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La Mujer Sola: Ensayo sobre la dama andante en Occidente


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2022  •  Trabajo  •  786 Palabras (4 Páginas)  •  344 Visitas

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CUADRO DE VIÑETAS Y CITAS individual 

Nombre del estudiante:  

Título del libro: La Mujer Sola: Ensayo sobre la dama andante en Occidente

Capítulo y nombre de la lectura: Capítulo 4: La mujer sola

Autor: Alcira Mariam Alizade

TEMA

VIÑETA

CITA DEL AUTOR

EXPLICAR LA

RELACIÓN ENTRE LA VIÑETA Y LA CITA

Despedida de la maternidad

Respecto a la relación con su esposo cuando los hijos se marchan del hogar:

“No, ya no estaba él vivo, ya. Yo ya estaba sola. Entonces él ya no ha sufrido eso, yo sola. Pero sola si lo pude afrontar, ¿no?  pensando siempre en el porvenir de ellos y que era lo mejor. Porque, yo por mi, hubiera querido tener a todos, todos ahí en la casa, pero no es así, la vida no es así.”

(Anna, 77 años)

“En la autonomía conseguida, se perfila la amenaza de ‘quedar definitivamente sola’. El fantasma del aislamiento planea sobre su futuro.”

(Alizade 1999; pp 82)

El alejamiento del hogar por parte de sus  hijos, la deja con un sentimiento de soledad en su futuro. Ella menciona poder asimilarlo y afrontarlo, no obstante, preferiría tener a todos a su lado y viviendo en el mismo ambiente que ella.

La soledad y el saber estar a solos

 

Respecto a las actividades hechas cuando los hijos se marchan y ella, como viuda, queda sola:

“Ah, me dediqué a, este, a ir a la parroquia. Me dediqué a ir a la parroquia, formar grupos de oración, y así fui conociendo más amistades, ¿no? Y hasta ahora, ¿no? conservo eso de estar en la parroquia, de servir a los demás. Porque dice, el que no nace para servir, no sirve para vivir. Entonces me dedico, siempre que he podido, al servicio de los demás, y a veces me piden un favor, lo puedo hacer.. si es que puedo, lo hago, ¿no? No puedo decir no, ese es mi lema, no poder decir no, y así pues.” (Anna, 77 años)

 El tiempo de mujer sola se convierte en tiempo de respiro, de convalecencia de la enfermedad de sofocación en la vida gregaria. Es un alto en el camino de la historia, tiempo de descubrimiento, sorpresa, aprendizaje.

(Alizade 1999; pp 88)

Anna, luego de que sus hijos se marchan del hogar, ella, como viuda, queda sola. En esta etapa ella comienza a probar nuevas experiencias por su cuenta, como ocurre con la parroquia (lugar frecuentado anteriormente por ella) y ahí  conoce nuevas amistades y se involucra en actividades de servicio social. Inicia, por sí misma, como menciona Alizade (1999) un tiempo de descubrimiento y aprendizaje.

La soledad y el saber estar a solos

Respecto a las actividades hechas cuando los hijos se marchan y ella, como viuda, queda sola:

“Ah, me dediqué a, este, a ir a la parroquia. Me dediqué a ir a la parroquia, formar grupos de oración, y así fui conociendo más amistades, ¿no? Y hasta ahora, ¿no? conservo eso de estar en la parroquia, de servir a los demás. Porque dice, el que no nace para servir, no sirve para vivir. Entonces me dedico, siempre que he podido, al servicio de los demás, y a veces me piden un favor, lo puedo hacer.. si es que puedo, lo hago, ¿no? No puedo decir no, ese es mi lema, no poder decir no, y así pues.” (Anna, 77 años)

Ha ganado

un precioso terreno íntimo. Sostenida en soledad, recorre las avenidas de sus días. Podrá tener o no tener. Ha realizado la travesía desde la mujer sola hacia la mujer íntima. Este camino es una

aventura de mujer. El mundo interior se ha poblado de presencias

interiores acompañantes.

(Alizade 1999; pp 81)

Inicia un proceso de autoreconocimiento y acepta su soledad como individualidad e independencia, regresa a hacer las actividades de su agrado y busca estar acompañada de un nuevo círculo social de amistades.

La transformación del narcisismo en dirección a un narcisismo terciario

Respecto a un recuerdo triste de su adultez joven:

“Ah ya. Fue la muerte de mi mamá, cuando ella falleció me afectó bastante pero, ya a la vez tuve que superarlo rápido, como tenía a los niños que atender, ya me distraía con ellos y podía esto… Superarlo todo, ¿no?”

 (Anna, 77 años)

Las mujeres,

amparadas por la familia, amparan a su vez a la cría. Poco propensas a recortar su individualidad en el sentido de sentirse solas,

"bien en su piel", y de actuar autónomamente, el otro, objeto de

amor y de apego, se convierte en un ser necesario a la supervivencia psíquica.

(Alizade 1999; pp 84)

Anna logra superar la pérdida significativa de su madre adoptiva debido al acompañamiento constante que tenía de sus niños. Dicha cercanía, como menciona ella, la ayudó a superarlo todo, se puede sugerir que los apreciaba como una figura de fortaleza y ánimo para salir adelante.

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