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La Literatura: Modernisismo


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2013  •  3.118 Palabras (13 Páginas)  •  319 Visitas

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EL MODERNISMO

1.- Contexto sociohistórico

Entre 1885 y 1914 se produjo una “crisis universal de las letras y del espíritu”, que configuró la mentalidad del ser humano del nuevo siglo y cuyos rasgos más característicos son los siguientes:

• Pérdida de la confianza en el progreso. A pesar de los avances de la técnica, seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.

• Se critica el positivismo y se desconfía de la razón como instrumento para entender el mundo. Se trata de entender y afrontar la vida con la voluntad, el sentimiento y la intuición más que con la razón. A ello contribuyeron la obra de pensadores como Schopenhauer y Kierkegaard (la existencia humana es dolor y angustia), Nietzsche (exaltación de los impulsos vitales sobre la razón), Bergson (reivindicación de la intuición para penetrar en lo real) y Freud (los verdaderos instintos -el amor y la muerte- se hallan reprimidos en el interior del ser humano). El pensamiento irracionalista llevaría poco después al existencialismo: el ser humano es un ser para la muerte, lo que le lleva inevitablemente a la angustia existencial.

• Crisis religiosa: la sociedad se hace cada vez más laica.

El progreso había atendido al instinto antes que al sentimiento, dejando de lado la imaginación y la poesía. El vacío creado por la crisis de la época, el desgaste de tradicionales contextos filosóficos y religiosos, sin que pudiera reemplazarlos la ideología cientifista de la era ni el espíritu burgués, dio origen a un estado de inseguridad e indiferencia. Fue, por consiguiente, una era de revisión y revaloración y el artista no se sentía a gusto en el ambiente que lo circundaba.

La civilización moderna no tenía aún su mundo artístico peculiar. Era necesario un arte que expresara el alma de la época. El siglo XIX había creado la fiebre del progreso y los inventos, pero aún no había nacido su arte. Por otra parte, los escritores difícilmente podían consagrarse a los problemas de su entorno, sobre los cuales tenían poca conciencia; de ahí que, dentro del ambiente social señalado, trataran de mostrar su individualidad, exquisita y herida, como una “torre de marfil” arrogante y ajena a la circunstancia histórica del momento.

2.- Orígenes del Modernismo

Desde finales de la década de 1880 proliferan tanto en Europa como en América las corrientes renovadoras opuestas a la estética del Realismo, vinculada al positivismo y a la razón.

En España e Hispanoamérica, este movimiento renovador (que abarca el final del XIX y las dos primeras décadas del XX) recibe el nombre de Modernismo (en un primer momento el término ‘modernista’ tenía sentido peyorativo). Los jóvenes escritores, que se oponen a la literatura decimonónica, se llaman a sí mismos la “gente nueva” y muestran su desprecio por los menos jóvenes y por la literatura realista.

La mayoría de ellos tenían en común una actitud rebelde frente a los valores burgueses, asentados en el orden y la tradición; incluso adoptaban una conducta y un atuendo cuya intención era provocar (“épater le bourgeois”). Se rebelan contra la filosofía positivista y materialista de la segunda mitad del XIX (frente a la razón reivindican el sentimiento, la intuición y la voluntad para entender el mundo).

Posteriormente se reservó el término de MODERNISTAS para referirse exclusivamente a quienes rechazaban la mediocridad y se interesaban por el culto a la Belleza (“el arte por el arte” fue su consigna; o también “la estética como ética”, sin compromiso social) y la búsqueda de una nueva forma de expresión (que encontrarán, sobre todo, en la literatura francesa contemporánea).

Juan Ramón Jiménez define el modernismo como “el encuentro de nuevo con la belleza, sepultada durante el siglo XIX por un tono general de poesía burguesa”. Por su parte M. Henríquez Ureña destaca como características “el culto por la aristocracia de la forma, unido a la renovación del idearium poético”.

El nuevo movimiento recibe las influencias de dos corrientes francesas de la segunda mitad del XIX: el Parnasianismo y, sobre todo, el Simbolismo (para algunos críticos, el Modernismo es el nombre que recibe el Simbolismo en las letras hispánicas), pero también de la literatura norteamericana (Edgar A. Poe), inglesa (Oscar Wilde), rusa (Chejov), italiana (D’Annunzio), etc.

El Parnasianismo busca la perfección formal, los versos pulidos, de ahí la preferencia por ciertos temas propicios al lucimiento esteticista: la mitología, la evocación del tiempo pasado o de ambientes exóticos, como los orientales. Su lema es el arte por el arte.

El Simbolismo (nacido en Francia como reacción contra el Naturalismo, y representado por Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, pero con antecedentes en Baudelaire; en España, un precursor es Bécquer) defiende que la realidad, tras sus apariencias, esconde significaciones profundas que el poeta tiene que descubrir y comunicar al lector. Para ello se sirven de los símbolos (imagen física que sugiere ideas, sentimientos, angustias, obsesiones...). Por ejemplo el ‘ocaso’ puede ser símbolo de la decadencia o de la muerte, el ‘camino’ será símbolo de la vida, etc. La poesía se convierte así en un instrumento del conocimiento que, a través de los símbolos, capta la realidad suprarracional, subjetiva, que sólo se puede expresar mediante la alusión y la sugerencia (de ahí la importancia también de la metáfora y de la musicalidad del verso).

En las letras hispánicas, el Modernismo tiene su cuna en Hispanoamérica. Hasta hace relativamente poco tiempo, se venía aceptando la fecha de 1888, año de publicación de ‘Azul’, de Rubén Darío, como inicio del Modernismo hispanoamericano. Sin embargo, los críticos han advertido la presencia de la nueva estética en la prosa juvenil del cubano José Martí, que puede ser considerado precursor de la corriente modernista. En todo caso, ello no niega a Rubén Darío el papel de líder y figura más significativa del movimiento. Otros autores hispanoamericanos destacados de este movimiento son los mexicanos Manuel Gutiérrez Nájera, Amado Nervo y Juan José Tablada, el cubano Julián del Casal, los colombianos José Asunción Silva y José Valencia, el boliviano Ricardo James Freyre, el peruano José Santos Chocano, el venezolano Rufino Blanco Fombona, el uruguayo Julio Herrera y Reissig y el argentino Leopoldo Lugones.

3.- Características

 Rechazo de la vulgaridad y de la mediocridad que creen ver en la sociedad de su tiempo. De ahí el gusto por lo exótico y lo exquisito, que se busca en el mundo antiguo, en el pasado medieval, en la Francia versallesca, en la mitología germánica, en

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