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La Colmena, Camilo José Cela


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  2.542 Palabras (11 Páginas)  •  623 Visitas

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LA COLMENA, DE CAMILO JOSÉ CELA, COMO NOVELA CORAL

Publicada en Buenos Aires a causa de la censura, La Colmena irrumpió en 1951 en la escena literaria española de la época, introduciendo en la literatura una decidida corriente de crítica y renovación. Como el propio Camilo José Cela afirma en una nota en la primera edición, esta novela no aspira a ser más que ‘’un trozo de vida narrado paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre’’ . Ambientada en Madrid del año 1943, la obra refleja la realidad intrahistórica de aquellos días de incertidumbre de la posguerra española, todo esto, a través de unos personajes inmersos en una insignificancia que -como afirma Gonzalo Sobejano en el prólogo del volumen-, llevada al extremo de la revelación, da lugar a uno de los efectos de extrañamiento más poderosos de la novela.

En el siguiente trabajo pretenderemos ahondar sobre todo en ese personaje coral que reconoce en La Colmena el más claro ejemplo dentro de la literatura española y en la que Cela es capaz de tejer las vidas de trescientos personajes, de forma que todos se fundan en una misma voz. La obra de Cela fue una auténtica revolución en el modo de entender la literatura. Dejando para más adelante el estilo narrativo y los diálogos (increíblemente realistas), hay que justificar esta revolución desde el punto de vista estructural: en La Colmena todos los personajes son casi igualmente importantes, de forma que cada conjunto de párrafos (a veces dos párrafos, a veces página y media), está centrada en un personaje, de modo que muchos de los personajes están conectados entre sí, y esto constituye un retrato brillantísimo de la época de la posguerra española.

El título está así plenamente justificado. Pero hay que decir que no es necesario, y esto es de lo más logrado de Cela: contando con decenas de personajes, el autor consigue que identifiquemos a todos ellos, que cada uno tenga una idiosincrasia, una forma de hablar característica y unas circunstancias personales propias, de forma que, cada vez que se habla de uno de ellos, se pueda detectar, tras pensar un poco, qué estaba haciendo ese personaje la última vez que lo dejamos, la última vez que el autor habló de él.

Es La Colmena una novela meramente visual. No es de extrañar que la versión cinematográfica no tardara en llegar. En una España pobre y decadente, los temas son variados pero conforman una atmósfera claramente pesimistas: el miedo, el aburrimiento, los vínculos sociales y familiares, la resignación, la dureza del día a día. Es una oda al patetismo cotidiano, una novela coral en la que los personajes parecen estar lanzando gritos de auxilio desde el interior, de ahí su apariencia tan realista y tan viva. Los cambios de voces que propone Cela según qué personaje esté hablando son ciertamente admirables, ya que trasciende a su personalidad y engancha aún más al lector.

Toda la narración es en tercera persona, con lo que impera la objetividad y Cela narra las peripecias de sus personajes sin juzgarlos ni preocuparse en comprenderlos, de ahí que el lector pueda observar con detenimiento que, con toda probabilidad, lo que el escritor gallego pretendía era mostrar y expresar, con discreción pero con firmeza, su desencanto ante el modo de vida de la época, su resignación ante una sociedad corrompida y falta de moral.

Nos encontramos con que en los diálogos hará alusión directa a la reciente Guerra Civil , nos encontramos ante una España empobrecida, católica y que intenta recuperarse. El café, es el lugar por excelencia de reunión, es un ir y venir de gentes de todo tipo. Unos, desalentados por el futuro que les espera –y no se equivocaban, tenía que pasar al menos diez años más para que España empezara a resurgir-, otros, orgullosos de formar parte del bando ganador. Nos enmarca ante situaciones de desesperación de muchos de sus personajes y aunque no de forma directa denuncia algunas de las situaciones que se vive. Un ejemplo de ello lo encontramos en:

‘’Martín la miró temeroso. Martín mira con cierto miedo a todas las caras que le resultan algo conocidas, pero que no llega a identificar. El hombre siempre piensa que se le van a echar encima y que le van a decir cosas desagradables; si comiese mejor probablemente no le pasaría eso’’

Si no de forma directa, Cela consigue a través de estas descripciones, que muchas de las personas que vivieron la posguerra se sientan identificados, de uno u otro modo. En esta escena concretamente, nos está describiendo una situación por la que el personaje está temeroso, tiene hambre, no se puede fiar de la gente, y aunque Cela no lo manifieste de forma directa, la novela sirve para evidenciar todas las injusticias que se están viviendo en esos años, que lo cuenten los personajes ayuda a no verse linchado por la censura –que de igual modo no pasó por el filtro franquista-. Asimismo, nos encontramos ante un ejemplo parecido, también con el personaje del joven Martín, en este caso se trata de un monólogo del muchacho. La situación es, a Martín le echan del bar por no tener dinero, y la dueña del bar doña Rosa, pide que le golpeen duramente, aunque el trabajador finalmente, se compadece de él y le deja irse. Tras esto, Martín pronuncia estas palabras:

‘’Yo soy Martín Marco (…) En este País a los escritores no nos conoce ni Dios. ¿Está claro? ¡Lo que yo quiero es comer! ¡Comer! ¿Es que hablo latín? ¡Je, je! ¿O en chino?’’ Todo el mundo lo entiende. ¡Je, je! Todo el mundo. ¡Comer! ¿Eh? ¡Comer!’’

Pese a estas circunstancias, nos encontramos con que el muchacho no pierde la esperanza, y podemos intuir con el final abierto, que es más fuerte el instinto de supervivencia que cualquier otro. Siempre deja un atisbo de esperanza.

Me refiero de nuevo a la nota en la primera edición, una nota reveladora, en la que el escritor que cuando escribió La Colmena contaba con veintisiete años, dijo que no iba a contar más que la dolorosa realidad, sin tragedias, sin caridad alguna. Cuando nos dice que Martín tiene que esperarse a fumar los restos de pitillo de la gente adinerada, no está contando más que la realidad. Si no lo hubiera hecho así estaría mintiendo y eso es para él, la fórmula perfecta de novelar.

Como ya hemos ido anticipando, aparece un personaje que destaca sobre los demás, Martín, que podríamos decir que es el protagonista –abre y cierra la novela-, si estuviésemos buscando uno. La forma de contar la historia del joven, cómo nos describe su situación, a mi parecer, su personaje es una forma de criticar el poco acceso y desarrollo cultural de la España de la posguerra. En cierto momento, a mitad de la novela, nos encontramos con ese choque entre vencedores y vencidos,

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