La Comunicacion No Verbal
Enviado por jdparca • 27 de Marzo de 2014 • 11.868 Palabras (48 Páginas) • 231 Visitas
1 UNA CIENCIA INCIPIENTE
Escultores y pintores siempre han sido conscientes de cuánto se puede transmitir con un gesto o una postura; y la mímica es esencial en la carrera de un actor.
También los psiquiatras han observado siempre agudamente las manifestaciones no verbales de sus pacientes y han tenido por costumbre señalarlas e interpretarlas.
Desde 1914 hubo un considerable interés acerca de cómo se comunica la gente por las expresiones del rostro.
Los antropólogos señalaron que los movimientos corporales no son fortuitos sino que se aprenden, lo mismo que una lengua. Sapir afirmó:
"Respondemos a los gestos con especial viveza y se podría decir que conforme a un código que no está escrito en ninguna parte, que nadie conoce pero que todos comprendemos".
La investigación de la comunicación es fruto de cinco disciplinas diferentes: la psicología, la psiquiatría, la antropología, la sociología y la etnología.
Cinesis significa estudio del movimiento del cuerpo humano. Uno de sus principios básicos es que no se puede estudiar la comunicación por unidades separadas. Es un sistema integrado y como tal debe analizarse en su conjunto prestando atención a la forma en la que cada elemento se relaciona con las demás. Los especialistas en cinesis suelen sacar sus cámaras sobre el terreno, al zoológico, al parque o a las calles de la ciudad y algunos de ellos sostienen que los psicólogos que filman dentro del laboratorio corren el riesgo de registrar conductas forzadas y artificiales.
Los psiquiatras reconocen desde hace tiempo que la forma de moverse de un individuo proporciona indicaciones sobre su carácter, sus emociones y sus reacciones hacia la gente que le rodea.
Sabemos cómo reaccionar cuando un conocido se hurga la nariz en público; así de cómo parecer interesado, pero no comprometido en una conversación.
Los antropólogos han observado las diferentes expresiones culturales del lenguaje corporal y han descubierto que un árabe, un inglés, un negro norteamericano y un blanco de la misma nacionalidad no se mueven de la misma manera.
Los etólogos también han hecho su aportación. Tras varias décadas de estudiar a los animales en estado salvaje, han descubierto asombrosas similitudes entre el comportamiento no verbal del hombre y el de los primeros primates. Sorprendidos ante este fenómeno, algunos se están volcando hacia la etología humana.
Las palabras pueden muy bien ser lo que emplea el hombre cuando le falta todo lo demás.
2 INDICADORES DE SEXO
Desde el momento en que nace un bebé, le hacemos saber, de mil maneras sutiles y no verbales, que es un niño y no una niña. Los niños suelen estar sujetos a un trato más brusco.
En algún nivel subliminal recompensamos o rechazamos comportamientos más sutiles, ya que en determinado punto de su desarrollo los niños comienzan a moverse y desenvolverse como varones, y las niñas como mujeres. Estas maneras de moverse son más aprendidas que innatas y varían de una cultura a otra.
Las mujeres inclinan la pelvis hacia adelante, mientras que los hombres la echan hacia atrás. El ángulo pelviano comienza a ser empleado como indicador del sexo, no a una edad determinada, sino cuando el individuo está ya preparado para cortejar -lo que no significa copular-.
Los adolescentes deben aprender nuevos movimientos corporales que revelan la forma en que se enseña el código no verbal.
Margaret Mead señaló en su libro Sex and Temperament in Primitive Societies que muchos de nuestros supuestos sobre la masculinidad o la feminidad provienen de la cultura.
La doctora Mead cree que existen diferencias sexuales, pero que esas tendencias básicas pueden ser desarrolladas mediante un aprendizaje.
El profesor Birdwhistell es el padre de la cinesis. Su trabajo sobre los indicadores de sexo ha demostrado que los movimientos corporales masculinos y femeninos no están programados por la biología sino por la cultura y se aprenden en la niñez.
Nuestra forma de parpadear está encasillada culturalmente como indicador de sexo. Para un norteamericano, un parpadeo rápido es masculino. Un hombre que cierre los ojos lentamente, incluso quizá dejándolos cerrados un instante nos dará la impresión de ser afeminado o un seductor potencial.
Los seres humanos no establecen la diferencia entre el hombre y la mujer por una sola característica sexual visible, sino por la suma de todas ellas, más, el hecho de que los hombres y las mujeres se muevan de manera enteramente distinta.
La moda cambia rápidamente, los indicadores de sexo no.
Puesto que no existen movimientos femeninos innatos, los homosexuales no están obligados a moverse de manera femenina. Un homosexual puede dar indicios de que desea ser reconocido como tal.
Por otra parte, el hombre que emite indicadores sexuales muy enfáticamente también puede con ello alejar a las mujeres.
Entre las mujeres suele suceder que las que parecen más declaradamente sexy y femeninas, sean con frecuencia las que menos respondan a cualquier aproximación directa y personal.
La mujer sexual puede empezar la noche apartada a un lado y con aspecto poco interesante; pero cuando habla con un hombre que le gusta, todo su rostro y hasta la postura de su cuerpo cambia.
La mujer sexy, es la que lleva grandes escotes y está rodeada de hombres. Ella está tan ocupada emitiendo la señal de "soy una mujer" que no exige nada del hombre que está a su lado, excepto su total atención; está tan enfrascada en el desempeño de su papel, que no tiene interés real en sus compañeros. En el fondo es una figura trágica. Probablemente de pequeña aprendió a ser una niñita dulce y condescendiente, para agradar a sus padres, que gozaban luciéndose con ella; al mismo tiempo se le enseñó que con frecuencia las personas se tratan mutuamente como posesiones. A medida que creció, comenzaron a abordarla hombres que en el fondo no gustaban de las mujeres. Usaban su compañía simplemente para probar su hombría, la trataban como objeto sexual. Al final se transforma en una mujer frágil y crispada, que presenta una imagen muy simple de sí misma y ofrece una mercancía muy simple. Nunca aprendió a responder o comunicarse con otro ser humano.
La comunicación, afirma Birdwhistell: "es una negociación entre dos personas, un acto creativo. No se mide por el hecho de que el otro entienda exactamente lo que uno dice, sino porque él también contribuya con su parte,
...