JUVENTUD EN EXTASIS / CARLOS CAUTHEMOC
Enviado por 16171819 • 26 de Junio de 2013 • Informe • 2.699 Palabras (11 Páginas) • 553 Visitas
JUVENTUD EN EXTASIS / CARLOS CAUTHEMOC
—Si deseas entender a las chicas debes partir de lo básico: sus ciclos hormonales las hacen
subir y bajar cada mes por pendientes de diferentes estados de ánimo. Su mecanismo físico
es muy diferente al de los varones. Sienten deseo carnal pero mezclado con emociones. Para
tener un orgasmo necesitan sentirse amadas. comprendidas, valoradas; pensar que lo que
hacen está bien, que no corren peligro alguno, que no están siendo obligadas, que su
compañero de cama es agradable y considerado, que nadie les reprochará su entrega si son
descubiertas, etcétera. Son condiciones psicológicas imprescindibles y casi imposibles de
lograr por adolescentes aventureras. Así que, después de experimentar con el sexo,
comúnmente la autoestima de la joven soltera disminuye, sus valores se van al suelo, su
reputación ante los demás muchachos se echa a perder y cuando todo termina se siente
usada y denigrada.
—En una relación íntima interviene tanto el cuerpo como la mente, pero hay enormes diferencias entre uno y otro sexo. El varón es más práctico, más objetivo, y su orgasmo
tiene origen preponderantemente FÍSICO; puede sentir el mismo placer haciendo el amor
con una jovencita, con una mujer madura, con una amiga, con una desconocida,
manoseándose mientras hojea sus revistas; la única diferencia entre uno y otro evento
estribará en que algunos le producirán mayor excitación, pero al momento de llegar al
climax se convulsionará de igual forma en todos los casos. En cambio, la mujer es más
idealista y sentimental. Su orgasmo tiene origen fundamentalmente PSICOLÓGICO, asi
que accede a las seducciones del hombre no por el placer FÍSICO que ello le reportará sino
por cuestiones MENTALES: enamoramiento, deseo de ser aceptada, vanidad... ¡ qué sé yo!
A ellas les gusta sentirse admiradas, amadas, deseadas; les agrada que perdamos los estribos
por su causa, que las conquistemos y les demostremos cuánto estamos dispuestos a hacer
por poseerlas. Ésa es su retribución. Como ves, también satisfacen un deseo. El placer
femenino está conectado directamente a su psique...
—Y tú, ¿lograste acostarte con Jessica? —me preguntó Alfredo mientras descorchaba la
botella—. Todo el mundo se pregunta si habrás vencido a la puritana.
—Sí... —confesé titubeante—, fue una experiencia muy triste. Puso demasiadas
condiciones, pero cuando aceptó, trató de hacerme sentir responsable de su futuro. Me da un
poco de pena pues creo que en verdad me amaba. ¿Saben lo que me dijo después de
entregarse? Que a todas las muchachas se las presiona intensamen te para que tengan sexo;
que si tratan de ser decentes sus compañeras se burlan y los muchachos las ignoran; que por
eso la mayoría, al sentir ese rechazo, acceden a la vida sensual tan apreciada en el medio
juvenil. Sentí lástima por ella y decidí dejarla. Las mujeres no se dan cuenta de que a esta
edad los jóvenes no buscamos relaciones fijas; buscamos placer, diversión, aprendizaje; y
que cuando sentemos cabeza pensando en una relación formal desecharemos de inmediato a
todas aquéllas con las que nos divertimos para buscar a esa muchacha seria, ignorada en el
ayer, que supo darse a respetar.
—Lo que acabas de decir es muy cierto —comentó José Luis—. Una cosa es tener novia
para divertirte y otra muy diferente es elegir a la madre de tus hijos... Para esto último
siempre querrás a una joven diferente, difícil de conseguir, no como la piedra pateada por
decenas de hombres, sino como el diamante intacto que sólo a ti te fue posible alcanzar.
—¡Eso es definitivo! —contribuyó Alfredo con vehemente entusiasmo—, pero no se lo
digas nunca a una mujer o a un moralista porque te tildarán de "macho". ¡Obviamente si se
desea aprender a manejar son preferibles los carros usados... pero cuando se trata de escoger
el automóvil fijo, para toda la vida, hasta el más idiota preferiría uno nuevo...!
—Aunque hay algunos usados muy bonitos...
Volvimos a reír estrepitosamente. Moví la cabeza alegre pero descontento. Lo que comenzó
como una pregunta de consulta se había convertido en una polémica en la que todos éramos
expertos. —El sexo es algo muy emocionante —dijo José Luis mientras se servía más licor—. Lo
malo es que no es gratis, siempre hay que pagar por él: a veces con dinero y a veces con
halagos o palabras cariñosas.
—Pagar por él... —repitió Alfredo reflexionando muy seriamente—. Qué enorme verdad.
¡Ahora lo entiendo! Las prostitutas son groseras, desconsideradas y cobran en efectivo; en
cambio una compañera de la escuela se arregla con sus mejores ropas, se lava, maquilla,
perfuma y se va a la cama contigo si a cambio le prometes entrega eterna y amor total. Ése
es el pago que debes hacer. Hay que ser muy rápido de mente para manejar bien el asunto
sin ser descubierto, pero dominando la técnica se obtiene lo mejor al precio más barato, ¿no
es así? Así era.
Esa chica alta,
despampanante, siempre se paseó por sitios públicos ostentando un novio mal encarado, ¡y
ahora se hallaba repentinamente sin compromisos, bailando conmigo!
Por unos minutos no pude decir nada. Mis estrategias de conquista se habían vuelto más
suspicaces y maliciosas por la reciente plática.
Analicé la situación mientras me movía al ritmo de la música:
Joana había tenido un noviazgo largo; todos la vimos más de una vez besándose
apasionadamente, exhibiendo su enamoramiento y mermando con ello irremediablemente
su reputación. Si a eso se atrevió a la vista de los demás era fácil suponer cuánto hizo con su
ardoroso galán en la intimidad. Pobre chica. Si Joaquín la hubiera querido realmente no la
habría exhibido, y si ella hubiera sido más inteligente no lo habría permitido. Entre
estudiantes, las mujeres que se muestran ante los demás en exceso cariñosas con sus novios
quedan como marcadas. Pero eso no era un obstáculo para mí. Por el contrario, resultaba
evidente que había experimentado en buena medida con el sexo y no cargaría con los
complejos de mi ex novia Jessica. Además, seguramente se hallaba en una etapa de ligera
depresión emocional, ansiosa por sentirse querida, admirada, deseada...
Esa noche medité que definitivamente el sexo puede
...