arrebatar o que podemos perder algo, por lo que, si no existe ese miedo, no existirá el anhelo de aquello pasado.

Existe una amplia relatividad del tiempo físico,  ya que cuando desean salir de éste o interviene alguna emoción negativa encuentran el remedio en el Soma, la droga  de un mundo feliz, que puede parecerse a alguna de las drogas sintéticas del siglo XXI, la cual permite que salgamos de nuestra consciencia y nos elevemos a un plano superior.  —El soma puede hacernos perder algunos años de vida temporal—explicó el doctor—. Pero piense en la duración inmensa, enorme, de la vida que nos concede fuera del tiempo. Cada una de nuestras vacaciones de soma es un fragmento de lo que nuestros antepasados llamaban “eternidad”.

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