Informe de lectura: La genealogía de la moral
Enviado por isakygo • 21 de Marzo de 2016 • Tarea • 465 Palabras (2 Páginas) • 331 Visitas
En este informe se proferirá acerca de las secciones veintiuno a veinticinco de la segunda sección del libro escrito por Friedrich Nietzsche en 1887: “La genealogía de la moral”.
Existen para Nietzsche dos conceptos primarios en esta parte de la obra: culpa y deber, que a su vez, desencadenan en los términos “acreedor y deudor”.
La idea de culpa y deber correspondía a una deuda, cosa que se ha heredado de generación en generación, pues este sentimiento de culpa (de estar en deuda) ha tenido su origen en una de las más primitivas relaciones que existen entre humanos, la relación entre comprador y vendedor, entre acreedor y deudor. Además, se ha recibido la idea de que si se está en este mundo es gracias a nuestros antepasados y que por lo mismo se tiene una deuda con ellos, que hay que pagar para redimir la culpa.
Esta deuda, en principio, se veía saldada con ceremonias, sacrificios, obediencia hacia los antepasados (los acreedores), pero conforme iba creciendo el linaje, iba creciendo la deuda, y así el poder que se le otorgaba a éstos; de manera que llegaría un punto en que la deuda sea tan grande que no pueda ser remunerada y entonces tenemos a un Dios, el primer antepasado, un acreedor, omnipotente.
Friedrich Nietzsche declara que los dioses tienen su origen en este sentimiento de deuda (culpa). “Una deuda [Schuld] con Dios: este pensamiento se convierte para él en un instrumento de tortura.”[1] (NIETZSCHE, F. p. 134). De ahí que haya una relación de sufrimiento y dolor entre el deudor y el acreedor. El hecho de que el perjudicado haga sufrir al deudor causa ‘bienestar’ pues así éste estaría retribuyendo el sufrimiento de su antepasado.
Es cuando el autor hace la comparación con los dioses griegos y advierte que la diferencia principal que existe entre el dios cristiano y los dioses griegos radica en que los dioses griegos no culpaban al humano por la forma en la que actuaba, si no que más bien lo justificaban. Llamaban a las acciones indebidas y fatídicas “locura” y no “pecado”, esa locura que se asumía y se entendía. Gracias a esto, el animal que se hallaba en el hombre no se iba contra sí mismo, ya que “estos griegos se sirvieron de sus dioses precisamente para mantener alejada la “mala consciencia””[2] (NIETZSCHE, F. p. 136). Mientras que, por su parte, los ideales cristianos estaban basados en los frutos de la mala consciencia.
Sin embargo, algún día llegará alguien lo bastantemente fuerte como para emprender el trabajo de despojar de la “maldición” que impuso un ideal dominante al pueblo y de los siglos de auto-tortura con los que cargan los hombres modernos.
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