La Experiencia Preescolar: Juego, Comunidad, Reflexión
Enviado por sujeyl • 10 de Noviembre de 2013 • 506 Palabras (3 Páginas) • 584 Visitas
Una breve comparación con México
Los preescolares en Japón pasan largos ratos jugando libremente en un ambiente ruidoso, a diferencia de otros países donde todas las actividades son dirigidas, las actividades que realizaban en conjunto eran cantos, asambleas diarias y hora del almuerzo todo el resto del día pasaban el tiempo en juegos libres, haciendo lo que ellos quisieran, si querían trabajar con alguno de los materiales que estaban el salón, o si preferían salir a jugar al patio. Las actividades durante el todo el día se repartían, más o menos, así: 50% en juego libre, 14% en actividades artísticas o artesanales, 8% cantando, 7% en ceremonias o reuniones (reuniones de grupo o asambleas escolares), 7% en almuerzo, 5% en limpieza, 1% en actividades académicas (recreando un modelo con bloques). Durante el juego libre no tienen reglamentación y casi nunca supervisión, la maestra solo atiende las necesidades de cada niño, como amarrar o pegar con cinta adhesiva algo en lo que estén trabajando, también ayuda a integrar a los niños que se encuentran aislados, tanto si los niños le piden que lo integren o si ella misma ve a alguno sin ocupación.
Es importante resaltar que no es solo una manera agradable de pasar el tiempo sino que concuerda con las metas de la educación preescolar japonesa: fomentar los vínculos entre los niños y formar su disposición y capacidad para vivir en grupo.
Cuando los niños juegan, se conocen de manera natural; las educadoras de preescolar utilizan estos contactos naturales como andamiaje para la formación de una comunidad, ya que las maestras apoyaban la transformación de juegos a pequeña escala en empresas de gran escala de diferentes maneras: pidiendo a los niños compartir su actividad con el resto del salón y que los demás dieran consejos y sugerencias , hablando de los tipos de actividades de juego libre que habían observado y haciendo preguntas para estimular la elaboración e involucramiento de los niños (“¿Qué podríamos hacer con…”), y partiendo de eso podrían desencadenar proyectos grandes. Las maestras señalaban las características especiales de cada trabajo, no solo para alagar al pequeño y fortalecer la confianza del niño en sí mismo, sino esperando que sus logros activaran la imaginación de los demás y los motivara a poner también en práctica nuevas ideas en sus propios proyectos.
Parte de ser una comunidad consiste en tener rituales compartidos y todos los salones tenían rituales de canto, baile, saludos o discusiones sobre lo sucedido durante el día. Estos rituales variaban enormemente: algunos eran muy breves, como las canciones, saludo o introducciones de los monitores que cada día comenzaban las actividades.
Todo lo anterior nos muestran las enormes diferencias en cuanto al trabajo que se realiza en preescolar ya que actualmente en México no se trabaja así, mas sin embargo se promociona el desarrollo
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