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LAS MATEMATICAS EN LA ESCUELA


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  433 Palabras (2 Páginas)  •  350 Visitas

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¿PARA QUÉ ENSEÑAR MATEMÁTICAS EN LA ESCUELA?

Esta pregunta me pareció un poco sorprendente porque podría entenderse que detrás de

ella está el cuestionamiento: ¿Hay que enseñar matemática en la escuela? Casi todos

responderían afirmativamente a esto último. Algunos habrán olvidado para qué, otros

quizás nunca lo supieron. Por lo tanto, la pregunta original tiene sentido. Y tiene sentido

tomarse la respuesta en serio. O sea, no responder únicamente: porque a los 10 años el niño

tiene que saber sumar y multiplicar. Ésta es una respuesta operativa, pragmática. Soy de los

que cree que el niño debe saber operar bien, que no hay computadora que elimine la

necesidad de manipular los números, adquirir una imagen cuantitiva de los objetos de este

mundo. Pero no basta.

Estas notas estarán carentes de ejemplificaciones detalladas, de la experiencia de tratar con

niños de cerca de 10 años, pero pueden tener la validez de quien trata y le gusta tratar con

jóvenes en quienes las dificultades de aprendizaje de dos lustros antes se reflejan en

dolorosos traumas de estudio. Y de quien ha hecho de la enseñanza y de la investigación

matemática su profesión.

1. Contar

El niño pequeño aprende rápidamente a contar. Luego a distinguir. De individualizar los

objetos que le rodean pasa a “saber” sus nombres y a distinguir que algunas cosas pueden

clasificarse en las mismas categorías. El ejemplo mejor estudiado es el de los pares, quizás

porque tenemos varias partes del cuerpo que vienen de a dos. Después de distinguir que

mis dos manos y las suyas tienen algo en común, reconoce que la misma propiedad es

común a sus dos pies y, después, cuando pide un juguete y luego otro, el niño dice dos

juguetes. Y ha empezado a contar.

Los sucesivos números naturales hasta alrededor de diez vienen después, y en general

antes que el uno. Para un adulto esto puede resultar extraño, pero parece ser que

inicialmente es tan evidente la individualización de los objetos aislados que es innecesario

“contarlos”, y por tanto darle un número (el uno) a su cantidad. La creación de un nombre y

un símbolo para expresar la inexistencia de objetos es un asunto definitivamente más

complicado. Los niños no adquieren rápidamente la idea del cero, que es la negación de la

existencia. La misma humanidad necesitó del símbolo muy tardíamente en su desarrollo y

su introducción en nuestro mundo occidental significó un inmenso avance en el desarrollo

de la matemática.

Los niños más interesados pronto se preguntan cuál es el número más grande, los mejores

alumnos llegan a una idea puramente matemática de infinito. Estos niños habrán dado un

...

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